Cultura

Ana Clavel asegura que está al margen del 'best seller'

Clavel estima que hay una forma de conocimiento que tiene que ver con la experiencia sensorial y corpórea

CIUDAD DE MÉXICO.- La escritora mexicana Ana Clavel es clara al señalar que posee la fortuna de ser poco modesta y no desviar su andar por el camino de las letras para tomar el atajo y la ruta del 'best seller'. 

Entrevistada con motivo de su más reciente obra, 'El dibujante de sombras', la escritora nacida en 1961, mencionó que para ella, 'cada libro es muy diferente y consentido de manera especial; soy poco modesta más no es exceso de vanidad'. 

Advirtió que le gusta su trabajo, que se ha topado con la fortuna de no desviarse en el camino y, consecuentemente, nunca ha caído en las tentaciones del 'best seller'. ¿Cómo lo logra? Sencillo: 'Me mantengo en mis niveles de exigencia'. 

No obstante ser un texto de reciente aparición, el libro ya ha cosechado no pocas críticas afectivas. 'Uno siempre desea lo mejor para sí y para sus libros. Mi trabajo es respetable porque apuesto por una propuesta literaria, seria y discreta'. 

Comentó que aunque la mayoría de las veces el público lector no advierte esa característica, a ella le queda clarísmimo que así debe ser. Trabajar de manera profesional, seria, honesta y dedicarse de lleno a cada aspiración intelectual. 

Su nueva entrega es una historia de amor, arte, religión, luz enceguecedora y arte, ubicada en el Zurich, del siglo XVIII. El deseo es tema recurrente en sus otras obras, 'Violetas flores del deseo',  'El Náufrago', y en la que hoy ofrece. 

Para la entrevistada, autora del libro de cuentos 'Fuera de escena', no hay nada más intrincado que el corazón de un hombre, tanto así que esta convicción ha llevado a muchos pensadores a comparar el corazón humano con un laberinto. 

Al reconocer ese hilo conductor en el conjunto de su obra, hace una analogía con los gatitos: 'En la medida que se aparta de sus padres a los gatitos, ellos se pueden volver seres neuróticos. Y si están con otros gatos, son mas sociables'. 

A partir de esa idea, Clavel estima que hay una forma de conocimiento que tiene que ver con la experiencia sensorial y corpórea. 'Somos en gran medida una esencia animal que se deriva a través del deseo y la necesidad de otros ámbitos', explicó. 

'Esa necesidad, esos ámbitos, dijo, llevan al ser humano a un terreno intrincado, oculto… el de las sombras, explicó. 

'Ese es un espacio que siempre tiene la atención en los asuntos del conocimiento del alma; si vemos una sombra, nos revela algo', precisó. 

Pero no algo vulgar, explicó, sino algo desconocido para nosotros mismos, inherente, involuntario, que viene a ser una especie de reflejo exterior de una parte de nosotros mismos que, incluso nos sorprende de manera extraordinaria. 

'Hay un suerte de magia, de alquimia que está presente, de simbolismos, como esas otredades en las que tarde o temprano nos acercamos a abrevar', comentó. Con esa forma de ver, de ser y de sentir, Ana Clavel escribió 'El dibujante de sombras'. 

Ahí, el suizo Johann Kaspar Lavater y el joven dibujante Giotto, tienen y comparten cosas en común, pero a la vez se vuelven antagonistas; uno va por la pureza espiritual y el otro por su religión personal, el arte y el cuerpo amado. 

'Nunca me hubiera imaginado trabajando una historia de un personaje suizo. Las historias que trae un escritor son una suerte de implante y, como creador, uno tiene la obligación de hacerlas creer', señaló la autora, con visible asombro. 

En ese sentido, añadió, nunca imaginé que por ahí había una semilla vinculada al siglo XVIII. 'Más allá de una búsqueda consciente hay un apasionamiento por esa parte oculta y misteriosa que esos personajes que forman parte de uno', adujo. 

Además de la extraordinaria investigación para elaborar el libro, la autora trabajó, a manera de intervención, exquisitas imágenes que complementan al texto de manera magistral. 'No es una mera ilustración', subrayó Clavel. 

Para escribir el libro investigó bastante, como siempre en cada una de sus obras. 'Acostumbré echarme un clavado absoluto en el tema que estoy trabajando, por eso es que me gusta y satisface cada cosa que hago', comentó convencida. 

En el libro, Giotto, no el pintor italiano, sino un dibujante de sombras, es tomado como aprendiz por Lavater, un pastor protestante del siglo XVIII. El joven da muestras de su talento para revelar, con trazos, la personalidad del rostro que dibuja. 
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