Cultura
Cultura UDG mantiene la fuerza de su paso
Igor Lozada, titular de la dependencia, asegura que en su primera década se ha consolidado como 'un factor de cambio social'
En el marco de su décimo aniversario, el funcionario universitario hace un breve recuento de los logros de este proyecto en el panorama cultural, lo que al final de cuentas se resume en satisfacer una de las necesidades básicas del ser humano: llenar su vida con arte.
“Nosotros nos consideramos proveedores de alma y espíritu, como el corazón de la ciudad, mediante el arte”, comparte Lozada, y advierte que en estos 10 años, Cultura UDG se ha convertido en un referente para los tapatíos.
Entre los proyectos más trascendentales, Igor Lozada destaca la apertura del Teatro Diana —si bien el inmueble fue adquirido por la UdeG en 2001, su apertura y nueva vocación se dio en 2005, cuando la Coordinación General de Extensión se convirtió en Cultura UDG—, un espacio que “le vino a cambiar la cara a la ciudad”.
Asimismo, el funcionario no deja de lado eventos como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y la Feria Internacional del Libro: “Estos dos sólo ocurren dos veces al año, en fechas muy específicas; lo complicado es vivir todos los días, ¿qué haces con lo cotidiano? Para eso está Cultura UDG”.
La línea de tiempo, dice Igor, continúa enfocándose en “ser un factor de cambio en la sociedad”; así como concretar proyectos y que otras instituciones adopten iniciativas de este proyecto.
“Es como llegar a los pénaltis y fallarlos, entonces estuvimos muy concentrados en concretar esos proyectos, cómo hacer para que lo que ya conseguimos, permeé en la sociedad”. Ahora, afirma, el estatus de Cultura UDG es buscar nuevos horizontes. “En eso es en lo que prácticamente estamos, buscando la innovación.
En este tenor, afirma el secretario de Vinculación y Difusión Cultural, Cultura UDG se ha logrado posicionar como una marca, y parte de la búsqueda de estos nuevos horizontes es hallar fronteras de la nueva gestión de las artes en el país.
“Lo que nos corresponde en los próximos años es encontrar nuevas fórmulas de financiamiento para las artes, convertir a los artistas en emprendedores en términos empresariales, hacer consciente a la comunidad artística de que ellos son un sector fundamental en el país, no nada más en creación de contenidos, sino hacerlos partícipes de un nuevo ecosistema económico para el país. Ése es el gran reto para 2015”.
El objetivo, que ya trabaja Igor Lozada con su equipos, es entender cómo hace un artista para surtir el "súper". Las estrategias van encaminadas a detectar el ciclo de producción de las artes, “proveerle a las artes el recurso para que sigan subsistiendo”, define, y revela que de acuerdo a estudios previos, se han dado cuenta de que un artista de artes escénicas percibe un ingreso entre los cuatro y nueve mil pesos, y el objetivo es crear conciencia en la gente sobre la importancia de pagar un boleto, visitar museos o comprar un libro, ya que esto fomenta la vida de los hacedores de arte y reactiva su economía.
VOCES
Lo que se ve, hay y lo que falta
“Diez años es un periodo muy corto para concretar un cambio real en las estructuras de la sociedad”, advierte el director de teatro Fausto Ramírez, respecto a que Cultura UDG sea efectivamente un “factor de cambio social”; sin embargo, asegura que ciertamente “ha incidido socialmente en la comunidad artística. No se puede ignorar”.
Para Ramírez, las grandes producciones no han sido lo más representativo en estos años: “Son más importantes los proyectos de pequeño formato, los independientes, los que pueden viajar y salir del Estado y que lleguen a otras ciudades, a los críticos. Las grandes producciones finalmente no trascienden en el aspecto del circuito artístico de las artes escénicas”.
En su opinión hay cierta disparidad en la producción en relación con otras manifestaciones artísticas: “Por el lado editorial no han tenido una gran movilidad. La parte más notoria en estos años ha sido las artes escénicas, desde óperas hasta las pequeñas obras. La danza tampoco ha tenido tanta movilidad, como sí hubo en el teatro, pero eso es histórico”.
El teatrista advierte que la tarea pendiente es llegar a más ciudades del Estado: “Descentralizar, todavía no trasciende a los centros universitarios (foráneos); los estudiantes no han sido del todo permeados con esta parte de producciones”.
Fausto Ramírez, director de teatro
Para Rafael Carlín, la labor de Cultura UDG ha sido positiva: “Me he percatado de que ha sido un punto de generación de proyectos, generación de movimiento cultural de una manera seria y profesional. Es un motor importante para la detonación y profesionalización”.
No obstante, opina que aún tiene algunos pendientes: “Su papel es la promoción y difusión de los talentos artísticos, lo están haciendo. En mi área le siguen debiendo a la danza, espacios, lugares y proyección. A la danza no se le ha abierto tanto apoyo como debería. Ha sido una buena labor, pero hay áreas que deben seguir cultivando como se han enfocado en otras”.
Rafael Carlín, bailarín, coreógrafo y director de danza
Ante todo, la cantante Jaramar Soto destaca que a Cultura UDG le antecedió la Coordinación General de Extensión Universitaria que, bajo la tutela de Roberto Castelán Rueda, creó varios espacios que se abrieron a las artes y sus creadores, como el Centro Cultural Casa Vallarta que, por cierto, ya no existe. De esta forma, destaca que ciertamente el trabajo de la Universidad de Guadalajara como gestora de proyectos culturales ha sido largo y de muchos y variados frutos, aunque los nombres hayan cambiado.
Remontándose a esa época, donde ella trabajó con mayor continuidad con la universidad, reconoce que “sí ha sido un factor, no de cambio social, no diría tanto, pero sí de incidencia en la cultura de la ciudad”.
Sin embargo, para la artista en ocasiones los esfuerzos son esporádicos o dispares: “De pronto está Léala, de pronto está la FIM, pero hay cuestiones desarticuladas. Me ha costado mucho trabajo entablar el diálogo con ellos; con Castelán era más abierto y constante, sí se han hecho cosas, pero no hay una postura de diálogo constante”.
Jaramar Soto, cantante
Con Cultura UDG José Fors tiene presentaciones de “Orlok” en diciembre, y el 25 aniversario de Cuca, en marzo de 2015. Con una larga trayectoria, el músico ha sido testigo de cómo ha evolucionado la industria cultural en Guadalajara: “He visto muchas mejoras en los últimos años, aunque todavía estamos lejos de que sea una buena difusión cultural, pero la UdeG está haciendo su parte, no todo tiene que recaer en la universidad”.
En los 10 años de existencia de Cultura UDG, Fors reconoce dos grandes momentos que propician la proliferación de presentaciones: “Más que eventos, la apertura del Teatro Diana y del Auditorio Telmex ha sido importante para traer cosas grandes. Por otro lado, son espacios de gran capacidad, que no cubren la necesidad de bandas que están empezando. En Guadalajara nos urgen buenos espacios con aforo de entre 500 y mil personas, en eso cojeamos”.
Respecto a la diversidad de proyectos apoyados, el líder de Cuca ve una desigualdad: “Creo que se han enfocado mucho en lo que está pidiendo el público, no tanto a lo que necesita la ciudad. Está bien, hay que darle gusto a la gente, pero también hay que darle opciones: hace falta tener más jazz, grupos experimentales, más orquestas de cámara, conciertos de piano, cosas así que se ven muy poco”.
José Fors, músico
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