Cultura

Craig McDonald y su obsesión por Pancho Villa

El escritor estadounidense retoma historias y mitos del Centauro del Norte y los mezcla con la ficción; la novela fue recientemente traducida al español

Craig McDonald y su obsesión por Pancho Villa
GUADALAJARA, JALISCO (28/AGO/2013).- Desde que era un niño, el autor estadounidense Craig McDonald (Ohio, 1964) estuvo fascinado con la figura del revolucionario mexicano Pancho Villa. Mucho tiempo después, su obsesión por las historias y los mitos alrededor del Centauro del Norte se transformaron en el punto de partida para escribir su primera novela.

Héctor Lassiter es el protagonista de La Cabeza de Pancho Villa (Océano, 2013), un escritor de novela negra —como el propio McDonald— que después de un encuentro con un viejo conocido, se ve obligado a huir de Ciudad Juárez con la cabeza robada del general duranguense. En su accidentado trayecto al lado del joven poeta Bud Fiske, Lassiter se topa con viejos amigos y enemigos, como el guionista Orson Welles, la actriz Marlene Dietrich y más de un miembro de la familia Bush.

Como reveló el propio McDonald, buena parte del libro fue construido a partir de hechos reales. Inspirado por el trabajo del escritor neoyorquino E.L. Doctorow —famoso por sus ficciones históricas— el también periodista buscó “los huecos en la historia” para insertar a sus personajes ficticios.  

El resultado de esta mezcla entre ficción y realidad es una novela histórica llena de acción que engancha al lector desde las primeras páginas. Por eso ha sido traducida a más de siete idiomas y nominada a distintos galardones —entre ellos el premio Edgar Allan Poe— en Estados Unidos.

La Cabeza de Pancho Villa (Head Games, su título en inglés) es además, el primero de ocho libros que Héctor Lassiter protagoniza; y, de acuerdo con el recibimiento del público, es posible esperar que la saga continúe en español, en la colección La Puerta Negra, de Océano.

—¿Por qué eligió la figura de Pancho Villa para escribir su primera novela?

—La primera historia corta que tuve que leer en la escuela fue escrita por un hombre originario de mi Estado, de Ohio. Él desapareció y nadie supo que fue de él, excepto por la nota que dejó en 1913 diciendo que se dirigía hacia México para intentar encontrarse con Pancho Villa. Así que esa leyenda estuvo siempre en mi mente. Después conocí a un par de viejos que, de hecho, estuvieron en la expedición con el general Jack Pershing buscando a Pancho Villa, después del ataque en Columbus, Nueva México.

—¿Cómo los encontró?

—Vivieron en el pueblo en el que crecí, y cuando empecé a hacer periodismo fue una de las primeras cosas que trabajé. Uno de ellos tenía más de 100 años, y un día me llamó y me dijo ‘quiero que vengas a mi casa para contarte mi historia’. Así que fui con mi grabadora y mi cuaderno y pasé dos horas hablando con este hombre y viendo sus fotos. Me dijo que nada de eso era para publicarse, que él sólo quería compartir su historia conmigo. Así que no publiqué esa historia, pero muchos años después lo utilicé todo para la novela. Fue una gran tarde en ese sentido… así es como un joven reportero se convierte en novelista.  

—Además de que ambos escriben novelas negras, ¿qué otras características comparte con su personaje, Héctor Lassiter?

—Hay una cualidad en su escritura y en la manera en que vive la vida: es un hombre que ‘vive lo que escribe y escribe lo que vive’. Nunca toma tiempo libre. Es decir, él es un escritor y siempre está presente para escribir lo que hace. Pone su vida en las páginas. Definitivamente yo no soy tan extravagante como Lassiter, pero creo que cualquiera que se gane la vida escribiendo de alguna manera, vive fuera del momento; también como periodista, pues estás entrenado para ser un observador. Y creo que eso es lo que comparto con él y otros escritores, la dificultad para estar y disfrutar el momento.

—Y el amor por la cultura mexicana…

—Sí: leo mucha literatura de escritores mexicanos traducidos al inglés, o extranjeros que están influenciados por el país. Me gusta la música, el arte… en verdad tengo un apego fuerte hacia México. Además, está la creciente mezcla de culturas, sobre todo en los últimos años y cerca de la frontera. En todo Estados Unidos hay una población cada vez mayor de gente que comparte las dos culturas.

—Pero usted no creció cerca de la frontera, sino a miles de kilómetros al Norte. ¿Cómo surgió entonces esa atracción hacia México?

—Mucho de ello empezó gracias a mi pasión por Pancho Villa. Empecé a leer muchos libros de ficción y no ficción acerca de él, y luego me obsesioné con la Revolución Mexicana. De ahí siguieron la cultura y la música. Me fascinó el hecho de que Pancho Villa, en cierta manera, fue como la Madonna de su tiempo; tenía un instinto natural por la auto-promoción y la publicidad. Hubo cineastas que viajaron a México para filmarlo, posaba para la cámara e incluso hizo papeles dramáticos. Estuvo muy dispuesto a usar los medios americanos —que en ese entonces eran muy recientes— de una manera muy innovadora.

—¿De dónde surge su inclinación por el género de novela negra?

—Probablemente escribo los libros que escribo, porque he sido periodista desde que tenía 17 ó 18 años. Y eso significa ser un observador de las maneras en que la gente se comporta, del crimen, y del efecto que éste tiene en la vida de la gente. Se dice que los periodistas tienen que lidiar con las personas en las peores etapas de sus vidas… Yo no soy un fan del género de misterio, no me gusta escribir misterio nada más porque sí. Me gusta un buen estudio de personaje; me gustan las historias que importan.

PERFIL
En la novela negra


Craig McDonald (Ohio, 1964) es narrador, editor y periodista. Ha publicado cuentos en numerosas revistas literarias y antologías. Su novela La Cabeza de Pancho Villa (Head Games) fue nominada en el 2008 a la Mejor Primera Novela de un autor estadounidense en los premios Edgar Allan Poe. Además de seis obras de ficción, McDonald publicó un par de libros periodísticos, conformados por entrevistas a los grandes autores norteamericanos de la novela negra.
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