Cultura
De Lara Gallardo, el pintor que se resistía a vender sus creaciones
Para el último gran pintor de arte religioso de México, comerciar sus obras era degradar el arte
Para el último gran pintor de arte religioso de México, quien falleció el pasado domingo, vender sus obras era degradar el arte.
“El maestro tenía cierta resistencia a vender su trabajo, prefería regalarlo a venderlo, sentía que era como degradar el arte. Muy probablemente sí recibió dinero por su trabajo, por sus murales y sus pinturas, pero no vendió mucho. Él daba clases y así se resolvía la vida, vivía solo y para él era suficiente”, Jorge Monroy, quien fue alumno del fallecido pintor.
Sus obras, “las regalaba o intercambiaba por algún servicio”, escribe Óscar Eduardo Sánchez Gómez en un anuncio que publicó en internet desde junio de este año, donde pone a la venta una acuarela del templo de San Francisco de Asís.
La pieza (de 50 x 33.5 centímetros) fue un regalo del pintor jalisciense al padre de Óscar Eduardo, Rodolfo Sánchez Arrollo, quien era caricaturista. Ambos se conocieron en El Informador.
Por la obra pide 15 mil pesos, de acuerdo con el anuncio, pero se sorprende cuando escucha la cantidad, “no, yo por lo menos pido 20 mil pesos”. Eduardo desconocía que había fallecido, así que muy probablemente la obra subirá de precio.
Entre las obras más conocidas del pintor están el mural de 260 metros cuadrados, en el templo de El Calvario, que comenzó a pintar en 1973, y su obra más ambiciosa: La Historia de la Salvación para el templo de San Bernardo, de 600 metros cuadrados.
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