Cultura
Canciones que son poemas
Narradores y poetas contemporáneos hablan sobre cantautores y canciones que mejor han empleado el arte de la palabra
Si algo tienen en común Bob Dylan, Lou Reed, el recién fallecido “Flaco” Spinetta y Leonard Cohen, es que en sus canciones hay literatura. El culmen de tal reconocimiento sucedió en junio pasado, cuando Cohen fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias por el “imaginario sentimental creado en sus canciones” —dijeron los miembros del jurado— “en el que la poesía y la música se funden en un valor inalterable”.
Aunque puede ser debatible el hecho que la poesía cantada —esas pequeñas historias con duración de entre 3 y 6 minutos—constituya estrictamente un género literario, si uno se remonta a los orígenes del verso será prácticamente imposible separarlo de su carácter sonoro. Como afirma la poeta mexicana Carmen Boullosa, “la poesía siempre tiene una sonoridad importantísima: las palabras se vuelven instrumentos musicales en cualquier poema, incluso en el más cerebral y el más frío”.
La longevidad del matrimonio entre estas dos artes fue confirmada por el poeta y académico de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Castillo, quien explicó que los recitadores de la antigüedad —los llamados rapsodas— tenían la necesidad de musicalizar los poemas épicos para facilitar su memoria. “En ese tiempo no existía la separación entre canción y poesía, eran lo mismo. Antes de la escritura no podemos imaginar a la poesía más que entonada y cantada”.
Agregó que otros antecedentes más modernos del fenómeno se encuentran en el llamado romance español y la poesía provenzal en Francia, ambos popularizados a partir del siglo XV en Europa.
“Lo que pasó con los llamados trovadores norteamericanos como Dylan, Cohen o el mismo Morrison”, continuó Castillo, “es que rompieron ese esquema en el que las canciones estaban hechas para enamorar. Lo que ellos hacen es una poesía más cotidiana y muchas veces más surreal, que va más allá de las canciones de amor o desamor que tradicionalmente fueron el motor fundamental de la poesía cantada”.
Escapar del lugar común
Para el escritor ecuatoriano Luis Alberto Bravo —uno de Los 25 Secretos Mejor Guardados de América Latina en la última FIL— una buena canción es aquella en la que no se encuentra rastro alguno del lugar común: “la escritura es oficio constante, trabajo arduo contra el lugar común, y sólo los compositores que atienden a esta característica logran pasar el filtro”.
Bravo, quien se considera a sí mismo un amante de la música y hace constantes referencias musicales en su obra, considera que hay determinados casos en que la poesía hecha canción puede tener el mismo valor literario que un poema tradicional, lo que afirma desde un ejemplo propio: “Mi libro Las Ardillas del Orden Enano se abre con dos epígrafes: uno de Luis Alberto Spinetta y el otro de Enrique Anderson Imbert. Más allá de que ambos sean argentinos medito que desde ya, de manera inconsciente, yo como autor le doy la misma importancia a un fragmento de una canción de Spinetta que a un microcuento incluido en El gato de Cheshire”.
Además del citado Spinetta, “cuya obra nunca dejó de estar relacionada con la literatura”, el ecuatoriano mencionó a Gustavo Cerati como otro cantautor importante del idioma español, con “letras impregnadas de símbolos y composiciones que desbordan de surrealismo. Cerati es un adelantado musical”, opinó el narrador.
Lírica mexicana
En su memorable antología Ómnibus de Poesía Mexicana (Siglo XXI, 1971), Gabriel Zaid incluyó diversos capítulos dedicados a las canciones: Canciones bajo la inquisición (siglos XVII y XVIII), Canciones Políticas y de Armas (siglos XIX y XX), Canciones del Campo y los Suburbios, y Canciones Románticas y Modernistas. El poeta y ensayista regiomontano ha trabajado también en el análisis y tratamiento serio de compositores como Gabilondo Soler Cri-Cri, Agustín Lara y José Alfredo Jiménez.
Según el narrador originario de Torreón, Carlos Velázquez –autor entre otros de La Biblia Vaquera— es posible encontrar en los primeros corridos norteños una importante influencia de poetas como Francisco de Quevedo y Rubén Darío: “los corridos se escribieron a partir de formas conocidas de estilos poéticos como el decasílabo, el octasílabo y el soneto. Fue para nosotros una manera de afinar nuestro oído a las formas clásicas y muchos exponentes lograron escribir grandes canciones a partir de esta apropiación, como Cornelio Reyna, o incluso los Tigres del Norte en sus primeras grabaciones”, afirmó el también coordinador de literatura de la Dirección de Cultura de su ciudad.
Hoy en día, sin embargo, “el corrido se ha desgastado, se ha quedado sin próceres”, opinó Velázquez, “y ha derivado en una ausencia casi total de letristas, la que también es una de las principales debilidades del rock mexicano”.
Entre los cantautores destacados en español, Velázquez señaló al español Nacho Vegas —quien aborda en sus letras temas como el desencanto, la condición humana y el desamor—, al tapatío Gerardo Enciso y al argentino Spinetta. En inglés, además de Dylan y Reed, el cuentista mencionó a Tom Waits, Patti Smith y a un músico más contemporáneo, el estadounidense Bill Callahan, a cuyo más reciente álbum Apocalypse designó como uno de los mejores del 2011.
Poesía que se lee y se canta
Poetas contemporáneos como Carmen Boullosa, afirman que puede ser incluso más complicada la escritura de una canción debido a que la estructura musical es en definitiva más rígida que el papel, que para capturar cierto número de sílabas y ciertos acentos, es necesario tener la mano de un poeta. Entre los que considera grandes letristas Carmen mencionó a Jaime López, Rockdrigo, Betsy Pecanins y Liliana Felipe.
Ricardo Castillo por su parte, opina que no es posible generalizar pues “ni siquiera se puede decir que todos los poemas son poesía. La buena canción desde luego que pertenece a la literatura y de hecho es un iniciador de todos los que escribimos poesía, pues primero conocemos las canciones que los mismos poemas”.
DE VIVA VOZ
Barro tal vez
Luis Alberto Spinetta
Si no canto lo que siento
me voy a morir por dentro.
He de gritarle a los vientos hasta reventar
aunque solo quede tiempo en mi lugar.
Si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada.
He de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar.
Ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo canción
barro tal vez....
Y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar.
Ya me apuran los momentos
ya mi sien es un lamento.
Mi cerebro escupe ya el final del historial
del comienzo que tal vez reemprenderá.
Si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada.
He de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar.
Ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo canción
barro tal vez...
Y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar.
LO MEJOR DE DYLAN SEGÚN LA ROLLING STONE
Celebran cumpleaños número 70 del compositor
Para celebrar el cumpleaños número 70 del que es considerado uno de los mejores letristas de la historia, la revista Rolling Stone hizo un ranking de las 70 mejores canciones de Bob Dylan en mayo pasado, a partir de las opiniones de otros músicos como Bono, Mick Jagger, Keith Richards y Jim James.
A continuación se listan las 10 ganadoras:
1. Like a Rolling Stone
2. A Hard Rain’s A-Gonna Fall
3. Tangled Up in Blue
4. Just Like a Woman
5. Watchtower
6. I Shall Be Released
7. It’s Alright, Ma
8. Mr. Tambourine Man
9. Visions of Johanna
10. Every Grain of Sand
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