Cultura

Contemplaciones contra el tedio

Por: David Negro Guerrero

El pasado 10 de octubre se dio a conocer la Ley 26522 argentina, de nombre “Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual”, después de un intenso debate de casi ¡20 horas!, aprobándose en la madrugada del día mencionado con 44 votos a favor por 24 en contra. Esta nueva Ley de Medios argentina busca -al menos ése es el espíritu, como ha declarado su principal impulsora, la presidenta Cristina Kirchner- la democratización de los medios de comunicación de ese país, sobre todo la radio y la televisión.

Es de llamar la atención que se trata de una noticia a la que no se le ha dado el revuelo que merecería, particularmente en nuestro país, considerando que en México, la cacareada “democratización de los medios” no ha dejado de ser pura saliva malgastada. Senadores y diputados van y vienen, muchos de ellos hasta con sinceros ánimos de que los mexicanos disfrutemos de opciones radiales y televisivas más allá de las que nos endilgan, la mayoría con gusto francamente deleznable, el mentado duopolio televisivo. Una muestra clara y contundente de esto se vive cada domingo con la transmisión de un programa de nombre Cien mexicanos dijieron (sic), en donde el compromiso por velar por el buen uso del lenguaje simple y sencillamente vale un cacahuate.

Supuestamente la Ley Federal de Radio y Televisión nacional vigente establece en su artículo 5, inciso II, al abordar la función social tan importante que ejercen estos medios, que la radio y la televisión mexicanas procurarán (lo bueno es que “procurarán”, no que tengan la obligación) “contribuir a elevar el nivel cultural del pueblo” y (…) “la propiedad del idioma”. Todavía más, en el artículo 11, inciso II, establece que será compromiso de la Secretaría de Educación Pública “promover el mejoramiento cultural y la propiedad del idioma nacional”. ¡Juar, juar, juar! o ¡snif, snif, snif! En verdad, no sabe uno si reír o llorar.

II

Y eso que he agarrado como ejemplo nada más un programa (que, por otra parte, para quedar bien con los open minds, hace válida la sentencia profética que lanzaran hace más de 20 años los de Botellita de Jerez cuando gritaban a todo pulmón ¡TODO LO NACO ES CHIDO!), pero si alguno de mis hipotéticos tres lectores le da una vuelta a la programación dominical, sabatina, la de lunes a viernes, que ofrece la televisión abierta, terminará, estoy seguro, mordiéndose los labios de vergüenza: no puede ser -no, al contrario, SÍ puede ser- que los empresarios y ejecutivos de Televisa y TV Azteca sigan considerando a estas alturas del partido que los mexicanos de plano tenemos una cáscara de plátano en el cerebro.

Por su parte, ¿qué podemos decir de nuestra atractiva, creativa, imaginativa, variada, democrática, ciudadana, radio nacional? No vayamos tan lejos: les invito a que hagan un recorrido por el miserable escenario de la radiodifusión tapatía, en donde las opciones “gruperas” y “poperas” se dirigen a los radioescuchas como si fueran retrasados mentales. Por algo no me extraña que el gobierno federal haya aprovechado el delirio colectivo de la noche del sábado pasado, cuando la selección mexicana obtuvo su pase al Mundial de Sudáfrica, para hacerle ver su suerte, en un operativo fríamente calculado y meticulosamente operado, a la nada defendible empresa de Luz y Fuerza del Centro. Según algunos, el presidente aprovechó que la gran mayoría de mexicanos estaba chupe y chupe feliz por elevar a la categoría de héroe nacional a Cuauhtémoc Blanco (¡qué jugadorazo, me cae!), mientras que las tropas de seguridad federales tomaban las instalaciones de la compañía de luz.

III

Volviendo a la Ley de Medios argentina, ¿qué es lo que ofrece? Según analistas, más allá de que será necesario vigilar todavía más de cerca al “kirchnerismo” y ciertas actitudes dictatoriales o de obsesión por el poder, lo cierto es que viene a refrescar el ahogado panorama de la radio y la televisión argentinas. Entre otras cosas, por ejemplo, la ley busca el abaratamiento, democratización y la universalización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación; se crea la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual; los concesionarios podrán tener hasta 10 señales sonoras de televisión abierta o cable y hasta 24 en la radio; se permite la participación de cooperativas; se decreta el acceso universal para la transmisión de eventos deportivos -hay que considerar que el futbol allá es como una religión que mueve muchísimo dinero-; se reserva para cada estado provincial y la ciudad autónoma de Buenos Aires una frecuencia de AM, una de FM y una de TV abierta; cada estado municipal tendrá reservada una frecuencia en FM; se crea el Fondo de Fomento Concursable para la Producción de Programas de Televisión y Radio de Calidad para niños, niñas y adolescentes; entre otros puntos.

IV

Así pues, no nos debe extrañar que lo que están viviendo los países de Sudamérica, en donde sus sociedades siempre se han distinguido por ser luchonas, inteligentes y comprometidas, esté dejando en el ridículo a México a la hora de comparar índices de mejoramiento de calidad de vida, de crecimiento económico, de desarrollo sustentable, de educación, entre otros. Aquí andamos en la “lela”, con diputados y senadores holgazanes y que nada más velan por sus intereses y que se distinguen por ser miedosos para tocar una de las esferas más importantes del poder fáctico en México: lo que pasa en la radio y televisión de este pobrecito y estupidizado país.

Comentarios, quejas y cambio de sintonía a: davidguerrero.lemus@gmail.com.
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