Cultura
El adiós a un escritor indispensable
Historia de un hombre de letras que no se puede explicar sin su compromiso por la defensa de los derechos humanos
Pese a tener sólo tres novelas escritas -El túnel, publicada en 1948, Sobre héroes y tumbas, en 1961, y Abaddón el exterminador, en 1974 -, Sabato es un poco héroe y un poco santo en Argentina.
Idolatrado por jóvenes y estudiantes que admiraban su defensa de la justicia y los derechos humanos, Sábato murió en la madrugada del sábado debido a una bronquitis.
El escritor tenía la singular particularidad de que sus interlocutores solían referirse a él como “Maestro”, tan convencidos que nadie dudaba de semejante título, por más que uno mantuviera diferencias con él. De las intelectuales, de las políticas o de algunas conductas, como la de haber validado en un principio la dictadura de Jorge Rafael Videla acudiendo junto a Jorge Luis Borges a un almuerzo. Aunque después, pocos intelectuales como él, hayan puesto el pecho, la pluma y su acción no sólo para combatirla, sino para encontrar las pruebas que forzasen a la Justicia a depositar en la cárcel a Videla y sus sucesores junto a su caterva de esbirros en la cárcel.
Su obra literaria está marcada por esa genial trilogía de novelas compuesta por El túnel , Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador; esta última, terriblemente profética, ya que el personaje central es un torturador de esos que dos años después comenzarían a operar en las catacumbas de la dictadura y a las que Sábato luego debió investigar cuando fue nombrado presidente de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (CONADEP).
Había nacido en la ciudad bonaerense de Rojas (210 kilómetros al norte de Buenos Aires) el 24 de marzo de 1911. En un hogar burgués. Al igual que otros 10 hermanos. Su padre era el dueño de un molino harinero ahí, en el corazón de la Pampa Húmeda, donde, si se cumple su voluntad en vida, será sepultado el lunes. Dos meses antes de su nacimiento había fallecido su hermano de dos años, llamado también Ernesto. Algo que lo marcaría para siempre.
Ante su pequeña pero elogiada obra literaria y su gran contribución humanista -pese a que también ha recibido críticas de organismos de derechos humanos-, algunos afirman que Sabato debería haber sido candidato al premio Nobel de la Paz más que al de Literatura.
Buscado y admirado por militantes de izquierda, Sabato -que militó en el Partido Comunista durante su juventud- rechazaba sin embargo cualquier filiación partidaria y decía que apoyaba cualquier cosa que denunciara todo lo que fuera falso, despreciable, sucio, corrupto e hipócrita.
También estaba en contra de la tendencia de buscar soluciones tecnológicas para el sufrimiento humano, una declaración dolorosa para un hombre que estudió ciencia en Buenos Aires y París, donde fue seducido por el surrealismo y abandonó la ciencia por las letras.
"No se trata de estar a rajatabla contra el progreso científico, que tiene su lado positivo", dijo este año el escritor en un discurso en Montevideo.
"Pero no puede admitirse que se viva una cada vez más fría, insensible y desgarrante civilización tecnocrática, que en vez de solucionar agrava los problemas de la humanidad", agregó el autor.
El escritor y ensayista pasó los últimos años de su vida recluido en su casa en el barrio de Santos Lugares, en las afueras de Buenos Aires, debido a su delicada salud.
Su primera novela, El túnel, fue venerada como un clásico existencialista y cosechó admiradores, entre los que se incluyen a Thomas Mann y Albert Camus.
El mundo se lamenta
La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, ha lamentado la muerte de Ernesto Sábato, "otro de los grandes", autor de una de las obras capitales del siglo XX, "Informe sobre ciegos".
"Se nos ha muerto otro de los grandes. El inmenso escritor que abandonó las matemáticas y la física por la literatura para intentar recrear la armonía de la ciencia entre los seres humanos", señaló hoy Caffarel en declaraciones.
Mientras que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) expresó sus condolencias por la muerte del escritor argentino, quien estaba en vísperas de un homenaje que se le iba a rendir en la Feria del Libro de Buenos Aires.
La poderosa imaginación de Sábato "hizo el resto y lo que encontró, lo que nos cuenta su desmesurada obra literaria, es la belleza y la desesperanza que habita en toda persona".
Por su parte el Fondo de Cultura Económica (FCE) se unió a la pena que embarga al mundo de las letras en español por la muerte del escritor, ensayista y físico argentino Ernesto Sábato, quién dejó de existir este sábado, víctima de una bronquitis.
Tras emitir sus condolencias por el deceso del también artista plástico, quien tenía 99 años de edad, el Fondo recordó que su obra se caracteriza por un profundo contenido intelectual sobre la difícil separación entre las nociones del bien y del mal, y por un estilo brillante e inquietante. En el catálogo histórico de esta institución mexicana se publicó 'Sobre héroes y sombras' (1975), que es una metáfora de la soledad del hombre contemporáneo y su condición en este mundo.
En el resto del globo las reacciones también se han sucedido una tras otra. Chile, por ejemplo, quien acaba de perder al poeta Gonzalo Rojas también lamentó este sábado la muerte del escritor argentino Ernesto Sábato, premio Cervantes de literatura en 1984, calificada por la ministra vocera de la presidencia, Ena Von Baer, "como una gran pérdida para todos los latinoamericanos".
"Ernesto Sábato es un escritor con el que todos crecimos", dijo Von Baer a radio Cooperativa, ante el deceso de Sábato, de 99 años, tras una bronquitis que lo afectó hace 15 días.
Con la muerte de Sábato "hemos perdido a dos grandes escritores del mundo latinoamericano", agregó la ministra, haciendo referencia a la reciente muerte del poeta chileno Gonzalo Rojas, premio Cervantes en 2003, quien falleció a los 93 años el pasado lunes
''Yo creo que la verdad es perfecta para las matemáticas, la química, la filosofía, pero no para la vida. En la vida, la ilusión, la imaginación, el deseo, la esperanza cuentan más''
Ernesto Sábato en su obra El Túnel
''El hombre de este tiempo vive delante de lo que acontece en el mundo entero. Y lo hace a través de la mirada de los periodistas; ellos son los testigos, quienes nos narran los acontecimientos. De ellos depende el cariz con que interpretamos los hechos, el partido que asumamos frente a lo que nos pasa como humanidad''
Extracto de Hay que nombrar la verdad, discurso con el que recibió el premio Ortega y Gasset en 2002
''Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte''
En Diálogos con Jorge Luis Borges
''Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa ''
En ensayo La resistencia
Síguenos en