Cultura
El Ballet Folklórico de México recibe los restos mortales de su directora
Bailarines, músicos, maestros y amantes del folklore mexicano le dieron su última despedida
El llanto aún afloraba en el rostro de los presentes, mientras el féretro era colocado en la explanada del plantel. Para ese entonces ya se había reunido alrededor de 300 personas, informó hoy el Departamento de Difusión del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
Bailarines, músicos, maestros y amantes del folklore mexicano, que tanto ayudaron a forjar Amalia Hernández y su hija Norma, le dieron su última despedida.
A la entrada del recinto educativo había una marimba, cuyo sonido alegre le quitó lo solemne al evento. Adentro el ambiente tenía olor a naturaleza. Decenas de flores adornaban el ataúd de la bailarina.
Al lado de éste se colocó una fotografía de mediano formato de ella. Ahí su rostro desbordaba felicidad, que era capaz de transmitir en toda su esencia. Parecía más luminosa y brillante.
Esa luminosidad contrastaba con las vestimentas negras de los asistentes, entre los que se encontraban los funcionarios culturales Daniel Leyva y Gerardo Estrada; el subdirector general de Bellas Artes del INBA, Sergio Ramírez Cárdenas, y Carmen Bojórquez, coordinadora Nacional de Danza de esta institución.
Durante más de una hora, las canciones interrumpían los llantos y se escuchaban las tonadas alegres de los mariachis, los grupos norteños y el son jarocho, cuyas letras cobraban mayor vigor que nunca.
Antes y después de la misa, el ambiente se tornó un poco melancólico y sombrío. Todo sucedió en un mediodía fresco.
Después de la misa, el hijo de Norma, Salvador López, dijo que el Ballet Folklórico de México continuará con su labor porque ella todo lo realizó con amor.
Sostuvo que en estos años estuvo al frente de esta importante agrupación dancística con gran entusiasmo. 'No está muerta, sino que vive ahora de otra manera', consideró.
Dijo que el arte es lo que ennoblece al ser humano. En este ballet se encuentra su energía y su disciplina, pues se mantuvo como una mujer honesta y como un gran ejemplo para los demás.
Antes de ser trasladados sus restos, el público le brindó un largo aplauso a Norma López Hernández, cuyo nombre ahora da paso a la leyenda.
Síguenos en