Cinco visiones de una novela
Diego Petersen se encontró con lectores de 'Casquillos negros', la novela que desentraña el asesinato del Cardenal Posadas Ocampo; hoy presenta su libro
GUADALAJARA, JALISCO (04/MAY/2017).- La literatura tiene una vida azarosa, se escribe en solitario y no tiene un destinatario en particular. No pocas veces falla en su objetivo y no llega a los lectores adecuados. Pero otras tantas la literatura late viva y puede compartirse entre autor y lectores.
Justo eso pasó con “Casquillos negros”, novela del periodista Diego Petersen, que previo a su presentación de hoy — Museo de las Artes, 20:00 horas—, tuvo un encuentro con Oralia Flores, Fernando Carvajal, René Michel, Aurelio Hernández y Aldo Muñoz, lectores que no solo ahondaron en la narración, también despejaron dudas y entablaron diálogo con el narrador.
Para Fernando Carvajal, lector que se dejó envolver por la trama, fue una experiencia nueva el poder charlar con el creador de la obra: “Es la primera vez que comparto con el autor, me parece muy interesante, porque no siempre se pueden aclarar muchas dudas y partes donde no sabes qué está pasando con la mente del autor; y aquí venimos a platicar con él y eso está muy padre”.
Para Oralia Flores, el tener un encuentro con el autor es algo diferente, por la posibilidad de conocer otros puntos de vista y descubrir sus motivos para contar. “Yo recuerdo que en mi casa fue una de las cosas más graves por cuestiones católicas, por la supuesta verdad histórica, yo recuerdo que crecí viciada por lo que escribieron los medios, pero con la novela tienes la posibilidad de tener una realidad alterna, y en la que el autor puede apelar a las personas que leemos y tener otra verdad, una literaria”.
Guadalajara como personaje
La charla se prestó a recuerdos sobre la historia del 24 de mayo y a rememorar a la Guadalajara de antes, una ciudad que se conmovió con el magnicidio del máximo jerarca de la iglesia católica tapatía. “La historia la pude aclarar en la charla, yo tenía algunas dudas. Yo creo que los tapatíos son los que más se van a identificar con la novela por los lugares donde sucede, y como explicaba Diego, son partes esenciales de Guadalajara para poder adentrarse más en la narración. Por ejemplo, la cantina La Iberia, quien la conoce de inmediato identifica y puede recrear cada espacio”, señaló Aldo Muñoz, lector asiduo de las columnas de Diego Petersen y que ahora pudo acercarse a otra faceta del periodista.
Rene Michel ahonda en lo sórdido del tema, que vuelve sobre el crimen y los enredos legales, y como buen lector apela a la relectura: “Me parece un acierto el que el autor haya descendido a los lodos de la sociedad tapatía que muchas veces es muy persignada, es un compromiso para el autor y los lectores venideros, y creo que por eso me ha gustado, por el valor del escritor de enfrentar estos tópicos y como toda buena novela lleva a la polémica y al debate”.
Aurelio Hernández destacó la agilidad de la prosa y la valentía de Diego al confrontar a un grupo de lectores. “Muy pocos autores están dispuestos a enfrentarse a sus lectores, me pareció una muy buena interacción entre todos los participantes; además la novela es adictiva, una vez que comienzas a leerla no la sueltas, yo la terminé en dos días”.
Una nueva lectura
Para el escritor no es usual encontrarse con los lectores, mucho menos compartir ideas surgidas de la lectura; por ello es que Diego Petersen destaca el encuentro con quienes se adentraron en la trama que él ideó. “La experiencia es muy padre, el entrar en contacto con lectores que son los que hacen el libro y deja en claro lo que dice Umberto Eco en el ‘Lector in fabula’, nadie lee la misma novela y esa es la maravilla de la literatura. Me voy muy contento con las lecturas que hay del libro y las capas que se encuentra cada lector”.