Cultura
Contemplaciones contra el tedio
Análisis de lo ocurrido con Michael Jackso
Dos actividades, completamente disímbolas (de hecho, una se realizó en la capital del país y la otra arrancará este fin de semana aquí en la Zona Metropolitana de Tapatilandia), pueden ser, si se quiere ver desde mi muy ignorante punto de vista, como dos ejemplos de la fascinación caleidoscópica que entraña, a estas alturas de nuestra golpeada crisis económica, la cultura, ya sea la que surge desde iniciativas ciudadanas, así parezcan muy jaladas de los pelos, pero que a la hora de la verdad estoy seguro que obligan a más de tres puristas a hacer una revaloración del término "sociedad organizada"; y, por otro lado, el conteo regresivo final de un proyecto que se viene cocinando pacientemente desde hace varios meses, con sensibilidad, apertura, inteligencia y, sobre todo, ambición, y a la que metieron de lleno respetables instituciones públicas que demuestran que sí, se puede trabajar en conjunto cuando se tiene un objetivo claro y preciso y se distingue la seriedad y compromiso de todo el trabajo previo.
Me refiero, y no se vayan a reír en el primer caso, a la impresionante convocatoria que logró la chilanga banda para mover caderas, piernas, hombros, nalgas y demás, al ritmo de Thriller, el multicelebrado éxito discográfico del llamado Rey del Pop, Michael Jackson, cuya vida y obra ha vuelto a todo tipo de aparadores, escenarios, medios (¿quién no ha leído sesudas colaboraciones periodísticas firmadas por escritores, intelectuales, y hasta denostadores del ex integrante de Los Jackson Five alabando, ahora sí, que sea lo que sea el músico norteamericano era un fregonazo?) y hasta en geografías impensadas, a partir de su fallecimiento el pasado 25 de junio.
II
Yo estaba tumbado en cama este fin de semana y no pude evitar sorprenderme de ver en la pantalla de la televisión a casi 12, 13 mil habitantes del Detritus Defecal, puestos a lo largo y ancho de la explanada del Museo de la Revolución y calles aledañas, reunidos por un solo objetivo: bailar. Incluso, me atrevo a afirmar, seguramente a muchos les valía si se trataba de homenajear a Jackson o al Tíbiri Tábara: la onda era mover el bote, entrar en esa comunión colectiva siempre fascinante y misteriosa que tiene el baile, la danza o como le quieran poner los que saben.
¿Qué tiene que ver un viejito con sombrero y huaraches, de casi 70 años, zangoloteándose con parsimonia ante la música de alguien a quien seguramente en su vida nunca había escuchado? Niñas, niños, familias, adolescentes, jóvenes, adultos mayores; desempleados, empresarios, vendedores, estudiantes; disfrazados de zombies, de monstruos y, por supuesto, del mismísimo Michael; reunión de las tribus urbanas chilangas (skatos, darketos, trasheros, rockeros, electrónicos, emos, punks, y hasta chichifos y malafachas -diría Jaime López-), compartiendo la plancha de concreto y haciendo a un lado el frenesí del slam o cualquier movimiento corporal que los defina (hay unos que nomás se la pasan mueve y mueve la cabeza, para arriba y para abajo, para abajo y para arriba), para dar paso a la cadencia de los pasos ensayados junto con otros miles de ciudadanos los días previos y hasta llegar a la cita pactada el sábado 30 de agosto.
III
Que si lograron el récord Guiness, pues a mí ni me importa: nunca he sabido bien a bien para qué sirve esa mentada distinción; pero lo que no dejo de reconocer es la gran capacidad de convocatoria generada por los organizadores, que básicamente se dio a conocer vía las redes sociales Facebook y Twitter, y a la que también se sumaron, respetando el proyecto y la idea original, las propias autoridades del Distrito Federal.
Si alguien le echa una ojeada a los videos que se han subido a internet y ha seguido el interés mediático que despertó no sólo en nuestro país sino en varias partes del mundo (que se quedaron a-pan-ta-lla-dos), necesariamente tendrá suficientes elementos para poder responder: ¿Valió la pena? ¿Sirvió de algo? También lo cierto es que esas respuestas hasta son ociosas y más bien les servirán a los organizadores.
Los demás, todos los miles y miles de ciudadanas y ciudadanos que ahí estuvieron bailando, concentrados, muy seriecitos pero con muecas de disfrute, alegría, paz (creo que no es sangrón lo que señalo), recordando a Michael Jackson, estoy seguro que llegaron a su casa con algo, eso que sólo lo da la libertad, el atreverse a hacerlo, y si es bailando mucho mejor.
IV
El otro proyecto arranca este sábado 5 de septiembre y se trata de la puesta en marcha, por primera vez en América Latina, del ambicioso programa de promoción a la lectura colectiva "The Big Read", encabezado por el Consulado de los Estados Unidos y diversas dependencias de la Universidad de Guadalajara, así como la participación de la Secretaría de Cultura de Jalisco y los ayuntamientos de Guadalajara y Zapopan. Pero como ya me acabé el espacio, los dejo picados y le sigo la próxima semana: mientras tanto, consulten todas las actividades en www.thebigreadgdl.udg.mx.
Comentarios, pasos y sobaditas a la Jackson en: davidguerrero.lemus@gmail.com
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