Cultura

El placer de la lectura y el oficio de escribir

David Toscana y otros literatos se dieron cita en la segunda gala de ''El placer de la lectura''

GUADALAJARA, JALISCO (27/NOV/2012).- Múltiples escritores se dieron cita en el Salón 4 de la planta baja de la Expo para hablar sobre el tema que reunirá a miles durante una semana: el placer de la lectura.

En punto de las 19:00 horas inició la segunda jornada de las Galas del placer de la lectura, en que Eduardo Berti, escritor argentino, el mexicano David Toscana, el español Juan José Millás, Milton Hatoum, Ana María Machado, ambos brasileños, y la chilena Andrea Jeftanovic, fueron dirigidos por el moderador Juan Cruz por un laberinto de preguntas que pretendían desentrañar el placer de la lectura, pero también de la escritura.

Durante las casi dos horas en que los escritores compartieron su experiencia y trayectoria como lectores, se tocaron todos los tópicos: el oficio de escribir, la soledad del escritor, el mito de los poetas malditos, y otros más espinosos como la relación con los editores y las lecturas del autor respecto a su propia obra.

A Juan José Millás la poética de su escritura se le develó en el único libro que había en su casa durante su niñez: la Enciclopedia Espasa; mientras que Ana María Machado leyó Tom Sawyer, y en su juventud a Albert Camus. Daniel Toscana continúa su romance con El Quijote...Eduardo Berti recuerda con placer el cuento El buen Phil, del que posteriormente se inspiraría para escribir una novela; Hatoum habló sobre Un corazón sencillo, de Gustave Flaubert.

Cada uno de los escritores fue descubriendo pequeños secretos de su quehacer lector y creador, mientras el moderador narraba de cuando en cuando anécdotas jocosas que ponían a reír a la totalidad del auditorio.

Minutos antes de las 21:00 horas, cuando faltaba ya poco para despedirse, Juan Cruz dio paso a las preguntas que los asistentes tenían la oportunidad de hacer a sus escritores predilectos.

Los cuestionamientos no se hicieron esperar, la interacción del público con los autores fue más completa y cercana.

Pero esta ceremonia de lectura no fue solamente una gala, sino también una fiesta en que se unieron dos regiones hermanas por su origen e historia: España y Latinoamérica.

Los escritores compartieron con los tapatíos y con aquellos que vienen de tierras lejanas sólo por amor a la lectura, su propio placer ante el libro abierto y la página en blanco.
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