Cultura
Alvaro Luquín ''Expulsado de la humanidad''
El tapatío está por publicar su segundo libro y trabaja en el tercero con una beca del FONCA; asegura que no escribe por una necesidad vital, “sino como creación artística”
Su primer libro, Praderas Silenciosas, es el testimonio de una experiencia clínica que tuvo el autor luego de sufrir una crisis nerviosa. El propio Luquín reconoce en ese primer poemario un tono completamente distinto al de su segundo y tercer libro: Blanco Sucio, que está próximo a publicarse con la editorial independiente Filo De Caballos, y Cinemática Animal, en el que actualmente trabaja con el apoyo del FONCA.
El poeta y editor de la revista Metrópolis, Carlos Vicente Castro, destaca en su trabajo una importante influencia romántica así como un estilo intimista. Ángel Ortuño identifica también una lectura a conciencia del romanticismo decimonónico, pero del que Luquín se distancia con ironía y sentido del humor.
Inicios en la poesía
“Desde chico me gustó la lectura, el arte, la escritura. Me ponía a leer un libro y se me hacía algo insólito que se pudiera escribir algo así. Me puse a escribir ocurrencias; cosas sin estructurar. Cuando tenía 21 años, Luis Alberto Navarro fue el primero que vio mis textos y se convirtió en una especie de guía.
“En la universidad no te enseñan poesía”
Estudié Artes Visuales en el CUAAD, porque me gusta mucho el cine, pero he sido autodidacta en lo que se refiere a la literatura. Francamente en la universidad no te van a enseñar a escribir poesía. Si acaso te van a formar como investigador o maestro”.
Intereses y poetas de cabecera
Tengo muchas reminiscencias de la filosofía, desde los griegos. Me gusta un filósofo que se llama Gaston Bachelard, que fue quien me acercó muchísimo al tema del sueño en la poesía. También me interesa María Zambrano; Heidegger con su estudio sobre la forma; los filósofos y poetas franceses como Rimbaud, Baudelaire; los españoles de la generación del 27; Lorca; me gusta mucho la poesía romántica alemana de Novalis, Holderlin, Wackenroder…
Libros publicados
Empecé a escribir Praderas Silenciosas (La Zonámbula, 2011) en el hospital, porque me dio una depresión muy gruesa y me quería suicidar. A veces lo releo y siento que es algo que no pasó. Por más que quisiera volver a escribir así ya no podría; por el lenguaje, por el tono, la estructura, la forma. Creo que también me da pena porque es demasiado crudo, revelo demasiadas cosas. Lo escribí cuando iba a cumplir 23 años. Ahora tengo 28.
Escribir poesía, ¿para qué?
No escribo por una necesidad vital, sino como creación artística. Por darle forma a un pensamiento o experiencia, más que por sentimentalismo. Obviamente uno sí espera que lo lean, pero como poeta no vas a aspirar a que sean millones.
Género marginal
La poesía no aspira a las grandes masas; es más como un diálogo entre dos personas y siempre ha sido así. Como poeta estás en un entorno en el que eres el más rezagado; un entorno materialista en el que estás luchando contra corriente. Creo que el mundo se volcó totalmente contra la sensibilidad o contra el pensamiento filosófico y poético, y no es que ponga al poeta en un pedestal, pero sí es una profesión más rezagada. Casi estamos expulsados de la república de la humanidad.
Posibilidades de la poesía
Siento que la poesía no va a cambiar nada, no va a mejorar a la gente. Tampoco va a cambiar la vida a algo más prometedor. Pero te puede ayudar a que tú reconozcas lo que haces: que el sicario que mata a alguien por lo menos tenga la plena consciencia de ello. También puede ayudarnos a reflexionar sobre las cosas. Sobre los pequeños detalles que cambian a toda una generación.
La construcción de un poema
Puedes empezar un poema teniendo en la mente algo, una historia o una situación, y luego termina siendo otra cosa porque siempre está un paso más adelante la metáfora o la frase del poema. Se nos escapa, pues, a lo racional. Es como una especie de péndulo: si se va mucho de un lado te vas a hacer un poeta totalmente teórico y si te vas del otro lado te vas a volver muy retórico. Hay que tener frialdad a la hora de escribir en el sentido crítico. Hay que desconfiar siempre de todo lo que uno lee y todo lo que uno escribe. Siempre.
Cinemática Animal
Ahora estoy trabajando en un libro gracias a la beca del FONCA. Se llama Cinemática Animal, y es para explorar los temas de la luz, el movimiento, la danza, el cine. También tiene que ver con mi experiencia de observar el comportamiento de la sociedad. Tiene una especie de crítica a las cosas tan absurdas que hace el hombre creyéndose que ya rebasó todos los límites.
Manías a la hora de escribir
No tengo horario, ni nada. Tengo mi libreta y escribo hasta en servilletas, donde sea. Me gusta mucho trabajar fuera de mi departamento porque me gusta ver lo que está pasando. Yo me distraigo más fácilmente en el silencio que en el barullo de la gente. Anímicamente soy muy ondulante, pero en las mañanas es cuando me siento más tranquilo, cuando puedo reflexionar sobre la creación.
Otros hobbies
El futbol me gusta mucho, le voy a las chivas. Es que es un acto social casi mítico, de 11 contra 11; casi como un choque de civilizaciones. Para mí el futbol también es el comportamiento en el estadio, todo lo que suscita en una sociedad un partido, es importantísimo el futbol en la sociedad”.
POEMA
DN III
La costa llena de cadáveres encintos.
Ballenas
pulpos con largas cabelleras
y peces de otro mundo submarino
hacen guardia en esa morgue.
Ya un barco busca la avioneta.
A lontananza
monjas y enfermeras rescatistas
apilan bestias y fantasmas.
¡Abran todos los albergues!
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