Cultura
Dibujante viaja a Las Hurdes de Luis Buñuel a través del cómic
Fermín Solís se acerca al mundo de Buñuel y a su polémica película con la obra gráfica Buñuel en el laberinto de las tortugas
Desde que el director visitara esa zona de la región española de Extremadura para rodar el filme, muy criticado por la imagen tercermundista que se desprendía de la zona, los habitantes "siguen sintiendo rechazo a que vaya alguien con una cámara de fotos", según afirma Solís en una entrevista.
El dibujante, natural de la localidad de Madroñera y afincado la ciudad extremeña de Cáceres, sentía curiosidad "por toda la leyenda que rodea Las Hurdes", una comarca que desconocía.
Al llegar allí, se dio cuenta de que "el espíritu de Buñuel estaba muy presente" porque todavía hay sentimientos contrarios, "ya que prácticamente no sobrevive nadie de aquel rodaje, e incluso un señor documentado me dio una información errónea".
Al ver que en la biografía del director español apenas hay cinco líneas escritas sobre el tema, decidió combinar su imaginación con documentos reales de la Filmoteca de Extremadura y del Centro de Documentación de Las Hurdes.
El dibujante asegura que Buñuel tomó Las Hurdes como "ejemplo" para explicar la situación que había en España, "las miserias que no se solucionaban".
"No iba a ensañarse con Las Hurdes, lo que quería era presentar su crítica al gobierno de la Segunda República" (1931-39), señaló.
Y es que Buñuel no fue el primero en denunciar la situación los habitantes de la comarca. Diez años antes, coincidiendo con una visita del Rey Alfonso XIII a la zona, el hispanista Maurice Legendre hizo un estudio que se adentraba en todas las miserias de Las Hurdes.
"Un libro mucho más duro que la película", según Solís, que inspiró al cineasta para rodar documentales en varios lugares de España, aunque ese proyecto "se truncó con el estallido de la Guerra Civil".
Aunque su idea inicial fuera acercarse a la comarca extremeña, Solís desmitifica esa leyenda adentrándose más en el propio personaje.
"Al final, Las Hurdes me sirvieron como excusa para hablar de Buñuel", confesó.
En aquella época, el director español comenzaba a desarrollar su carrera cinematográfica y "sus obsesiones, sus manías y sus fetichismos", según el dibujante.
"Buñuel en el laberinto de las tortugas", que publica Astiberri, consta de tres partes y tiene mucha carga onírica, como el propio mundo del personaje.
A través de las viñetas en blanco y negro de esta novela gráfica, Solís viaja también al París bohemio de los años treinta, donde Buñuel habla de su ruptura con el surrealismo, de las críticas que recibió por sus películas y de su necesidad de hacer un cine crítico.
Y llega el rodaje, el contraste entre la bohemia parisina y Las Hurdes, algo que el propio autor califica como "pasar del color al blanco y negro".
Los tejados de pizarra de las casas son, según dice un personaje, como caparazones de tortugas, que, aunque aún pueden verse en Las Hurdes, son "casas abandonadas, porque la gente se ha ido a lugares más habitables".
Pero eso no quita que Solís sienta "miedo" ante la respuesta de los habitantes de la comarca, que se confirmará el 10 de abril en la presentación en del libro, algo que el propio autor califica como "una prueba de fuego".
Síguenos en