Cultura
Chesnut retrata a la Santa Muerte
En el libro 'La segadora' segura, el investigador estadounidense trata este creciente culto popular
Santa Muerte. Luego de hablar con algunos colegas, se dio cuenta de que la literatura sobre el tema era casi inexistente. El escritor decidió investigar. Quería conocer los orígenes del culto y por qué crecía tan rápido.
Chesnut, autor de La segadora segura (Ariel, 2013), explica que la primera vez que se menciona a la Santa Muerte en México es en la época colonial, cuando, en los anales de la iglesia católica, se descubre a unos indígenas chichimecas con unas figuras esqueléticas a las que llaman Santa Muerte.
Comenta que el culto desaparece, pero vuelve a surgir en los años cuarenta del siglo XX, cuando estadounidenses y mexicanos lo descubren en varias partes de México. En ese entonces, la función principal de la Santa Muerte era la de “doctora de amor”.
“Según las notas de los antropólogos, de los cuarenta a los ochenta se le relacionaba con el amor, con cuestiones de amor de mujeres que pensaban que sus hombres las estaban engañando. Su oración más antigua es la de amarre de amor”, dice el investigador.
Sin embargo, argumenta que a partir de los años ochenta se le empieza a relacionar con el crimen. “Hay casos de mucha fama, el caso del ‘Mochaorejas’, o el de un cubano-americano que en la frontera de Estados Unidos y México mezclaba santería con la Santa Muerte, haciendo sacrificios humanos”.
Para llevar a cabo el libro, Chesnut realizó alrededor de 130 entrevistas. Sus dos focos de investigación fueron doña Queta, una mujer que tiene un altar en la Ciudad de México, y las ciudades de Morelia y Pátzcuaro, en Michoacán.
Chesnut comenta que el culto a la Santa Muerte también se ha extendido hacia los Estados Unidos, ya que ciudades como Los Ángeles y Houston tienen templos en donde se rinde culto a “La Huesuda”.
Agrega que un aspecto por el cual esta figura gana devotos es que al ser santa popular, y no cristiana, se le pueden pedir cosas que desde el punto de vista cristiano son inmorales.
En el segundo libro que ya prepara, y que prevé publicar en un par de años, el estadounidense se detendrá en la creciente devoción que otras poblaciones no latinas de Estados Unidos le tienen a la Santa Muerte.
SABER MÁS
Sobre el autor
Andrew Chesnut es profesor titular de Estudios Religiosos y jefe de Estudios Católicos en la Virginia Commonwealth University en Richmond. w Es autor de “Born Again in Brazi: The Pentecostal Boom and the Pathogens of Poverty, Competititve Spirits: Latin America’s New Religious Economy y Devoted to Death: Santa Muerte, the Skeleton Saint”. Tiene un blog en la sección de Religión del “Huffington Post”.
GUADALAJARA, JALISCO (19/NOV/2013).- Andrew Chesnut llevaba dos años investigando el tema de la Virgen de Guadalupe cuando se topó con la noticia de que el Ejército mexicano había arrasado con unos 40 altares de la
Chesnut, autor de La segadora segura (Ariel, 2013), explica que la primera vez que se menciona a la Santa Muerte en México es en la época colonial, cuando, en los anales de la iglesia católica, se descubre a unos indígenas chichimecas con unas figuras esqueléticas a las que llaman Santa Muerte.
Comenta que el culto desaparece, pero vuelve a surgir en los años cuarenta del siglo XX, cuando estadounidenses y mexicanos lo descubren en varias partes de México. En ese entonces, la función principal de la Santa Muerte era la de “doctora de amor”.
“Según las notas de los antropólogos, de los cuarenta a los ochenta se le relacionaba con el amor, con cuestiones de amor de mujeres que pensaban que sus hombres las estaban engañando. Su oración más antigua es la de amarre de amor”, dice el investigador.
Sin embargo, argumenta que a partir de los años ochenta se le empieza a relacionar con el crimen. “Hay casos de mucha fama, el caso del ‘Mochaorejas’, o el de un cubano-americano que en la frontera de Estados Unidos y México mezclaba santería con la Santa Muerte, haciendo sacrificios humanos”.
Para llevar a cabo el libro, Chesnut realizó alrededor de 130 entrevistas. Sus dos focos de investigación fueron doña Queta, una mujer que tiene un altar en la Ciudad de México, y las ciudades de Morelia y Pátzcuaro, en Michoacán.
Chesnut comenta que el culto a la Santa Muerte también se ha extendido hacia los Estados Unidos, ya que ciudades como Los Ángeles y Houston tienen templos en donde se rinde culto a “La Huesuda”.
Agrega que un aspecto por el cual esta figura gana devotos es que al ser santa popular, y no cristiana, se le pueden pedir cosas que desde el punto de vista cristiano son inmorales.
En el segundo libro que ya prepara, y que prevé publicar en un par de años, el estadounidense se detendrá en la creciente devoción que otras poblaciones no latinas de Estados Unidos le tienen a la Santa Muerte.
SABER MÁS
Sobre el autor
Andrew Chesnut es profesor titular de Estudios Religiosos y jefe de Estudios Católicos en la Virginia Commonwealth University en Richmond. w Es autor de “Born Again in Brazi: The Pentecostal Boom and the Pathogens of Poverty, Competititve Spirits: Latin America’s New Religious Economy y Devoted to Death: Santa Muerte, the Skeleton Saint”. Tiene un blog en la sección de Religión del “Huffington Post”.
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