Cultura
El Asedio, un balance técnico para Pérez-Reverte
El literato español defiende las reformas a la lengua, porque ''los diccionarios los hacen los hablantes, no las academias''
A la cita con la prensa, el periodista, escritor y miembro de la Real Academia Española (RAE) llega con el ánimo para hablar de todo, pero después cuando los representantes de los medios de comunicación local, nacional e internacional comienzan a bombardearlo sobre la situación social del mundo y en específico de México, se defiende afirmando que ha venido a platicar sobre todo de su nueva publicación. Sin embargo, conforme avanza el encuentro se deja seducir por temas como la guerra contra el narcotráfico que libra el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, la adaptación cinematográfica de su novela La reina del Sur, la continuación de la saga de Las aventuras del capitán Alatriste, de El Asedio y sobre las polémicas reformas a la lengua, que han estado en boca una parte importante de los 450 millones de personas que hablan el español, entre otros.
“El México de ahora al de hace 10 años, la situación en el Norte (del país) o del narcotráfico no es la misma que ahora. Se ha pasado de un mundo marginal con visos, puntas épicas casi románticas, folclóricas, con sus formas, con sus reglas, con sus matices. El narcotráfico no es el mismo, hemos ido a la colombiana en los malos tiempos de (Pablo) Escobar, esa guerra sucia en la cual no hay respeto por los niños, ni mujeres, ni códigos ni normas. Entonces, entiendo que en un momento como este tengan sus recelos”, explica el autor de El club dumas.
Inmediatamente, en cuanto le preguntan si la cruda situación de México es reversible, Pérez-Reverte se desmarca al afirmar que “no lo sé, no soy ningún sociólogo. Yo soy un tipo al que piden que cuente historias. No es mi territorio, no soy un experto en eso”.
Más actual La Reina del Sur
Sobre la adaptación cinematográfica de La reina del Sur, a cargo de una cadena de televisión estadounidense, protagonizada por los interpretes mexicanos Kate del Castillo y Pedro Armendáriz, introduce nuevos personajes, narcotraficantes más jóvenes y violentos “para adaptarse al mundo actual, a nuevas generaciones que ya no responden al concepto de ‘cabrón derecho’”.
Por otro lado, la séptima entrega de Las aventuras del capitán Alatriste se encuentra a punto de publicarse y que al personaje central lo ha dotado de las enseñanzas que el autor ha recogido en la vida.
“Alatriste mira el mundo como lo miro yo. Mi mirada sobre el mundo, la mirada que me ha dejado el mundo como reportero, como escritor, mis 59 años, mis canas en la barba, mis marcas en la cara, eso se lo doy a Alatriste y él vive gracias a eso”, señala Pérez-Reverte.
La historia para entender el presente
Arturo Pérez-Reverte descarta considerarse un novelista de corte histórico, a pesar de que El Asedio transcurre en el Cádiz de 1811 y 1812, donde la Constitución, la guerra son el telón de fondo, pero no el objetivo.
“No soy novelista de novela histórica. Utilizo la historia para entender el presente. Cuando alguien se dedica a hacer historia nada más por recrearla es un pastiche. Entre la historia y la novela, creo que nos sirven para entender que somos lo que somos, porque fuimos lo que fuimos. En ese sentido, mis novelas son falsamente históricas. En El Asedio hay un montón de temas supermodernos: la violencia, crimen, maldad, terrorismo, la guerra, la soledad de la mujer en el territorio enemigo”, señala el autor de Territorio comanche.
Apasionado de la lengua
La polémica que se ha suscita por las recientes reformas a la lengua, como llamar “ye” a la “i griega”, escribir guion, en lugar de guión, entre otras, al escritor y miembro de la Real Academia Española lo tienen sin cuidado.
“Debo recordarles que el diccionario lo hacen los hablantes, no las academias. La academia, es solamente el notario que registra lo que la gente usa en la calle. Entonces, no se ha hecho más seguir una realidad de lingüística que es la calle, como con palabras que tengan que ver con narcotráfico o el terrorismo son perfectamente válidas si la gente las utiliza. Esto no tiene ningún criterio moral y es normal que se haga frente a la nueva realidad del mundo”, explica Arturo Pérez-Reverte, quien se dice apasionado de la lengua española y que asiste de lunes a viernes a la Academia a trabajar como cualquier otro, sus ocho horas diarias.
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