Cultura
Anaïs Nin, desnuda en Wendy Guerra
Un peculiar performance
El olor a café recién hecho florecía por toda la sala, algunos encargados repartían pequeños vasos de cartón con la caliente bebida, mientras tres mujeres saltaban para complementar el escenario al pegar algunos trozos de la vestimenta de Guerra, que eran recortados por el mismo Saavedra.
Las tres féminas, ataviadas con una vestimenta clásica y elegante, entre rayas horizontales de negro y blanco, tal cual mimo de los años veinte, pegaban al muro aquellos pedazos vaporosos de tela negra. La consigna, parecía ser rellenar la silueta del sombrero en la imagen de la francesa Anaïs Nin, como el que portaba Guerra.
No todo era silencio. Los asistentes murmuraban con sorpresa tan inesperada presentación que en breve daría paso a ''Desnuda en La Habana'', la más reciente obra de la cubana Wendy Guerra.
Saavedra seguía escribiendo, a la distancia no se distinguían aquellas frases, solo se percataban jirones de delicadas líneas sobre el muro.
Uno tras otro eran pegados aquellos trozos de tela, que sin seguir una forma exacta, eran recortados a la gana de Saavedra, con unas plateadas tijeras. Paulatinamente, Guerra quedaba desnuda en sus piernas, como el título de su propia obra. Su cuerpo, espolvoreado en dorado se posó sobre el suelo, el mural se convirtió en una pantalla que reproducía un video en la que se mostraba a Guerra, hablando de “Camila”, la tortuga, de su también pasión por la pintura. Estampas de la escritora se reflejaban sobre los espectadores, aquí se mostró a una Wendy fumando, reflexiva, apasionada.
De pronto, Lágrimas negras de Jorge Rojas se entonó en una mujer. Acapella, acompañada al son de una percusiones cubanas. El público aplaudió, hasta que Guerra regresó el agradecimiento.
“(Desnuda en La Habana) es un encuentro entre dos cubanas francesas. Un encuentro íntimo entre Anaïs Nin y Wendy Guerra”, explicó la escritora cubana que recrea episodios de Anaïs Nin a manera de diario.
Por su parte, el también cubano Waldo Saavedra detalló cómo nació el peculiar performance: “En realidad no queríamos hacer una presentación como comúnmente se hace. Fue una idea que se me ocurrió así. Leí el libro, sabía la historia de Anaïs Nin desde tres años atrás, y fue una cosa totalmente casi improvisada, de crear un diálogo entre Anaïs y Wendy, me sentí como ese medio ¿yo no sé cómo se vio?, son de esas cosas que son ‘a la impronta’. Todavía me siento en shock, en medio de un estado extraño”.
En la FIL
“Me siento como una reina, ver cómo crece el público y se hacen colas y colas para los libros”.
Me gusta: “Que limpia todo lo que está pasando, ha limpiado todo los problemas de Guadalajara, eso es lo que más me ha gustado este año. En general, la multitud, la gente elidiendo libros, la necesidad de lectura que hay”.
LA FIL ES: “Un balcón muy importante para echar una mirada a América Latina y el mundo”.
EL INFORMADOR / NORM GUTIÉRREZ
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