Cultura

Contemplaciones contra el tedio

Comentarios, quejas y devoluciones a: davidguerrero.lemus@gmail.com

I
Una de las disciplinas artísticas que tienen el reto de luchar día a día para poder existir, particularmente sus hacedores, ya no digamos en Jalisco sino en esta Tapatilandia nuestra, es la danza contemporánea. Esta metrópoli encierra contradicciones que llegan a molestar: ¿por qué teniendo a intérpretes, coreógrafos y directores de primer nivel al final optan, algunos, por irse a probar suerte a mejores lugares, mientras que otros de plano se aferran y se convierten en los mismos necios de siempre, a los que hay que agradecerles que se queden aquí? ¿Qué sabemos del estado actual de la danza contemporánea que se hace en Jalisco? Aunque esta última pregunta es hasta ociosa pues es sabido que salvo Tapatilandia, Puerto Vallarta y uno que otro municipio (¡¿cuál?!, ¡¿cuál?!) en el resto de los poco más de 120 municipios jaliscienses el desarrollo de la danza contemporánea brilla por su ausencia. ¿Cuántas funciones de esta disciplina artística se hacen al año? ¿Acaso hay temporadas? ¿Sus hacedores pueden vivir de esto? ¿Quiénes patrocinan a grupos, compañías o solistas? ¿Qué sabemos de la danza contemporánea de Jalisco en este 2009.
II
Salvo la necesaria información que reunió Angélica Íñiguez en su necesario libro Bailar en Guadalajara: árbol genealógico de la danza contemporánea, publicado en 2006, al menos yo no conozco ningún otro documento formal que dé cuenta de qué se ha hecho, quiénes, cuándo y dónde; y todavía más: desconozco la existencia de algún libro o publicación que señale el rumbo (o los rumbos) hacia donde se dirige la danza contemporánea de Jalisco. Ese vacío es terrible por el daño que le hace al desarrollo de la propia danza contemporánea. El vacío se convierte en una peligrosa enfermedad que termina por contagiar a todos aquellos que deberíamos estar involucrados: autoridades –de cualquier orden-, académicos, protagonistas de esta disciplina, medios de comunicación, y público. Siento, en lo personal, que todavía hasta hace unos siete o seis años había más movimiento, actividad, interés y propuestas en todo aquello que involucraba a la danza contemporánea jalisciense que hoy en día. ¿Por qué? ¿Alguien lo sabe?
III
Sin embargo, pese a todo, gracias a esos necios y aferrados que tienen la convicción de que la danza contemporánea es mucho más que “eventitis” o panoramas desoladores, es posible que existan actividades como la que se está llevando a cabo desde el pasado 25 de septiembre y que culminará el próximo 4 de octubre. Se trata de algo que tampoco es nuevo, pues se lleva a cabo por decimosegunda ocasión: el Festival Internacional de Danza Contemporánea “Onésimo González”. Todavía recuerdo la primera edición, cuando las principales funciones se llevaron a cabo en lo que fuera el viejo cine Rex –por el rumbo de la Capilla de Jesús-, y en donde se tuvo la oportunidad de ver un excelente programa que provocó una muy aceptable respuesta por parte del público. Las ediciones siguientes intentaron mantener los buenos resultados alcanzados en el primer festival, pero como que algo pasó –o pasaba- que la organización se detenía siempre por cuestiones burocráticas que llegaron a provocar, en algunos casos, hasta cierta apatía o desinterés de algunos grupos o compañías locales por participar.
IV
Este XII Festival Internacional de Danza Contemporánea está ofreciendo un programa modesto pero muy bien armado, en donde el carácter de “internacional” lo ofrecen dos grupos (uno de Cuba, que se presentó el sábado pasado ante una muy buena asistencia por parte del público; y el otro es una compañía italiana que se presentará el domingo 4 de octubre en el Foro de Arte y Cultura), además de contar con la visita de tres agrupaciones nacionales (Antropía, del Defectuoso; Contempodanza, de la gran maestra Cecilia Lugo, que se presentó ayer martes; y los colimenses de Univerdanza, que tienen función hoy). El resto del programa se completa con la participación de cinco agrupaciones locales: Quebranto, la compañía de Rafael Carlín, el grupo Gineceo, Ceti Danza y Performance, y el grupo dirigido por Conrado Morales, Arjos.
V
El programa no sólo contempla las funciones de estos grupos. Los organizadores, entre los que se encuentra la inquieta y macheteadora Angélica Íñiguez, también incluyeron otras actividades: clases magistrales, conferencias, presentación de libros, y ¡hasta exposición de fotos! De esta forma, y si las autoridades involucradas (Secretaría de Cultura y Ayuntamiento de Guadalajara, principalmente) son inteligentes y tienen visión, en Tapatilandia se podrá presumir con orgullo de la realización de un festival de danza contemporánea que lleva el nombre de quien hizo posible que aquí germinara y creciera, y al que mucho se le debe en ese sentido: el ya fallecido maestro Onésimo González. La comunidad dancística (la de danza contemporánea) no reúne a unos cuantos. Es de sorprenderse la cantidad de involucrados, y hasta de artistas de otras disciplinas, que arman y crean proyectos con la esperanza de poder montarlos una, dos o tres veces, para ya no hablar de lo ideal que sería contar con temporadas. En ese sentido, también es de esperarse una mejor participación por parte del público, pues muchas veces el desdén y el desconocimiento hacia la maravilla que encierra este arte llega a ganar.
VI
Ojalá el próximo año se hable de la edición número trece, y con un programa más completo y que refleje una mejor participación de la comunidad dancística. Porque, para terminar, algunos de los obstáculos que tiene el desarrollo, difusión y divulgación de la danza contemporánea en nuestro estado están, hay que decirlo, en el propio terreno de quienes la hacen posible.
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