Cultura

El Festival ‘’Soliloquios y diálogos bailados’’ inicia su temporada 2011

El Ballet Moderno de México deleitó a los asistentes al inaugurar el Festival ‘’Soliloquios y diálogos bailados’’

CIUDAD DE MÉXICO (12/FEB/2011).- La fuerza y talento interpretativo de Saúl y Rodolfo Maya, del Ballet Moderno de México, y la estética de la coreógrafa y bailarina Lola Lince, se plasmó anoche al iniciar el Festival “Soliloquios y diálogos bailados” 2011, en su XX Temporada Internacional de Danza.  

La actividad en el Centro Cultural Los Talleres, sede de este importante encuentro de danza que reúne a intérpretes reconocidos del país y del extranjero, inició con la propuesta de Saúl y Rodolfo Maya, titulada “El vacío”.  

Ante un lleno que registró el foro de Coyoacán, los dos bailarines y coreógrafos plasmaron sobre el escenario su capacidad y talento en la danza contemporánea, a través de movimientos libres, que fueron acompañados por música en vivo de Eduardo González.  

Suspensión, vértigo, rabia, soledad, tristeza, frustración, espera y muerte, son los elementos que le dan vida a esta interpretación, llenando con gritos el vacío que llevan los hombres en sus almas.  

La propuesta coreográfica es un espectáculo que busca desnudar y destruir la teatralidad del intérprete, extraer la esencia misma de su ser. Llevándolo a sus máximas capacidades, más allá de los límites en cuanto a resistencia y movilidad.  

A través de la música, los bailarines desarrollaban su discurso dancístico, es decir en transmitir los estados de ánimo que puede tener uno, acompañados también por momentos con imágenes que se proyectaban en el fondo del escenario.  

En la pieza de Saúl y Rodolfo Maya destacó notablemente la fuerza de la resistencia física que emplearon, pues a cada momento sus movimientos del cuerpo eran muy rápidos, y pocos fueron los semi-lentos.  

Para la segunda parte, la coreógrafa y bailarina Lola Lince interpretó la obra “Estudios y fragmentos sobre el sueño”, del cual se desprenden tres piezas, la primera titulada “Peregrinaje con campanas”, de Natsu Nakajima.  

Pieza en la cual la bailarina, mostró la estética de sus movimientos, a través de su propio vestuario, muy parecido al kimono, pero con una capa grande, en la cual tenía alrededor objetos, pues en cada movimiento sonaban en forma de campanas.  

La segunda pieza fue “El hacedor de lluvia”, en la que casi a oscuras -solamente se veía una especie de cartón circular, cuyo centro tenía una luz que lo iluminaba- la intérprete mostró su talento al mover todo lo que le rodeaba, pareciendo como si flotaran en el aire.  

Esta presentación concluyó con “El vuelo”, en la cual plasmó nuevamente la estética y sutileza de sus movimientos, al hacerlo sobre un banco de madera, acompañada de música grabada. Al final recibió fuertes ovaciones del público, como con Saúl y Rodolfo Maya.  
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