Cultura
Alejandro Colunga ilumina con su luz
El artista de las ''maravillas y pesadillas'' celebra 45 años de trayectoria
Museo de las Artes, de la Universidad de Guadalajara y el Instituto Cultural Cabañas se unieron para rendir tributo a Alejandro Colunga con una magna exhibición de su obra (Maravillas y pesadillas), traída de aquí y de allá, perteneciente a diversos coleccionistas; vista, re-vista e incluso, nunca antes vista.
El encuentro sorpendió a todos, incluso al propio Colunga (tenía años sin ver algunas piezas), que a pesar de ser uno de los artistas prodigio de Guadalajara, pocas veces se le mira por acá.
Aquella fue una de las últimas veces que se vio en todo su esplendor al “rolling stone de la pintura”, como él mismo se autonombró, y aunque entonces aseguraba que no era “el nuevo mesías”, sino “el rockero, el vago, el loco” de siempre, es claro que bajo esa imagen que el artista ha esculpido con vehemencia, como si fuese uno más de sus fantásticos personajes, hay un hombre que está en todo, en lo que debe y, quién sabe, tal vez hasta en lo que no; pero de entrada se ha sumado al festival artístico que promueve el American School Foundation, con Luna malabarista de planetas, una obra que ayer fue estrella en una subasta.
El artista, una especie de mago que convierte en reales las imágenes de su mente, trabajará hoy con alumnos del American School en la realización de algunas obras, con lo que Alejandro Colunga se muestra congruente con una de sus preocupaciones: “Sembrar el arte en los jóvenes, ésa es la única salida al momento de inflexión por la violencia que vive la ciudad”, comentario que esbozó en febrero de 2011, cuando el Ayuntamiento tapatío le otorgó la Medalla Guadalajara “por ser un ciudadano ejemplar”.
El trazo de la vida
Alejandro Colunga nació el 11 de diciembre de 1948 —está a un mes de celebrar su 65 aniversario— y desde 1968 comenzó a exponer su obra en muestras colectivas e individuales; así, suma ya 45 años de trayectoria.
Aunque es autodidacta, la sensibilidad por el arte y el trazo le llegó tras estudiar la carrera de arquitectura, combinada con música y turismo; y si bien aquellos parecían escenarios aptos para su desarrollo profesional, al final Colunga se decidió por eso que le significaba un mayor reto, pero que hoy domina con maestría y singular precisión, dejando en cada forma (sea pintura o escultura) su muy particular sello.
Las imágenes y figuras de Alejandro Colunga parecen, a todas luces, extraídas de un sueño; a veces una pesadilla, según dijo él en aquella exposición homenaje de 2008.
Para nuestra suerte, es posible entablar contacto con la obra de Alejandro Colunga con mucha más frecuencia y de manera más cotidiana: La sala de los magos y Los magos universales, situadas en la explana del Instituto Cultural Cabañas, son personajes también de fotografías de turistas y curiosos locales; las piezas que se encuentran en Plaza del Sol (en una fuente), son elementos que no pierden —ni por un segundo— la atención de chicos y grandes; y aquellas que se encuentran en el malecón de Puerto Vallarta, se han convertido en distintivos del lugar.
Entrar en contacto con Alejandro Colunga y su magia, no es asunto de los sueños.
GUADALAJARA, JALISCO (09/NOV/2013).- Hace cinco años el
El encuentro sorpendió a todos, incluso al propio Colunga (tenía años sin ver algunas piezas), que a pesar de ser uno de los artistas prodigio de Guadalajara, pocas veces se le mira por acá.
Aquella fue una de las últimas veces que se vio en todo su esplendor al “rolling stone de la pintura”, como él mismo se autonombró, y aunque entonces aseguraba que no era “el nuevo mesías”, sino “el rockero, el vago, el loco” de siempre, es claro que bajo esa imagen que el artista ha esculpido con vehemencia, como si fuese uno más de sus fantásticos personajes, hay un hombre que está en todo, en lo que debe y, quién sabe, tal vez hasta en lo que no; pero de entrada se ha sumado al festival artístico que promueve el American School Foundation, con Luna malabarista de planetas, una obra que ayer fue estrella en una subasta.
El artista, una especie de mago que convierte en reales las imágenes de su mente, trabajará hoy con alumnos del American School en la realización de algunas obras, con lo que Alejandro Colunga se muestra congruente con una de sus preocupaciones: “Sembrar el arte en los jóvenes, ésa es la única salida al momento de inflexión por la violencia que vive la ciudad”, comentario que esbozó en febrero de 2011, cuando el Ayuntamiento tapatío le otorgó la Medalla Guadalajara “por ser un ciudadano ejemplar”.
El trazo de la vida
Alejandro Colunga nació el 11 de diciembre de 1948 —está a un mes de celebrar su 65 aniversario— y desde 1968 comenzó a exponer su obra en muestras colectivas e individuales; así, suma ya 45 años de trayectoria.
Aunque es autodidacta, la sensibilidad por el arte y el trazo le llegó tras estudiar la carrera de arquitectura, combinada con música y turismo; y si bien aquellos parecían escenarios aptos para su desarrollo profesional, al final Colunga se decidió por eso que le significaba un mayor reto, pero que hoy domina con maestría y singular precisión, dejando en cada forma (sea pintura o escultura) su muy particular sello.
Las imágenes y figuras de Alejandro Colunga parecen, a todas luces, extraídas de un sueño; a veces una pesadilla, según dijo él en aquella exposición homenaje de 2008.
Para nuestra suerte, es posible entablar contacto con la obra de Alejandro Colunga con mucha más frecuencia y de manera más cotidiana: La sala de los magos y Los magos universales, situadas en la explana del Instituto Cultural Cabañas, son personajes también de fotografías de turistas y curiosos locales; las piezas que se encuentran en Plaza del Sol (en una fuente), son elementos que no pierden —ni por un segundo— la atención de chicos y grandes; y aquellas que se encuentran en el malecón de Puerto Vallarta, se han convertido en distintivos del lugar.
Entrar en contacto con Alejandro Colunga y su magia, no es asunto de los sueños.
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