Cultura

El sentido que nos toca

España para sibaritas

GUADALAJARA, JALISCO (15/DIC/2011).- El 13 de diciembre, si mal no recuerdo, falleció en Madrid el cantaor Enrique Morente, la noticia -como es sabido- dio la vuelta al mundo y el universo de la música y por supuesto, del espectro flamenco, se vistió de luto. Fueron a rendirle honores a su velatorio figuras como Alejandro Sánz y Joaquín Sabina, así como gente de la política, del toreo, de la poesía y por supuesto del flamenco.

 La sobrina de Federico García Lorca, Laura señaló entonces: “Enrique fue uno de los más grandes artistas de todos los tiempos y uno de los innovadores del flamenco”. Y ahí se destacan varios de sus trabajos, pero por sobre todo el disco Omega grabado en conjunto con Lagartija Nick, con el cual el mundo del flamenco se revolucionó por completo. Hablar de flamenco hoy es seguir hablando de asuntos de minorías, quizá por ello su incalculable valor y quizá por ello fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Este universo exportado al consumidor como un espectáculo teatral que incluye bailarinas, músicos y cantantes. Tiene su esencia en el cante, en la música (guitarra y percusiones) y si es lo que toca, en la danza. Todo ofrece un abanico profundo y complejo de nombres, historias y confluencias. Morente por su parte, señaló alguna vez: “La humanidad ahora es patrimonio del flamenco”. Cito pues a Fosforito: “el flamenco existe desde que un hombre da un quejío (...)”. Y cuando hablamos de “quejìo” nos referimos al cante. Es verdad que al extranjero, llámese México, Venezuela, Argentina las más de las veces nos llega un flamenco “descafeinado”. Sin embargo, hay que estar atentos a lo que hacen, generan y graban personajes como Tomatito, como José Merce, los de Navajita Platea, Montse Cortés, el Paquete, el mismo Diego Cigala (que sí, efectivamente, ha hecho mucho más que alternar con Alejandro Fernández) y sin duda, hay que seguirle la pista al más mestizo de todos estos artistas: Pitingo.

En el verano de este 2011, falleció en Jerez el guitarrista Manuel Moreno Junquera conocido como Moraíto Chico, admirado “por su sabiduría acompañando al cante, que sabía escuchar y responder sin hacer grandes alardes técnicos pero con una gran sonoridad y sensibilidad” señaló el periódico español El País el 10 de agosto del año en curso.

Moraíto debutó a los once años en Jerez, dejó un par de grabaciones Morao y oro (1992) y Morao, morao grabado en 1999 y reeditado en 2005. Y es precisamente hoy cuando un puño de artistas le rinden un homenaje de creyentes en el mero corazón España. La marquesina del flamenco universal (el de verdad, en de la evolución y la cueva, no nomás los profanos gustosos de Joaquín Cortés ) se congrega en el Teatro Arteria Coliseum, ahí pues el señor Paco de Lucía, Diego del Morao, El Cigala, Niña Pastori, Duquende, Arcángel, Miguel Poveda (que estuvo en la Explanada de la Expo durante la FIL que tuvo a España como país invitado, alternando con Eugenia León), Raimundo Amador, Manuel Parrilla,  Josemi Carmona, Gerardo Nuñez. Cualquiera de ellos, remiten a lo esencial del género y ya si seguimos en estos confines, habrá que buscar de Pitingo Malecón Street, con clásicos como Guantanamera recién presentado en Madrid.


CRÓNICA
Secretario hace fila por un retrato tapatío


Hombres armados esperan a la salida del Ex Convento del Carmen y una camioneta negra con vidrios polarizados invade la explanada. La escena llama la atención de los paseantes. Algo ocurre, que no es común, pero en la agenda de actividades del martes 13 de diciembre sólo destaca la presentación de un libro.

Se trata de ¡Ai pinchemente! Teoría del tapatío (Almuzara, 2011), de Juan José Doñán.

Hay muchas personas de pie, entre ellos seis hombres que actúan de manera extraña. Es evidente su desinterés por el acto, miran a todos como sospechosos y bloquean a cualquiera que se acerque demasiado a un hombre de corbata roja, que entre sus manos trae el libro que compró a su llegada.  Es Luis Carlos Nájera, Secretario de Seguridad de Jalisco. Su presencia explica los hombres armados en la presentación del libro del periodista, que ensaya de nuevo sobre asuntos históricos de la esencia de los tapatíos. Jaime García Elías, uno de los panelistas, se encargó de señalar los prietitos en el arroz de la obra. Todo en buen plan.

Nájera no se va como todos al finalizar el acto; se queda y hace cola para que el autor le firme el libro. Dice que Doñán es un autor que le gusta mucho porque sus obras son “una lectura muy digerible. Y aquí estamos, aparte de que es un buen amigo”.

Es la segunda ocasión que el funcionario asiste a la presentación de un libro del periodista, quien comenta que el secretario corre el riesgo de responder: ¡Ai pinchemente! , cuando se le pregunten cuáles son los libros que ha leído.  
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