Cultura
Anthony Browne comparte su experiencia creativa
El autor de cuentos infantiles Anthony Browne compartió con sus colegas sus experiencias profesionales y de vida, desde sus primeros dibujos infantiles, pasando por sus diferentes empleos y hasta algunos de sus más conocidos títulos
Contó por ejemplo, que los gorilas le parecen interesante porque sus caras con muy expresivas: “cuando observo sus ojos siempre intento imaginar lo que están sintiendo y creo que ahí adentro hay un ser humano viéndome. Además me recuerda a mi padre: físicamente muy grande y fuerte, pero muy sensible.
Sobre Willy el chimpancé, que vive en un mundo de gorilas más grandes que él, Browne comentó: “Willy es un personaje que inventé o descubrí, o conocí en los años ochenta, y no estoy muy seguro de donde vino solo apareció y me he dado cuenta que en gran medida tiene que ver con mi propia historia”.
Sin embargo, dijo el ilustrador, estas reflexiones siempre vienen después. Narró, por ejemplo, una entrevista en la que tuvo que hablar sobre uno de sus primeros libros: “Me preguntaron el significado de unas paredes con ladrillos y yo no tenía idea. Entonces mentí a la televisión: ‘representan la maneta fresca en que los niños ven el mundo’, dije, y el entrevistador asintió satisfecho con la respuesta. Se espera que yo sepa todo sobre mis libros, ¡pero no es así!”.
Anthony estudió diseño gráfico, aunque confesó que no le gustaba pues no tenía ningún interés en diseñar logotipos. Durante esos años fue jugador de rugby, y ahí empezó a hacer ilustraciones relacionadas con ese deporte, y a armar pequeños libros aprovechando la maquinaria de su escuela.
Cuando tenía 17 años su padre murió de un infarto en frente de él, lo cual fue una experiencia muy traumática que lo introdujo en una etapa más bien oscura, que se intensificó durante sus años como ilustrador médico, donde tenía que estar en las operaciones y dibujar los órganos del cuerpo humano. “Estaba obsesionado con el cuerpo, pensaba que lo único que somos era vasos sanguíneos y pedazos de carne, eso era lo único que parecía existir, me parecía fascinante pensar en la muerte”.
Afortunadamente después consiguió un trabajo como ilustrador en una empresa de tarjetas de felicitación, donde pudo explorar más su creatividad, y poco después comenzar su exitosa carrera como autor de libros para niños.
Sobre las fuentes de sus ideas, Browne expresó que en su caso pueden venir de cualquier lugar: películas, recuerdos u otras pinturas. Pero advirtió que hay que tener cuidado, ya que él mismo llegó a tener problemas por utilizar referencias a la obra de Magritte: “en lugar de manzanas en la cara de una persona, empecé a hacer bananas y me pareció divertido (…) porque es una manera de acercar el arte a los niños”. Esto le causó algunos inconvenientes legales con los representantes del pintor, que sólo están buscando ganar dinero. Sin embargó incitó a tomar prestadas ideas de donde sea y mezclarlas con la imaginación. “Es lo que hacen los niños, todos los niños son surrealistas”.
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
Síguenos en