Cultura
Bailarines de danza clásica reflejan disciplina en dirección
El programa coreográfico propuesto por Morales estuvo dividido en dos partes. En la primera sección incluyó un repertorio clásico con fragmentos de famosos ballet, en la segunda optó por danza contemporánea
GUADALAJARA, JALISCO (25/MAR/2012).- Algo cambió en la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco. Los bailarines son los mismos, pero actúan distinto en escena: sus pasos son firmes y las líneas que sus cuerpos dibujan son rectas. Con la primera función de la temporada de Primavera 2012, los ejecutantes demuestran que hay disciplina y mano firme en la dirección, al menos así queda claro en el escenario del Teatro Degollado.
La función de la noche del viernes fue la carta de presentación de la actual directora de la agrupación estatal, Irma Morales. La ex primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza demostró que puede transformar a un grupo y cuidar los detalles al máximo.
El programa coreográfico propuesto por Morales estuvo dividido en dos partes. En la primera sección incluyó un repertorio clásico con fragmentos de famosos ballet, que no formaban parte del grupo estatal, como Giselle. El espectáculo comenzó con La vivandiere, luego Giselle, Leyenda de amor, Caballito jorobadito y Coppelia, que incluso tuvo escenografía.
Para la segunda parte se optó por la ruptura de las normas y se presentó danza contemporánea con la coreografía titulada Ozomatli.
Con esta pieza, el grupo demostró que puede ser mejor en este terreno que muchas de las compañías de la ciudad.
Así dio prueba de su versatilidad, la cual se había intentado con otros directores y con piezas como Éxodo, que se montó durante el programa cultural de los Juegos Panamericanos
La función de la noche del viernes fue la carta de presentación de la actual directora de la agrupación estatal, Irma Morales. La ex primera bailarina de la Compañía Nacional de Danza demostró que puede transformar a un grupo y cuidar los detalles al máximo.
El programa coreográfico propuesto por Morales estuvo dividido en dos partes. En la primera sección incluyó un repertorio clásico con fragmentos de famosos ballet, que no formaban parte del grupo estatal, como Giselle. El espectáculo comenzó con La vivandiere, luego Giselle, Leyenda de amor, Caballito jorobadito y Coppelia, que incluso tuvo escenografía.
Para la segunda parte se optó por la ruptura de las normas y se presentó danza contemporánea con la coreografía titulada Ozomatli.
Con esta pieza, el grupo demostró que puede ser mejor en este terreno que muchas de las compañías de la ciudad.
Así dio prueba de su versatilidad, la cual se había intentado con otros directores y con piezas como Éxodo, que se montó durante el programa cultural de los Juegos Panamericanos
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