De la pantalla grande a la página
La escritora estará en la FIL para presentar su más reciente obra literaria: 'Todos los días son nuestros'
GUADALAJARA, JALISCO (25/OCT/2016).- Guionista y directora de cine, Catalina Aguilar Mastretta presentó “Las horas contigo”, su ópera prima en la pantalla grande, en 2015: en la cinta expone las relaciones personales dentro de una familia, con el conocimiento de la muerte y la búsqueda de reconciliación. Recién termina de rodar el segundo largometraje, en el ínterin presenta “Todos los días son nuestros” (Océano), su primera novela en donde explora el tema amoroso visto desde la ruptura. Para charlar de cine y literatura, nos reunimos con Catalina.
—¿Cómo decidiste contar esta historia en el formato de novela, habiendo escrito guiones y dirigido ya tus primeras películas?
—Llevo mucho tiempo pensando en este libro, escribiéndolo a saltos, haciendo notas de cosas interesantes que quería poner en el libro. Al escribir guiones hay cosas que no caben en el texto: el guion no permite irnos, cada escena tiene una estructura muy rígida. De repente había reflexiones o cosas que cabían más en prosa que en un guion: se fueron a ese archivo de notas que se convirtió en este libro.
—Recién terminaste de rodar tu segundo largometraje, ¿cómo coincidieron los tiempos en ambos procesos?
—Llevaba unos ocho años escribiendo el libro cuando tuvimos el dinero para hacer la segunda película. Literal, como el set me avasalla me dije “si no termino el libro antes de irme a filmar nunca lo voy a acabar”. Me enfoqué mucho el año pasado, la terminé un poco impulsada por eso, como que me dio el deadline la filmación.
—El libro relata el amor y su ruptura: el amor, uno de los grandes temas en el arte…
—Mi primera película, y ésta que acabo de filmar aún más, tratan del mismo tema: cómo se quiere la gente. La primera era una relación familiar.
—Es un amor muy distinto al del libro.
—Sí, aunque es parte de la misma exploración: (en “Las horas contigo”) por qué dos personas de una misma familia no se parecen, no pueden ser amigas aunque se quieran. Este libro es el otro lado de la moneda: cómo un extraño en el mundo se vuelve nuestra familia, igual que con los amigos, con una persona te hermanas y con otras personas no tienes nada de qué hablar. Es una conexión muy misteriosa.
—También se da el cuestionamiento de por qué llega la ruptura.
—Lo que me gusta es que no es culpa de nadie, es lo complicado: no es que alguien haga algo, sino que es algo etéreo, la gente cambia hacia lados distintos, por cualquier motivo. Las cosas duran lo que tienen que durar sin que nadie sea el malo de la película.
—Y la presencia del cine en el libro, ¿fue para exponer desde otro punto de vista lo que sucede?
—Claro, hay muchas cosas con el cine en este libro: es un referente siempre para mí. Con Emiliano y cómo hace su película no es una descripción, pero sí una idea de cómo es la vida de un cineasta mexicano hoy, en la capital. No se trata específicamente de eso: vemos el duelo de ella, y vemos el de él, un tanto de lejos, pero allí está.
—¿Qué sigue para ti en el mundo del cine?
—Estamos terminando “Everybody loves Somebody”: nos falta la música y un poco más de postproducción. Tengo un trabajo con un productor en Estados Unidos, un musical de adolescentes: pasa en San Diego. Veremos si sale el año que entra.
—¿Qué aprendiste de la experiencia de filmación de tu primera cinta y que aplicaste ya en la segunda?
—Lo que he dirigido son esas dos películas: no hago comerciales o series. Es decir, no dirijo todo el tiempo; lo que hago es escribir todo el tiempo. De la primera a la segunda no sé si aprendí, o lo que aprendí fue por instinto. Creo que le pasa a muchos directores, por lo menos lo veo en las entrevistas. Cada proyecto es distinto, un equipo distinto, es como arrancar una relación humana nueva: empezamos a conocer a todos y se arma un ambiente.
“Everybody loves Somebody” agarró buena estrella con Karla Souza (la protagonista), es una actriz portentosa; ella puso el tono muy agradable, sin “divismos”, sin egos. Filmamos en Ensenada, que es maravilloso, un ambiente muy bueno. Es una historia de familia, una comedia romántica entre Los Ángeles y Ensenada.
—Vendrás a la FIL, ¿cómo te sientes al entrar al “mundo del libro”, buscarás publicar algo más pronto?
—Me gustaría escribir un nuevo libro en el mismo modo en el que hice éste: ya tengo un archivo en el que voy echando cosas. No estoy segura de qué será, pero siento que en unos años saldrá una historia de allí. Quisiera hacer ambas cosas siempre. Lo que pasa con los libros, con las entrevistas y presentaciones (como en la FIL), es diferente que con las películas: un largometraje lo hacemos y lo ponemos, la gente lo ve y no se tiene que hacer mucho. Con los libros hay que convencer a la gente de que los abra y los haga realidad: un libro necesita una relación personal con un lector. ¿Cómo convencer a alguien de que lo abra y tenga esa experiencia? Que tal vez es una experiencia más complicada que la del cine.
—Ya nos contaste cómo comenzaste a escribir, ¿cómo fue tu inicio como lectora?
—Jane Austen fue mi influencia fundamental: la leí de muy chica, me pareció impresionante que una mujer que había nacido tantos años antes, en un país lejano, tuviera una experiencia social tan identificable. A pesar de que las costumbres eran distintas: pero al describir un tipo de gente y de interacción se parece a algo que se puede ver hoy en la ciudad. De influencias, leer a mis papás influyó mucho en mi amor al tipo de literatura que leí mientras era niña. Me gustan mucho los libros que se enfocan en la historia, en los personajes. Por eso me gusta mucho Xavier Velasco: puede contar la cosa más banal, en apariencia, pero lo entiendes perfecto.
—Ya que mencionas a tus padres, ambos escritores, ¿te hicieron algún comentario sobre la novela, recomendaciones? ¿Sentirías algún peso por los apellidos?
—La leyeron ya que estaba terminada. Aplauden todo, desde la película era igual: contentos de que hagamos cosas. Pero no, no sentiría ningún peso: creo que sería tonto pensar en competir. Este libro lo escribí para mis amigas, ahora que está publicado es increíble, me da gusto que exista; pero lo hice para entretenerme. Es la misión que cumplió.
—En el cine, ¿cuáles son tus gustos, influencias, cuál es la última película que viste en una sala?
—La última película que vi fue “Me estás matando, Susana” de Roberto Schneider basada en el libro de José Agustín. Me pareció increíble: tiene la virtud que me fascina en el cine, la unión entre el lenguaje y lo visual. Muchísimo del encanto de esta película está en la actuación y en la pureza del lenguaje de José Agustín que Roberto interpretó y actualizó de manera brillante. Visualmente tiene la inmediatez del lenguaje de la novela. Es lo que me gusta ver en el cine; las cosas más de experiencia (que sólo la imagen), sí me gustan, pero no es mi favorito. Prefiero más el cine hablado. El cambio de época es muy difícil, pero al mismo tiempo los roles de género siguen siendo los mismos a pesar de que han pasado muchos años ya.