Cultura
Cautiva el violín de Erika Dobosiewicz en recital de la OFCM
La Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México se presentó en la víspera con el programa ''Tchaikovski: Perfil de un Genio''
El programa número 11 de su Temporada de Conciertos Primavera 2011, se vio engalanado por la violinista polaca Erika Dobosiewicz, quien interpretó "Concierto para violín y orquesta en re mayor, Op. 35" 1878.
La ejecución, a decir del público, "fue grandiosa, más porque la hizo una mujer que conoce muy bien las tradiciones musicales de México, simplemente demostró la calidad que tiene".
Y es que en el momento de esta ejecución, la sala adquirió una atmósfera melancólica, incitada por el sonido del violín.
No obstante que todo el programa fue ovacionado por el público, la interpretación de Dobosiewicz hizo que el respetable estallara en júbilo, lo cual agradeció la violinista, tocando una pieza más.
"No es para menos, la artista ha tenido destacadas actuaciones en diversas partes del mundo", dijo uno de los asistentes que ha dado seguimiento a su carrera.
En este mismo tenor, México, Alemania y Japón son algunos de los países donde se ha presentado.
Además, ha obtenido los primeros premios en los festivales de Schleswing-Holstein, en tierras teutonas, y el Maurice, en Francia, entre otros que acreditan su pasión por la música.
Por su parte, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) y Parisotto compaginaron en todo momento, al grado de desarrollar "magistralmente" el concierto dedicado al compositor ruso Chaikovski (1840-1893).
La exhibición estuvo integrada por la "Suite del ballet El lago de los cisnes, Op. 20", compuesta por "Escena", "Vals", "Danza de los cisnes", "Escena", "Danza húngara" (Czardas) y "Final del Acto IV".
El "Concierto para violín y orquesta en re mayor, Op. 35", formado por "Allegro moderno", "Canzonetta" y "Finale: Allegro vivacissimo"; y finamente la pieza "Francesa da Rimini, Op. 32", basada en un drama histórico de Silvio Pellico, donde los personajes mueren por sus propios designios.
Para muchos conocedores de la obra de Piotr Ilych Chaikovski, su concierto para violín no es la perfección, por el contrario es un derroche de sonidos que "transporta a la brutal y confusa alegría de una fiesta rusa.
Vemos claramente los rostros salvajemente vulgares, oímos maldiciones, olemos el vodka", aseveró en una ocasión Friedrich Vischer, critico del compositor ruso.
Sin embargo, el tiempo ha dado la razón a Tchaikovsky, que junto a Ludwing van Beethoven (1770-1827) y Johannes Brahms (1833-1897), son los creadores más populares en este rubro de la música de cámara.
Por ello, es uno de los músicos más reconocidos por otros, en este caso por Marco Parisotto, director huésped originario de Canadá, quien ha comandado diversas orquestas en el mundo, como la Nazionale della RAI de Torino y en el Festival Menton con la Filarmónica de Montecarlo, por mencionar algunas.
Ostenta premios de competencias internacionales en los que su calidad le han señalado como ganador absoluto, entre ellos el Concurso Internacional de Directores de Besancon, Francia, así como el Premio del Público en 1997.
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