Cultura
El artista oaxaqueño Maximino Javier visita Guadalajara
El taller local Guacha Bato Ediciones, invitó al artista a realizar piezas en distintos formatos
Guacha Bato Ediciones, el pintor y grabador oaxaqueño Maximino Javier estuvo de visita en la ciudad para realizar una serie de piezas en distintos formatos en la sede del taller; se trata de una de sus frecuentes estadías -por lo menos una vez al año viaja a Guadalajara- en las que aprovecha el tiempo para "compartir experiencias e intercambiar opiniones" con una comunidad "de artistas jóvenes y con trayectoria" que participan en la perla tapatía de "un movimiento importante" para la gráfica que permite ser "optimista" respecto de su futuro.
Con una larga carrera dentro de la plástica mexicana, Javier reconoce que "mi trabajo es más maduro; sigo buscando nuevas técnicas y, aunque sigo manejando los mismos personajes, les doy otro rango, lo mismo que al colorido, los materiales o la técnica"; así, destaca, este proceso de renovación en su quehacer se basa en "un sentimiento, un modo de ver el mundo", que se manifiesta en grabados recientes -en esta visita ha concluido cuatro trabajos- donde se hacen patentes "más colores de tierra, más materia, son obras más cargadas de texturas".
Mayor circulación de la gráfica
Ahora bien, el artista afirma ser "más pintor que grabador" pero, con todo, admite que "se me reconoce más como lo segundo, pero mi pasión es pintar" aunque, detalla, "me gusta más bien saltar de una disciplina a otra, o a la litografía"; la cuestión, comenta, puede deberse a que "la gráfica circula más" que las obras de lienzo porque "hay más material para difundir" y sus características de producción lo permiten.
Actualmente, el Museo del Pueblo en Guanajuato exhibe una retrospectiva de su obra pictórica y, tomando en cuenta eso, Javier asegura que eso es importante porque "te van conociendo" y puede apreciarse la "evolución tan grande que hay en mi trabajo", algo que atribuye a que "siempre emigré de la ciudad, busqué salir fuera de mi entorno; no muchos artistas se animan a salir de la comodidad de un taller, un proceso que implica el cuestionamiento y la adaptación constante a otro medio".
Obra, trabajo y nuevos coleccionistas
Para el pintor y grabador oaxaqueño, la gráfica en la actualidad ha incrementado su presencia en el mercado del arte gracias a "una nueva ola de coleccionistas", en buena medida jóvenes, que si antes se inclinaban a buscar piezas de artistas consagrados "ahora persiguen el arte joven y emergente", piezas de creadores que "están realizando sus trabajos a conciencia y, asimismo, ediciones propias".
De igual forma, Javier es claro al señalar que "a la gráfica no le hace falta nada para ser considerada una gran obra; no sólo porque se trata de una manifestación importante de cualquier artista sino, además, porque su elaboración ha implicado también mucho trabajo, y eso es algo que debe tomarse en cuenta".
Sencillo y afable, el artista no deja de reconocer la importante labor que desempeña en el entorno local y nacional un taller como Guacha Bato Ediciones, un espacio donde le agrada trabajar "porque tengo todo lo que necesito a mano, y no sólo me refiero a un espacio sino a los materiales y diferentes elementos técnicos; a los que se suma la posibilidad de convivir con otros artistas y, con ello, apreciar lo que se hace en otras partes del país".
SABER MÁS
MAXIMINO JAVIER (Santa Fe la Mar, Valle Nacional, Oaxaca, 1948)
Reconocido por la experiencia y dominio de las técnicas y uso de herramientas para la gráfica, el artista oaxaqueño realizó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca, donde más tarde fue miembro fundador del Taller Rufino. Desde 1978 ha realizado múltiples exposiciones entre las que destacan las de la Galería del Instituto Francés de América Latina, la Galería Rubicón (en Los Altos, California), la Klein y el Arts Workshop Gallery (en Chicago), así como en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, el Grand Palais, el Museo de Monumentos Franceses y la Galería de Arte del Centro Aldaba (en Madrid). Su obra forma parte de importantes colecciones de arte a nivel internacional.
EN CONSOLIDACIÓN
Proponen creación de museo
Raquel Guerrero y Sergio Ruiz, propietarios de Guacha Bato Ediciones, iniciaron con este proyecto hace ya 28 años, con el firme propósito de convertirse en “editores de arte”, en especial de gráfica, porque no existía entonces un espacio de este tipo en la ciudad.
Además, gracias a promover exposiciones y realizar subastas, han subsistido con un grupo de artistas importantes a nivel nacional que constituyen no sólo parte de su catálogo, sino también “amigos” del taller; entre ellos destacan Maximino Javier y Antonio Ramírez.
De esta forma, asegura Guerrero, “tenemos más reconocimiento fuera que en la ciudad (...) hemos sobrevivido casi tres décadas sin apoyos, por nuestros propios medios, siempre poniendo a disposición el taller y trabajando con disciplina y respeto”.
La independencia permite —establece Ruiz— “hacer lo que queremos y nos gusta; aunque también hemos sido criticados porque, debido a la capacidad reducida del taller, hay artistas que no podemos recibir, ya que se tiene trabajo programado para los siguientes 28 meses y eso implica una espera de más de dos años para tener oportunidad”.
En estos términos, con miras a la próxima celebración por sus primeras tres décadas de labor, Guacha Bato Ediciones tiene programado que en Guadalajara se inaugure un “Museo del Grabado”, una propuesta que harán llegar a las autoridades y para la cual cuentan con “una colección de 450 estampas que queremos donar a la ciudad” para que sea la base del acervo, asegura Guerrero, “ojalá podamos convencerlos de que se trata de un buen proyecto”.
Para esto, enfatiza la directora del espacio, “contamos también con particulares listos para aportar, con la ilusión de que esto se convierta en un gran espacio interactivo, dedicado en exclusiva al grabado”; este proyecto, propuesta directa para conmemorar los 30 años de Guacha Bato Ediciones, sentencia Guerrero, “lo vamos a hacer, con o sin apoyo de las autoridades”.
EL INFORMADOR / RICARDO SOLÍS
GUADALAJARA, JALISCO (17/JUL/2014).- Gracias a la invitación que le extendiera el taller local de gráfica
Con una larga carrera dentro de la plástica mexicana, Javier reconoce que "mi trabajo es más maduro; sigo buscando nuevas técnicas y, aunque sigo manejando los mismos personajes, les doy otro rango, lo mismo que al colorido, los materiales o la técnica"; así, destaca, este proceso de renovación en su quehacer se basa en "un sentimiento, un modo de ver el mundo", que se manifiesta en grabados recientes -en esta visita ha concluido cuatro trabajos- donde se hacen patentes "más colores de tierra, más materia, son obras más cargadas de texturas".
Mayor circulación de la gráfica
Ahora bien, el artista afirma ser "más pintor que grabador" pero, con todo, admite que "se me reconoce más como lo segundo, pero mi pasión es pintar" aunque, detalla, "me gusta más bien saltar de una disciplina a otra, o a la litografía"; la cuestión, comenta, puede deberse a que "la gráfica circula más" que las obras de lienzo porque "hay más material para difundir" y sus características de producción lo permiten.
Actualmente, el Museo del Pueblo en Guanajuato exhibe una retrospectiva de su obra pictórica y, tomando en cuenta eso, Javier asegura que eso es importante porque "te van conociendo" y puede apreciarse la "evolución tan grande que hay en mi trabajo", algo que atribuye a que "siempre emigré de la ciudad, busqué salir fuera de mi entorno; no muchos artistas se animan a salir de la comodidad de un taller, un proceso que implica el cuestionamiento y la adaptación constante a otro medio".
Obra, trabajo y nuevos coleccionistas
Para el pintor y grabador oaxaqueño, la gráfica en la actualidad ha incrementado su presencia en el mercado del arte gracias a "una nueva ola de coleccionistas", en buena medida jóvenes, que si antes se inclinaban a buscar piezas de artistas consagrados "ahora persiguen el arte joven y emergente", piezas de creadores que "están realizando sus trabajos a conciencia y, asimismo, ediciones propias".
De igual forma, Javier es claro al señalar que "a la gráfica no le hace falta nada para ser considerada una gran obra; no sólo porque se trata de una manifestación importante de cualquier artista sino, además, porque su elaboración ha implicado también mucho trabajo, y eso es algo que debe tomarse en cuenta".
Sencillo y afable, el artista no deja de reconocer la importante labor que desempeña en el entorno local y nacional un taller como Guacha Bato Ediciones, un espacio donde le agrada trabajar "porque tengo todo lo que necesito a mano, y no sólo me refiero a un espacio sino a los materiales y diferentes elementos técnicos; a los que se suma la posibilidad de convivir con otros artistas y, con ello, apreciar lo que se hace en otras partes del país".
SABER MÁS
MAXIMINO JAVIER (Santa Fe la Mar, Valle Nacional, Oaxaca, 1948)
Reconocido por la experiencia y dominio de las técnicas y uso de herramientas para la gráfica, el artista oaxaqueño realizó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca, donde más tarde fue miembro fundador del Taller Rufino. Desde 1978 ha realizado múltiples exposiciones entre las que destacan las de la Galería del Instituto Francés de América Latina, la Galería Rubicón (en Los Altos, California), la Klein y el Arts Workshop Gallery (en Chicago), así como en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, el Grand Palais, el Museo de Monumentos Franceses y la Galería de Arte del Centro Aldaba (en Madrid). Su obra forma parte de importantes colecciones de arte a nivel internacional.
EN CONSOLIDACIÓN
Proponen creación de museo
Raquel Guerrero y Sergio Ruiz, propietarios de Guacha Bato Ediciones, iniciaron con este proyecto hace ya 28 años, con el firme propósito de convertirse en “editores de arte”, en especial de gráfica, porque no existía entonces un espacio de este tipo en la ciudad.
Además, gracias a promover exposiciones y realizar subastas, han subsistido con un grupo de artistas importantes a nivel nacional que constituyen no sólo parte de su catálogo, sino también “amigos” del taller; entre ellos destacan Maximino Javier y Antonio Ramírez.
De esta forma, asegura Guerrero, “tenemos más reconocimiento fuera que en la ciudad (...) hemos sobrevivido casi tres décadas sin apoyos, por nuestros propios medios, siempre poniendo a disposición el taller y trabajando con disciplina y respeto”.
La independencia permite —establece Ruiz— “hacer lo que queremos y nos gusta; aunque también hemos sido criticados porque, debido a la capacidad reducida del taller, hay artistas que no podemos recibir, ya que se tiene trabajo programado para los siguientes 28 meses y eso implica una espera de más de dos años para tener oportunidad”.
En estos términos, con miras a la próxima celebración por sus primeras tres décadas de labor, Guacha Bato Ediciones tiene programado que en Guadalajara se inaugure un “Museo del Grabado”, una propuesta que harán llegar a las autoridades y para la cual cuentan con “una colección de 450 estampas que queremos donar a la ciudad” para que sea la base del acervo, asegura Guerrero, “ojalá podamos convencerlos de que se trata de un buen proyecto”.
Para esto, enfatiza la directora del espacio, “contamos también con particulares listos para aportar, con la ilusión de que esto se convierta en un gran espacio interactivo, dedicado en exclusiva al grabado”; este proyecto, propuesta directa para conmemorar los 30 años de Guacha Bato Ediciones, sentencia Guerrero, “lo vamos a hacer, con o sin apoyo de las autoridades”.
EL INFORMADOR / RICARDO SOLÍS
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