Cultura

El origami busca consolidarse como un arte en Occidente

Avanza en su reconocimiento como expresión artística por derecho propio con las próximas aperturas de museo dedicados a exhibirlo

NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS (23/JUN/2013).- El origami, el ancestral arte oriental del  plegado de papel, avanza en su reconocimiento como expresión artística por  derecho propio y duradera en Occidente con la próxima apertura de su primer museo en Europa y otro proyectado en América Latina.

Animales reales y fantásticos, figuras geométricas, paisajes, naves  espaciales: el mundo del origami da lugar a excepcionales obras en las que  muchas veces resulta imposible comprender que todo ha surgido de una hoja de  papel sin cortes y sin pegamento.

Este fin de semana, unas 650 aficionados se dieron cita en la convención  anual de OrigamiUSA, celebrada en el Instituto Tecnológico de la Moda en Nueva  York, donde se exhibieron trabajos de algunos de los mejores origamistas del  mundo y se brindaron talleres de aprendizaje.

"Tenemos gente de Japón, Corea, Inglaterra, España, Suiza, Francia. Este  año por primera vez organizamos clases virtuales. Una el sábado desde  Inglaterra y varias más el domingo", explica a la AFP Jan Polish, de  OrigamiUSA, en el gran hall que sirve de lugar de encuentro para la comunidad.

Uno de los dos invitados especiales de la convención es Jorge Pardo,  director de la futura Escuela Museo de Origami de Zaragoza, que tiene previsto  abrir sus puertas en diciembre próximo en esa ciudad del norte de España, sede  de la asociación más antigua del mundo fundada en 1944.

"Llevamos muchos años atrás de este proyecto del museo. Se va a inaugurar  en diciembre y será el primero de Europa", cuenta Pardo, de 43 años y  presidente del Grupo Zaragozano de Papiroflexia, la expresión en español para  origami (en japonés "ori" significa plegado y "gami" papel).

Como ensayo se acaba de efectuar una gran muestra temporaria en el lugar  que servirá de sede al museo y a la que asistieron 60 mil personas en tres  meses, dice Pardo, especialista en "modulares" como su "Flexiball", una esfera  hueca y con aberturas creada a partir de varios papeles y con la que se puede  formar diferentes figuras geométricas.

''La imaginación es el límite''

"Nosotros decimos que el universo es plano y está contenido en una hoja de  papel cuadrada. Con el papel se puede hacer todo, el límite es la imaginación",  afirma este autodidacta que entró en el mundo del origami durante la Exposición  Universal de Sevilla 1992 a través de las creaciones de Akira Yoshizawa, gran  maestro japonés fallecido a los 94 años en 2005.

En la Escuela Museo de Zaragoza se exhibirán trabajos de maestros actuales  como el japonés Satoshi Kamiya, los estadounidenses Robert J. Lang y Bernie  Payton o el vietnamita Dinh Giang, varios de ellos expuestos este fin de semana  en Nueva York.

Para Laura Rozenberg, miembro de OrigamiUSA y editora de la revista "The  Paper" dedicada al origami, el museo en Zaragoza forma parte de un proceso que  "apunta a generar espacios de exhibición permanentes para la masa crítica de  trabajos excepcionales" acumulados.

En Tokio ya existe un museo, la Casa del Origami, pero en Occidente las  muestras son temporarias.

La propia Rozenberg, una argentina que lleva más de 15 años en Estados  Unidos, avanza en un proyecto de museo de origami en Colonia, Uruguay, cuya  apertura prevé para 2014 y para el cual dice tener ya "una buena cantidad" de  trabajos.

Jorge Pardo confirma a través de su experiencia que "en Sudamérica hay  mucho movimiento" entre los amantes del origami, objeto de toda una tradición  histórica en Argentina, por ejemplo.

Un arte milenario transformado por la informática  

El arte de plegar papel para formar figuras remonta a la invención de este  material en China en el siglo I o II de nuestra era y su llegada a Japón en el  siglo VI.

El primer libro con instrucciones de plegado del que se tenga conocimiento,  el "Senbazuru Orikata", fue publicado en Japón en 1797.

Desde entonces este arte ha recorrido un largo camino, con una etapa  moderna que se abrió en los años 1950 y se ha profundizado en las últimas  décadas con el auge de la informática e internet, señala Rozenberg.

"En los años 50 empezaron a conectarse personas de distintos lugares del  mundo, se enviaban cartas con modelos. Se establecen reglas internacionales y  un código para representar los plegados", recuerda esta bióloga y periodista,  destacando el rol de Akira Yoshizawa.

Los origamistas se dividen entre los "puristas", que trabajan a partir de  un "cuadrado de papel sin cortes ni pegamento", y otros más flexibles que  utilizan papeles rectangulares o con cortes.

El ordenador ha sumado un nuevo dilema, ya que ciertos artistas recurren a  programas informáticos para diseñar sus creaciones.

"Ésta es una nueva etapa entre plegados que van a lo súper complejo y otros  que quieren volver a lo simple sin perder la originalidad", sostiene.

Es también la tecnología la que ha abierto nuevos horizontes insospechados  para el origami, como su colaboración con la ciencia a partir de plegados para  aplicar de trabajos de ingeniería.

A esto se suman utilizaciones aún por explotar, como la terapia ocupacional  y de rehabilitación, además de su más divulgado e histórico papel pedagógico en  el desarrollo de la inteligencia de los niños a partir de los trabajos manuales.
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