Cultura
El amor de García Márquez por Guadalajara y México
El escritor eligió al Distrito Federal como su residencia, e hizo posible la Cátedra Julio Cortázar de la UdeG
Cátedra Latinoamericana “Julio Cortázar”.
En la primera, fue parte fundamental de la delegación colombiana —el primer país invitado del encuentro librero— en 1993; a partir de entonces, el escritor comenzó a tener mayor presencia en la feria, acompañado por otros grandes de la literatura, ya sea en los eventos académicos o incluso marcando el paso en el Casino Veracruz.
A finales de ese mismo año, consolidó su relación con la casa de estudios al apoyar —junto a Carlos Fuentes— la creación de la Cátedra que rinde tributo a Julio Cortázar; ambos escritores destinaron el monto de las becas que el Gobierno mexicano les otorgó como “creadores eméritos” para instaurar el programa académico que hoy prevalece y que ha sido escenario de importantes figuras de la escena política, cultural y social de México y el mundo.
GUADALAJARA, JALISCO (18/ABR/2014).- En 1961 Gabriel García Márquez decidió instalarse en México junto a su esposa, Mercedes Barcha, y su hijo Rodrigo; fue aquí donde nació Gonzalo, y algunas de sus más grandes obras. Pero su presencia en el país no sólo estuvo ligada a la producción literaria; aquí comenzó a tender redes hacia otras latitudes para establecer puentes de desarrollo intelectual; así, la Universidad de Guadalajara se convirtió en una de las beneficiarias con el apoyo del escritor en dos de sus más importantes programas: la Feria Internacional del Libro (FIL) y la
En la primera, fue parte fundamental de la delegación colombiana —el primer país invitado del encuentro librero— en 1993; a partir de entonces, el escritor comenzó a tener mayor presencia en la feria, acompañado por otros grandes de la literatura, ya sea en los eventos académicos o incluso marcando el paso en el Casino Veracruz.
A finales de ese mismo año, consolidó su relación con la casa de estudios al apoyar —junto a Carlos Fuentes— la creación de la Cátedra que rinde tributo a Julio Cortázar; ambos escritores destinaron el monto de las becas que el Gobierno mexicano les otorgó como “creadores eméritos” para instaurar el programa académico que hoy prevalece y que ha sido escenario de importantes figuras de la escena política, cultural y social de México y el mundo.
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