Cultura

El narcoperiodismo encuentra un decálogo en la FIL

Destacan escritores que se debe relatar sin miedo y evitar temeridades

GUADALAJARA, JALISCO.- Relatar sin miedo, narrar en lo posible desde el interior de las organizaciones criminales y evitar temeridades son algunos de los puntos del decálogo del narcoperiodismo recopilado hoy en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

"No se puede contar sólo con la frialdad de la foto del decapitado", defendió uno de los llamados padres de la narcoliteratura, el escritor mexicano Elmer Mendoza ("Balas de plata").

Mendoza, nativo de la ciudad de Culiacán, considerada la cuna de los señores de la droga de México, animó a novelar las historias de ajustes de cuentas entre carteles y ataques a la policía.

El escritor, también periodista, participó en un encuentro sobre periodismo y crimen en México, en el marco de la FIL, la mayor cita editorial del mundo hispano, que se celebra del 28 de noviembre al 6 de diciembre.

Junto a él estuvo el periodista colombiano José Alejandro Castaño, también especialista en narcotráfico.

El autor de Culiacán, centro de poder del poderoso cártel de Sinaloa, descartó que el narcotraficante, al menos el capo, quiera evitar que aparezcan historias sobre él en prensa, porque le gusta exhibir su leyenda.

"El narco, al menos el del Golfo y el de Sinaloa, quiere que lo vean, pero a su socio, el que juega al golf y es diputado, es al que no le gusta", dijo.

Por su parte, Castaño recordó que "el narco es la figura más visible, pero no es la única". Por ello, hay que fijarse en "las sombras, los reflejos" de su actividad y su vida para dibujar la imagen real, ya que no es sencillo encontrar fuentes.

El relato debe ser contado desde "lo más adentro posible" de las organizaciones criminales, ya que, consideró, "no es una apología del narcotráfico".

"El comandante de la policía no nos va a regalar la gran noticia, y, si lo hace, hay que preguntarse por qué", dijo.

Advirtió, no obstante, que "ninguna noticia vale la vida", por lo que hay que evitar temeridades innecesarias en las coberturas.

México es, según Reporteros sin Fronteras, el país más peligroso de América para el periodismo: desde 2000 han muerto más de 50 reporteros en el ejercicio de su labor.

En lugar de arriesgarse sin razón, es necesaria "una cuidadosa planificación" y disponer de recursos otorgados por el medio, explicó Castaño.

El reportero colombiano criticó el "turismo periodístico" que se ve en las páginas de los grandes diarios internacionales cuando retratan el mundo de la droga.

Lo definió como los paseos de periodistas extranjeros que se limitan a ubicar a un informador local, para que lo conecte con jefes policiales y lo lleve a recorrer barriadas peligrosas que el nativo tiene controladas.

Las fotos de jóvenes sicarios con armas y similares, a menudo no son más que un negocio para los muchachos de la zona, que piden dinero a cambio de mostrarse fieros, agresivos y con armamento letal; según el tamaño del arma, el precio que se pide, explicó.

Para Castaño, a pesar de la dureza del oficio y de lo cruento de las escenas que observa el periodista, "hay que imponerse la esperanza", aunque uno se tenga que sacar de la suela del zapato cabellos y piel humana que pisó en los restos de una masacre, acotó.
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