Cultura
China muestra desagrado por el nombramiento de Ai Weiwei
Argumenta que otros creadores del país merece más ese honor
BEIJING, CHINA (13/OCT/2011).- El Gobierno chino mostró hoy su desagrado por el nombramiento del artista y disidente chino Ai Weiwei como la persona más influyente en el mundo del arte por la revista "Art Review", argumentando que otros creadores del país merecen más ese honor y subrayando que el honor esconde motivos políticos.
"Juzgar desde una perspectiva política, con prejuicios políticos, va contra el propósito y los principios de esa revista", señaló en rueda de prensa el portavoz de Asuntos Exteriores Liu Weimin.
"Hay muchos destacados artistas en China que realmente son competentes a ser candidatos" para entrar en la lista, añadió el portavoz de la Cancillería.
Ai, quien pasó cerca de tres meses detenido y en paradero desconocido este año, encabeza la edición de 2011 de la conocida lista, que "Art Review" elabora desde hace 10 años y en la que también figuran galeristas, críticos y teóricos del arte, así como empresas del sector.
La desaparición de Ai en abril provocó las protestas de gobiernos occidentales y de grupos de derechos humanos, que condenaron su arresto y el de otros centenares de disidentes, abogados y artistas desaparecidos desde febrero, en un intento de Pekín por atajar cualquier emulación de la "Primavera Árabe".
"Juzgar desde una perspectiva política, con prejuicios políticos, va contra el propósito y los principios de esa revista", señaló en rueda de prensa el portavoz de Asuntos Exteriores Liu Weimin.
"Hay muchos destacados artistas en China que realmente son competentes a ser candidatos" para entrar en la lista, añadió el portavoz de la Cancillería.
Ai, quien pasó cerca de tres meses detenido y en paradero desconocido este año, encabeza la edición de 2011 de la conocida lista, que "Art Review" elabora desde hace 10 años y en la que también figuran galeristas, críticos y teóricos del arte, así como empresas del sector.
La desaparición de Ai en abril provocó las protestas de gobiernos occidentales y de grupos de derechos humanos, que condenaron su arresto y el de otros centenares de disidentes, abogados y artistas desaparecidos desde febrero, en un intento de Pekín por atajar cualquier emulación de la "Primavera Árabe".
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