Cultura

Elmer Mendoza toma posesión de su lugar en la AML

Me gusta contar de cierta manera, caótica quizá, pero viva: Mendoza

CIUDAD DE MÉXICO (27/ABR/2012).- El escritor sinaloense Elmer Mendoza tomó su lugar en forma definitiva a la Academia Mexicana de la Lengua, como miembro correspodiente en Culiacán, Sinaloa, acto donde pronunció el discurso "Contar lo de uno".

Reconocido por reflejar en sus obras el habla particular de su región, Culiacán, Sinaloa, Mendoza dijo: "Me gusta contar de cierta manera, caótica quizá, pero viva. Dejar que las palabras lluevan sobre la línea, que escurran, ensucien, limpien y obscurezcan la página, la pantalla o el sueño".

La ceremonia se llevó a cabo en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes.

La ceremonia, detalló el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), en un comunicado, estuvo presidido por el director de la AML, Jaime Labastida; el director adjunto, Felipe Garrido, y diversos miembros, como Gonzalo Celorio, Diego Valadés y Adolfo Castañón, entre otros.

Durante la velada, el autor de libros como "El amante de Janis Joplin", "Efecto tequila" y "Un asesino solitario", entre otros, también ofreció algunas instrucciones para escribir una novela a través de un discurso plagado de humor y de referencias literarias, características en sus obras.

Además explicó que el oficio del escritor es duro y requiere de una gran fortaleza para ejercerlo, además de que es importante aprender todas las técnicas de la escritura, las cuales se pueden percibir en los libros de León Tolstoi, William Faulkner, Juan Rulfo, Fernando del Paso y Mario Vargas Llosa, Nobel de Literastua, entre otros.

Una buena historia, recordó, debe seducir desde las primeras líneas y lograr personajes entrañables, por lo que es necesario tener voluntad y estilo, cuya fuente es el propio mundo, aunque resulte difícil fijarlas en papel, como "morro, ándese paseando, un vato acá, chilo, tramo, lima, marcando, jaipo, perico o chito, chirrín, soletear, nel, tuvieron su lugar en la casa del ser".

También señaló que busca en sus novelas la unión con el lector a través de los personajes, mediante el uso de elementos sencillos, como el perturbador, definido como el pequeño misterio que se resuelve al final de la historia y que el leedor no esperaba.

Finalmente, concluyó que "la vida del escritor es una escalinata donde los peldaños han sido construidos por otros, están allí y hay que abrir bien los ojos, porque unos los han puesto para subir y otros para resbalar", ante lo cual, Felipe Garrido respondió a su discurso.

"Un escritor de fino oído especialmente sensible a las hablas, no sólo al 'culichi', de su Culiacán natal, sino al español del occidente, al de España y al de Argentina", indicó Garrido sobre Mendoza, al que consideró un experto constructor de tramas intrincadas, con la costumbre de prescindir de comillas y guiones para marcar las voces de los personajes.

Y concluyó que quien decide cómo se habla el lenguaje son los hablantes, pues las academias solo recogen y estudian los registros de la lengua, el habla de las calles o las jergas, pero la oralidad ha sido siempre el pilar de la literatura, pues los grandes escritores han buscado escribir como se habla.

Por lo mismo, afirmó que por su apasionado interés en la escritura y en literatura de éstos y otros tiempos y de su vocación de formar lectores y escritores y su académica curiosidad, Elmer Mendoza contribuirá enormemente a los trabajos de la Academia Mexicana de la Lengua.
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