Cultura

Almudena Grandes

Con la novela Inés y la alegría, la española obtuvo el Premio Sor Juan Inés de la Cruz

GUADALAJARA, JALISCO (18/DIC/2011).- Dice que es Almudena y la alegría porque el cierre del año ha sido maravilloso. Este 2011, Almudena Grandes (Madrid, 1960) obtuvo el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de novela, que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL); el Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska, que entrega el Gobierno del Distrito Federal; y el pasado viernes recibió el Tomás Pérez de la Izquierda Independiente, de España.

Los galardones fueron concedidos por la novela Inés y la alegría (Tusquets, 2011), que es la primera entrega de una serie de seis historias dedicadas a la reconstrucción de la memoria española y a destacar la lucha antifranquista.

La autora comenta en entrevista con este medio, en la FIL pasada, que la resistencia es “un fenómeno ignorado por la democracia española, que se fundó a sí misma sin reconocer una tradición. Estas novelas  pretenden rescatar episodios desconocidos de la resistencia para que los españoles contemporáneos se den cuenta de que nuestra democracia la debemos a alguien, que lo que tenemos no nos ha llovido del cielo, que lo hemos recibido del esfuerzo de una generación anterior”.

Así como Almudena Grandes es firme al hablar de la lucha antifranquista, lo es cuando se refiere a su vida, no duda y actúa con seguridad como una mujer que se conoce y acepta. 

— ¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?

— Creo que la felicidad es estar satisfecho con la propia vida.

— ¿Cuál es su miedo más grande?

— Que mis hijos sufran.

— ¿Cuál es el rasgo que más deplora de sí misma?

— Yo tengo un vicio muy arraigado, que es la soberbia. Soy una persona muy soberbia.

— ¿Cuál es el rasgo que más deplora en otras personas?

— Hay muchas cosas que no soporto, pero lo que más me indigna es la maledicencia, que hace daño.

— ¿Cuál ha sido su mayor atrevimiento en la vida?

— Mi mayor atrevimiento en la vida fue escribir mi primera novela, no tanto porque fuera una novela erótica, sino por atreverme a escribir una novela.

— ¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?

— Probablemente la belleza física y la ambición profesional, porque se pone por delante la ambición a la capacidad y al talento.

– ¿Qué le disgusta de su apariencia?

— Muchas cosas. A mí, me encantaría poder comer de todo y no engordar, lo que más me disgusta de mi apariencia no se ve, que es mi metabolismo. Cuando estoy delgada es porque me muero de hambre. Y no me gusta mi voz porque tengo esta tendencia a quedarme afónica todo el tiempo.

— ¿Cuáles son las palabras que más usa?

— Por fortuna, uso mucho las palabras te quiero porque tengo cerca a gente que se las digo todos los días. Y últimamente, he usado mucha la palabra izquierda. Uso todas las palabras que tienen que ver con mi oficio como literatura, ritmo, novela, estructura…

— ¿De qué se arrepiente?

— De muchas cosas. Yo no puedo soportar que la gente diga ‘no me arrepiento de nada’. Me arrepiento de muchas cosas, de muchas, porque si no sería tonta. Me he equivocado muchas veces. Me arrepiento de muchas cosas. De qué me arrepiento más, pues de muchas cosas que hice en mi adolescencia, de haber tonteado con el peligro en mucho aspectos sólo para sentirme mayor o sentirme importante, pero sino no habría llegado hasta donde estoy. Y de haberme enamorado de hombres estúpidos también me arrepiento. Me arrepiento, pero no lo cambiaría porque me ha dado cosas.

— ¿Cuál considera que es su estado ánimo actual?

— Mi estado de ánimo es privilegiado porque estoy en la FIL, recibo el Sor Juana y en marzo publicó otra novela.

— ¿Cuál es su posesión más preciada?

— Creo que mi posesión es la gente a la que quiero y probablemente estar enamorada de un hombre con el que vivo desde hace casi 18 años, ésa es  mi posesión más preciada.

— ¿Cuál es la peor miseria del mundo?

— Creo que la peor miseria del mundo ha vuelto a ser el hambre, por desgracia. Durante algunos años, se podía hablar de otras cosas como la injusticia, pero la situación del cuerno de África hace, que una vez más, paradójicamente y lamentablemente a estas alturas de la historia, el gran drama del mundo es el hambre, algo tan elemental e insoportable como eso.

— ¿Hay un personaje histórico con el que se identifique?

— No con uno, con muchos. Tengo mucha debilidad por Juan Negrín, quien fue el último jefe del gobierno de la república –española y fue un gran hombre de Estado del siglo XX, muy maltratado, muy injustamente tratado, muy capaz y admirable porque hacer las cosas que tenía que hacer, sabía que eso le iba a costar quedarse solo, lo hizo y se quedó solo. Yo le admiro mucho.

  — ¿Cuál es el rasgo que más le gusta en una mujer?

— La complicidad. Tener complicidad con ella, yo quiero a algunas mujeres y tengo la suerte de que están cerca. La complicidad y la lealtad porque las mujeres somos muy leales.

— ¿Y en un hombre?

— En general, la lealtad porque aprecio lo mismo de los hombres que de las mujeres. La lealtad y la honestidad intelectual, igual en las mujeres.

– ¿Hay personaje de ficción con el que se identifique?

— Hay muchos. De todos los míos, el personaje con el que más me identifico es Malena y me identifico bastante con Inés. Y de libros que no haya escrito, por ejemplo, en mi infancia me identificaba muchísimo con Josefine March, la hermana escritora de Mujercitas, que fue mi modelo.

— ¿Cómo le gustaría morir?

— Rodeada de mis nietos y de mis hijos. Y en paz.

— ¿Tiene apodos?

— No. Con la gente que me rodea firmo siempre como “Almu”, pero no es un apodo, es una abreviatura.

— ¿Cuándo y dónde es feliz?

— Soy feliz en muchos sitios porque necesito poco para ser feliz. Ésa es una de las suertes que tengo en la vida, cuando empecé a vivir con mi marido me dijo una cosa, que no se olvida, bueno, no era marido en aquella época, sino mi novio, me dijo: ‘lo que más me gusta de ti es la capacidad que tienes para disfrutar de todo’. Y es verdad, soy muy feliz de muchas maneras. Yo soy muy feliz escribiendo sola en mi casa de Madrid, en zapatillas y sin salir a la calle, en esos días que son para escribir. Soy muy feliz en verano en la playa. Soy muy feliz cocinando para mis amigos y para mi familia. Soy feliz viniendo a Latinoamérica y estando aquí en México, comiendo en el Santo Coyote y tomando tequila. Tengo la suerte de ser feliz de muchas maneras.

– ¿Cuál es el rasgo en un hombre que no le gusta?

— Hay muchos rasgos que pueden no gustarme en un hombre. En este momento, creo que no soporto a los hombres violentos. Detesto la violencia.

— ¿Qué o quién es el amor de su vida?

– El amor de mi vida es mi marido,  Luis García Montero, sin duda. Luego, el otro amor de mi vida es la literatura.

— ¿Cuándo miente?

— Bueno si tenemos en cuenta que mi trabajo exige fantasear, pero eso no es mentir. Ahora, miento poco, de pequeña era muy mentirosa. Confieso que casi siempre mis mentiras son piadosas, es decir que miento mucho por piedad, no sé si es una cosa buena, pero lo hago.

— ¿Cuál es su idea de la muerte?

— Mi idea de la muerte, como diríamos en España, es que es una putada porque a mí me gusta mucho vivir; no me apetece nada morirme. Eso primero, una cosa que no me apetece nada y, sin embargo, es un destino asumido. La muerte no me da miedo porque sé que me voy a morir, lo que único que me preocupa es perder la dignidad antes de morir.

— ¿Qué no perdonaría?

— No puedo perdonar la deslealtad y la tracción.

— ¿Qué le hace reír?

— Muchas cosas. Me río con frecuencia, me hacían reír mucho mis hijos cuando eran pequeños y ahora estoy esperando a que me hagan reír mis nietos, pero no tengo. Y estoy deseando tener nietos para reírme con ellos.

— ¿Qué le hace llorar?

— También muchas cosas. Lloro mucho viendo películas y leyendo libros. Me hace llorar la injusticia, aunque parezca mentira, la injusticia de la vida y de las cosas.

— ¿Cuál considera que ha sido su mayor logro?

— Mi mayor logro ha sido llegar a escribir 10  libros o más, no sé cuántos llevo, y haber creado a tres hijos a la vez. Ése es mi mayor logro, haber sido capaz de hacer una cosa sin dejar de hacer la otra. De eso es de lo que más orgullosa me siento.

– ¿Cuál considera que es un buen insulto?

— Para mí, el mejor insulto es que me llamen roja, como lo soy; así que cuando me lo dicen como insulto no lo considero.   

— ¿Cuál es su idea de la fidelidad?

— La fidelidad… Mi idea de la fidelidad es cualquier clase de conducta que no perjudique a la lealtad. Lo que es fundamental en una pareja, en una relación de amistad, en un trabajo y en todo es ser leal. Creo que hay infidelidades pequeñas que no perjudican a la lealtad e infidelidades grandes, que entonces se convierten en deslealtades y son intolerables.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando