Cultura
El Fuerte de San Juan de Ulúa tendrá luz a partir este 2012
El arquitecto Salvador Aceves, asesor del INAH en Monumentos Históricos, dijo que con el nuevo sistema se podrá apreciar el edificio de noche desde el puerto
Durante su participación en el X Encuentro Internacional de Revitalización de Centros Históricos, y en el segundo día de sesiones en Oaxaca, el arquitecto detalló que el proyecto que dará luz a la fortaleza de San Luan de Ulúa está a punto de comenzar en su fase relativa a las pruebas de luz, para definir ahí los detalles que deban modificarse.
En el foro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Centro Cultural de España en México, Avilés explicó que el concepto del proyecto lumínico para el monumento histórico veracruzano, evoca al coral, las grandes argamasas vencidas por el tiempo y la salinidad.
Además de buscar recuperar el espíritu militar, histórico y de misterio que encierra el edificio colonial.
Al respecto, el arquitecto Salvador Aceves, asesor del INAH en materia de Monumentos Históricos, dijo que con el nuevo sistema de luminarias, el muro de las argollas, parte más emblemática y antigua de la fortificación, y los baluartes de San Crispín y San Pedro, se podrán apreciar de noche desde el puerto.
Así, ya no se perderán, como en la actualidad entre las grúas y las instalaciones marítimas de los astilleros.
Asimismo, el especialista especificó que se procura tener una iluminación sutil. Probablemente se elija de refracción, es decir, que se hará a través de proyectores que den al mar y el agua refleje la luz a la edificación, con una paleta en tonos coralinos semejantes a la piedra muca (propia del mar).
Este proyecto, que se realiza en conjunción y bajo supervisión del INAH, busca también rescatar los diferentes momentos históricos del inmueble, desde su uso como instalación marítima, prisión, fortaleza, sede de gobierno y residencia de Venustiano Carranza; cada área con efectos particulares de acuerdo con cada etapa.
El arquitecto Aceves informó que esta iniciativa de iluminación se trabaja de manera paralela a la restauración arquitectónica del monumento, con la finalidad de dejar ductos y canalizaciones adecuados, conforme al plan de conservación del inmueble.
Añadió que la restauración del muro de las argollas, hasta el momento lleva el 60 por ciento de adelanto, en tanto que de las instalaciones para la iluminación están listas todas las canalizaciones, pero falta el equipamiento, lo que continuará junto con las pruebas físicas de luz.
Para la iluminación de San Juan de Ulúa, el INAH hizo una selección entre distintos especialistas y eligió al arquitecto Gustavo Avilés, diseñador reconocido internacionalmente como uno de los 10 mejores diseñadores de iluminación del mundo.
Además ha hecho iluminaciones de excelencia, como las del Centro Histórico de San Luis Potosí y la parroquia de Santa Prisca, en Taxco, con soluciones óptimas técnicamente, pero también con creatividad y sensibilidad artística, destacó Salvador Aceves.
Durante esta sesión del Encuentro Internacional de Revitalización de Centros Históricos, también se habló de la segunda fase de iluminación en Taxco, la cual incluirá las parroquias de San Sebastián, de Nuestra Señora de Guadalupe, de Chavarrieta y de San Miguel Arcángel y, el Ex Convento de San Bernardino de Siena.
Además de los santuarios del Señor de la Santa Veracruz y de Ojeda, la Capilla de San Nicolás Tolentino, el Templo Expiatorio de la Santísima Trinidad y el Cristo monumental del Cerro del Atache.
Así como la continuidad en el proyecto de iluminación para la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, que se dijo, ya tiene gran avance.
El especialista en iluminación comentó que en estas iniciativas se utiliza tecnología avanzada para que la iluminación no lastime, ni distorsione la arquitectura o los colores de la piedra, además de procurar que el consumo de la electricidad no sea excesivo.
Gustavo Avilés sigue para estos proyectos lumínicos un principio geométrico que no alterará la forma, soportado en el uso de la sombra y del claroscuro.
A decir del arquitecto, 'el edificio tiene un lenguaje propio, habla en sí mismo, por lo que hay que tratar de reconocer el lenguaje arquitectónico y no iluminarlo, sino presentarlo en luz, ver la luz que el edificio proyecta, no la que le proyectamos a este', concluyó.
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