Cultura
Chavela Vargas, una ebria de vida
La cantante, mexicana por convicción, recibió de manos del coleccionista Carlos Loyola, la carta que Frida Kahlo escribió sobre ella
Raúl Padilla, presidente de la Feria Internacional del Libro (FIL), incluso se asomó un instante al evento para participar como presentador de un momento que erizó la piel de más de un asistente y quizá la de la propia Chavela Vargas, que desde el podium -sentada en su silla de ruedas- lucía desafiante como siempre, acompañada por la cantante Eugenia León; los escritores Carlos Monsiváis y Ana Gloria Moya y Ana Teresa Ruiz, coordinadora de Música de la Universidad de Guadalajara.
Así, dio paso a la entrega de un manuscrito que la pintora Frida Kahlo en algún momento escribió refiriéndose a Chavela Vargas en su primer encuentro, cuando la concibió como “un regalo que el cielo me envía”.
“Esta carta representa testimonio de un gran icono femenino de nuestro país, a otro gran icono femenino”, dijo Padilla, y Loyola subió presto al escenario para besar la mano de Vargas y entregarle el documento original que la pintora escribió para su amigo Carlos Pellicer.
La presentación del ejemplar editado por Océano se desarrolló en un ambiente de calidez, de palabras de amor y respeto por la mujer de “vidas sucesivas y abigarradas”, quien “pese a las turbulencias que atravesó, emana una paz enorme”, como la describió Ana Gloria Moya.
Del libro, precisó que no se trata de un encuentro biográfico con Vargas, sino una “expedición a la verdad, a sus verdades”, permitiendo que la obra sea el resultado de una mezcla de los “confesional y lo testimonial”.
Rescató del trabajo de María Cortina, como coautora de la Las verdades de Chavela Vargas, su “preocupación por sostener memoria”.
Eugenia León, quien en dos momentos sorprendió a la audiencia con la interpretación de un par de canciones a capella, comenzó su intervención haciendo referencia a un caso que se ha suscitado en Morelos: el repudio de una escuela hacia dos chicas lesbianas, y con esta historia expresó: “Tu historia Chavela, sigue siendo subversiva”, al tiempo que invitó a las autoras a hacer llegar a estas jóvenes un ejemplar del libro para animarlas a continuar en su lucha por el respeto social y aprender de la cantante, su “vocación por defender la identidad”.
Reconoció que “con Chavela, el superlativo se nos da: ‘La mayor intérprete de México, Única, Diosa, Diva, Estoica, Chavela la mito, Chavela la chamana”, y la mujer que se ha paseado por la vida luciendo un traje de libertad, acompañada por “sangre, sudor, lágrimas y tequila”, aunque desde hace más de un cuarto de siglo haya dejado atrás el alcohol.
Con un tono más agudo, Carlos Monsiváis ocupó el tiempo de su intervención en una suerte de análisis de los repertorios de Chavela Vargas y los públicos y momentos que ha abarcado a lo largo de su trayectoria, impulsando a Eugenia León a echarse un palomazo.
María Cortina resumió que el libro es “una mirada de Chavela sobre ella misma, es mirarse, reconocerse y seguir ebria de vida. No es una biografía, no se trata de conocer con exactitud en qué momento tomó las decisiones más importantes; lo que importa para ella son los acontecimientos de vida”.
Breve, pero con su característica voz “aguardentosa”, Chavela Vargas dirigió al público asistente algunas palabras, agradeciendo primero los comentarios de los otros y refrendando su pasión por la vida hasta que la tenga.
Lamentó estar en silla de ruedas tras una caída que sufrió, pero pidió al cielo que pronto recupere la fuerza en sus piernas para levantarse y seguir con su vida habitual.
“No pido más que ruegue por mí para que se me compongan las piernas, tengo muchas ganas de caminar, ir como antes, ‘¿cómo amaneció, qué tal le fue de la borrachera de anoche?’”, dijo.
Aprovechó también para reconocer el talento de Eugenia León, “la más grande cantante que tiene México”.
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