Cultura
Cristina Rivera, una cómplice del pretérito
Ofrece una historia con personajes entrañables, reflejo de los temores y pasiones del ser humano
Verde Shanghai es comparada con un espejo, que una vez cruzado hacia su reflejo traslada al lector a un espacio para reencontrarse consigo mismo, recordar el pretérito oculto en la memoria y por qué no, darle continuidad a vidas imaginadas en algún momento del tiempo.
Acompañada por Eduardo Antonio Parra y Sandra Lorenzano, Rivera Garza fue descrita y halagada. Su narrativa fue el pretexto ideal para que sus lectores se encontraran con una autora sonriente y serena, que habló sobre sus principales retos al momento de dar creación a su literatura, del misterio de sus personajes.
“Tiendo a creer que los libros que han dejado huella en mí son libros que me invitan a ver el mundo de otra manera, es el sello distintivo de una escritura que es crítica, que siempre me invita a cuestionarme el estado de las cosas (…) me gustaría crear un libro, un artefacto que produjera ese mismo efecto en los lectores, esta especie de complicidad, de juego, de trayectoria con la posibilidad de crear y producir una realidad distinta a la que estamos”, refirió la escritora mexicana al solicitarle que definiera Verde Shanghai.
Antes de que Cristina entonara su garganta y comenzará a leer las primeras páginas de su novela, su amigo y colega Eduardo Antonio Parra apuntó a decir: “Quizá ninguna obra literaria escrita por un mexicano contemporáneo ha desatado entre nosotros tanta discusión y polémica en los últimos años como la de Cristina Rivera Garza. Entre los críticos hay quienes la aplauden con entusiasmo, al grado de que varios de sus libros han sido recibidos como lo mejor de la literatura mexicana (…) pero también hay quienes, a caso perplejo ante la complejidad de sus líneas narrativas, la arrumban en el cajón de los textos imposibles”.
Y es que Verde Shanghai ofrece una historia con personajes entrañables, que son un reflejo de los temores y pasiones más fantásticas y aberrantes del ser humano, de sus amores olvidados renacen ante la soledad y el reto de encontrarse consigo mismo.
“Está este recurso que funciona mucho en cierta tradición literaria latinoamericana que es el juego del ‘doble’, y en este caso, y que es el reto fundamental, es que este ‘doble’ viene desde el pasado. Existió ese personaje de Xian (su antagonista) pero ese libro dejó de circular y con el paso de los años me empecé a preguntar qué le había pasado, qué sucede con él, como con las vidas que inventamos, visualizamos e imaginamos. Cuando un libro sigue siendo leído uno se entera de lo qué le pasa a los personajes, platicando con los lectores (…) yo todavía me siento conectada con ellos, me los regresa la realidad”, detalló Cristina Rivera Garza.
Verde Shanghai inicia con un verso del poeta Antonio Porchia, “Si olvidara lo que no fui, me olvidaría de mí mismo”, en respuesta al espíritu que Rivera García impregna en esta novela.
“He estado bajo la impresión, durante mucho tiempo, que una vez que imaginamos otras vidas, ya sea cuando estamos aburridos, emocionados, cuando vemos el techo, vamos de viaje, cuando vemos a través de las ventanillas (…) a veces imaginamos otras posibilidades, borramos la situación en la que estamos y creamos nuevas.
Siempre he tenido la sospecha de que esas vidas una vez anunciadas tienen vida propia, andan por ahí, por las calles, se reproducen, a veces mueren (…) Verde Shanghai es esa posibilidad, ya sea que los días sean epifánicos o funestos en que nos topamos con una de esas posibilidades que hemos imaginado y que enfrentamos las consecuencias”.
EN LA FIL
LA FIL ES: “No solo es un hecho estético relevante, sino es un hecho de peso político”. Cristina Rivera Garza, autora de Verde Shanghai.
“Me siento afortunada de poder formar parte (de la FIL), especialmente en las condiciones en las que está el país. Ahorita, hablar de libros, reunirnos a comentar palabras, formar parte de esta comunión de la lectura. Lo que estamos haciendo, dedicar horas a hablar de libros, meternos en las palabras es un pequeño pero importante granito de arena en la recuperación de la esfera de lo público, de los espacios físicos, pero también de los espacios simbólicos”.
EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ
Síguenos en