Cultura

Argüelles, contra la obligación de leer

Estás leyendo… ¿y no lees? es el más reciente título del promotor de la lectura Juan Domingo Argüelles, quien en entrevista explica sus argumentos irreverentes sobre el tema

GUADALAJARA, JALISCO (08/NOV/2011).- “No leas este libro por obligación, pues lamentaría que odiaras todos los libros por culpa de este (...) Si eres estudiante y tu profesor te ha exigido que lo leas, dile que el autor te releva de esta obligación”, advierte Juan Domingo Argüelles en las primeras líneas de Estás leyendo… ¿y no lees?, título de la más reciente publicación del poeta, ensayista, crítico literario y editor originario de Chetumal, Quintana Roo.

Con una lista considerable de libros publicados en torno a la cultura escrita y al hábito de la lectura, en esta ocasión Argüelles se dirige principalmente a los lectores jóvenes que se preguntan cuál es la verdadera ganancia de esta actividad que, en la mayoría de los casos, intenta ser impuesta desde una temprana edad en las instituciones educativas.

“De antemano yo planteo que es un libro contra la obligación de leer, es decir, los muchachos viven amargados con los profesores de la escuela por todas esas formas de coerción para que lean. Lo que yo propongo es que la misma escuela tendría que generar un ámbito de recreo, un espacio  de entretenimiento donde los libros no sean solo libros para hacer tareas, sino libros que generen en los muchachos una satisfacción mayor”, comentó Juan Domingo en entrevista telefónica, quien utiliza en su libro un tono conversado –y en ocasiones redundante— para afirmar que más allá de los discursos oficiales, lo que debe privar en toda lectura es el placer y el gusto.

Publicado por Ediciones B, “Estás leyendo…¿y no lees?” está dividido en 11 capítulos, al final de cada cual se incluye un fragmento de algún cuento o poema, así como un testimonio de historia de iniciación a la lectura. “Los textos buscan ejemplificarle al lector que hay cuentos muy sencillos para comenzar a leer, por ejemplo, fragmentos de las mil y una noches, poemas de Pessoa o algún texto de Arreola, que son muy sencillos y a la vez dinámicos y entretenidos” dijo el autor.

Los testimonios, explicó, corresponden a lectores de distintas edades con las ha trabajado en cursos y talleres, mediante los cuales el autor busca demostrar que existen distintas iniciaciones de lectura: “ahí se nota que no es una ciencia sino que es un azar en gran medida; algunos llegan a la lectura a través de libros poco prestigiados, otros con libros más prestigiados, pero todos a partir del gusto”.

¿Cómo se inició en el hábito de la lectura?

Yo comencé leyendo historieta, como muchos han empezado sin que lo admitan, porque a mucha gente le parece una vergüenza decir que comenzó a leer con el pato Donald, Memín o Kalimán, pero estas historietas preparan sin duda a alguien para la lectura en serio. Son elementos iniciales de lectura que luego te preparan para que puedas leer un libro ilustrado y después pasar al libro donde ya todo es letra.

¿Y cómo es que decide comenzar escribir acerca de este tema?

Yo digo que todo aquel que lee tiene ganas de escribir. A mí me dieron ganas y comencé a escribir cursilerías de adolescente, que son válidas porque te animan, independientemente de que no sean valiosas en términos artísticos. Después de eso, como escritor, poeta y ensayista, llegué a la conclusión de que cada vez que los escritores hablan de lectura y escritura no comprenden el fenómeno social. En general todos hablan de lo bonito y hermoso que es leer, y de que cómo es posible que los demás no quieran contagiarse de ese gusto. Lo que les falta comprender es la sociología y psicología de la lectura, porque hablan desde una posición muy privilegiada. Son personas que tuvieron acceso desde pequeños a la cultura escrita, y no entienden que los demás, no es que no lean porque no tienen disposición para ello, sino que su contexto social les impide llegar a los libros a los que ellos han llegado.

El tono de este libro puede llegar a ser repetitivo, ¿considera que es un recurso didáctico para los jóvenes?

Así es. Yo creo que tenemos que luchar contra la otra insistencia, la insistencia de la obligación, que es una insistencia repetitiva que no va a ningún lado, pues no  da razones válidas a los muchachos para leer, sino que simplemente se machaca una y otra vez la obligación. Yo lo que quiero hacer es una y otra vez insistir en el placer.

¿Cree que su experiencia como padre se ve reflejada en este trabajo?

Por supuesto que ahí está reflejada y sobre todo por una razón: yo creo que en el caso concreto de los que hablan teóricamente y no tienen esa experiencia, tienden a pensar que todo aquel que nace en una casa donde se escribe y se lee, será lector en automático y esto no es verdad. Mi hija de 29 años es lectora y escritora, pero mi hijo de 18 años está fascinado por la música y no es alguien que por iniciativa propia se va a poner a leer. ¿Por qué? Porque su mundo está en otro lado. Yo planteo que tenemos que entender que los intereses de los muchachos son muy distintos y que no todos están encaminados hacia la lectura; lo que sí tendríamos que pensar es cómo acercar la lectura a ellos independientemente de que les interesen muchas cosas.

Por ejemplo, acercándoles los temas que les interesan.

Sin duda alguna. Yo insisto mucho en mi libro en que cuando nosotros los adultos leemos nos concedemos muchas libertades y en cambio no se las concedemos a los muchachos: nos concedemos la libertad de que si no nos gusta el libro lo dejamos, y si no es de nuestro parecer, aborrecemos al autor o hacemos juicios contra él. En cambio a los muchachos no les permitimos eso, les decimos que aunque no les guste tienen que terminarlo. Pero el placer no se impone, y si lo que queremos es que los muchachos lean tenemos que encontrar esos puntos de interés vital que tienen ellos para que lean libros. Si queremos que comiencen a leer leyendo El Quijote ya estamos perdidos.

¿Cómo se puede luchar contra los discursos establecidos en torno a la lectura?

A veces creo que es una batalla que estoy dando en solitario. Los candidatos a puestos gubernamentales utilizan a la lectura como un discurso político, un discurso oportunista donde quieren que la lectura lo resuelva todo y esto no es así. La lectura no resuelve los problemas sociales, económicos  y políticos. Yo creo que más bien lo que tendríamos que plantear es que junto con la lectura tiene que ir un cambio de sistema, de sociedad y de economía, que a final de cuentas ayude también a promover la lectura.

Si hoy lo nombraran Secretario de Educación de México, ¿qué sería lo primero que haría?

Lo primero que haría sería renunciar, porque el grave problema que tenemos en este país es que los funcionarios cuando están en el poder, creen que son autosuficientes para todo y no escuchan las críticas. Me parece que el papel de las personas que tienen cierta experiencia en la materia es precisamente el de señalar puntos débiles, algunas ventajas y enfatizar ciertas cosas, y si la persona que está ocupando un cargo público tiene sensibilidad, tendría que poner atención a esto. A mí me parece muy grave que parece que los conceptos críticos en una sociedad tienen más bien la finalidad de obstaculizar antes que de favorecer las cosas.

¿Qué está leyendo en este momento?

Un libro que se llama La Raya de un coreano Kim Joo-Young. Es una novela que habla sobre la cuestión del abandono del hogar por parte de un padre y el sentimiento de orfandad que tiene el hijo. La estoy leyendo porque voy a ser jurado de un premio universitario de ensayo de literatura coreana basados en esta novela, pero me parece muy interesante que la literatura nos abra nuevos mundos. Yo hasta hace 3 años conocía muy poco sobre literatura coreana y a partir de que he estado en este concurso he leído más autores coreanos, libros que no tenía ni idea de que existieran, que te abren el universo. La literatura no es solo un entretenimiento, por supuesto que es un gran placer, pero también es una forma de conocer el mundo y eso es lo que me da este tipo de libros.


''Cuando nosotros los adultos leemos nos concedemos muchas libertades y en cambio no se las concedemos a los muchachos.''
Juan Domingo Argüelles, escritor.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando