Cultura

Argentina da paso al movimiento

Horacio Torcello creó un espacio para el libre tránsito de los visitantes; sin pensarlo estableció un diálogo con nuestros antepasados

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2014).- Horacio Torcello no sabía que en Jalisco existía la zona arqueológica de Guachimontones, por eso cuando visitó el sitio el martes pasado se sorprendió con las construcciones circulares de la cultura que ahí se estableció 300 años antes de Cristo. Recién había visto esas formas, pero en otro sitio muy muy lejos; las vio por primera vez cuando su mente concibió el trazo del Pabellón de Argentina para la Feria Internacional del Libro. Descubrió que a México y Argentina no sólo les une el idioma, que el hecho de habitar el mismo continente significa una unión mucho más fuerte, estrecha… cósmica.

“Yo pienso que hay toda una cosa ancestral que de alguna manera aparece reflejada ahora en esto”, explica  mientras muestra orgulloso, en la pantalla de su celular, la fotografía del plano del sitio arqueológico. “Cuando estaba viendo estas ruinas me llamaba poderosamente la atención cómo podía haber estas conexiones; después de tantos años que surjan para cosas totalmente efímeras como es un pabellón, pero que haya estas conexiones ancestrales habla un poco de la hermandad Latinoamericana”.

El plano que Torcello creó para la construcción del Pabellón de Argentina es muy parecido al de Guachimontones, pero sus estructuras circulares tienen otro fin –o quizá no–: dar paso al movimiento, generar un espacio armónico para el ir y venir en torno a la literatura de Argentina, a sus ideas, sus próceres… aquellas áreas que dan voz en el mundo a esta nación.

“Lo que más nos preocupó fue generar un tráfico dentro del pabellón lo más tangencial posible, de ahí que la geometría en que está apoyada es circular, para que no haya ninguna arista y todas las tangentes que producen las circunferencias o cilindros generen una muy fluida circulación”, explica.

El Pabellón de Argentina, que desde hoy es el corazón de la Feria Internacional del Libro, da cabida a cuatro importantes áreas –como si se tratase de pequeños montículos concéntricos, al estilo de Guachimontones–. “Nos importaba mucho el contenido; aunque no es un tema que me haya correspondido hacer, sino que más que nada la función del arquitecto en este caso es generar una estructura, una base donde se puedan apoyar todos los contenidos principales que pretende Argentina mostrar en esta feria”.

Esos contenidos de los que habla Horario Torcello son lo literario –obviamente–, la relación entre Argentina y México a partir del exilio; los derechos humanos, y la información general, es decir, no sólo la que tiene que ver con el país invitado, sino con toda la FIL, pues el arquitecto es consciente de ese tránsito permanente que supone ser el corazón de la feria.

“El desafío fue bastante importante para nosotros como arquitectos: el generar toda la estructura, la base donde se apoyen los contenidos del pabellón, que son bastante estudiados (asunto que corrió por cuenta de la Cancillería)”.

El concepto

“Yo tenía la planta (plano) del lugar –explica Torcello–, con sólo ver la ubicación del pabellón, cómo son los accesos, te da cuenta que la posición es muy privilegiada y que tenía que desarrollar un proyecto pensando que este es un lugar de entrada y de tránsito, de ahí que una carga importante a resolver del problema funcional era que esto fuera un pabellón de tránsito y totalmente permeable, transparente y lo más perforable posible, que no queden barreras visuales, de ahí las formas de estas circunferencias, los cilindros tienen infinitas tangentes; si hubieran sido formas prismáticas seguramente eso hubiera generado algún tipo de choque espacial. Básicamente (la idea fue) generar confort visual, que esto se convierta en un lugar agradable”.

El piso tiene los colores de la bandera argentina: celeste y blanco, y aunque en esencia es un espacio prácticamente limpio, destaca en un área un referente gráfico de la cultura del país invitado: imágenes de Quino, uno de los homenajeados de la Feria, una figura imprescindible de Argentina para el mundo, y quien –por cierto- este 2014 ha cumplido 80 años.

El Pabellón también da cabida a un auditorio: “Otra consecuencia de la misma geometría, con un techo a menor altura, útil por temas acústicos; un lugar semicircular con una forma del típico anfiteatro de concentración de observación”.

SABER MÁS

Prolífica carrera


Horacio Torcello (Buenos Aires, Argentina, 1948) tiene una importante trayectoria. Lo mismo ha diseñado obras de infraestructura pública, que complejos residenciales. Para realizar el Pabellón en la FIL recibió una invitación directa de la cancillería argentina, para la cual ha hecho diversas obras.
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