Cultura
Alberto Ruy Sánchez habla acerca Octavio Paz, a través de un árbol
Presentará en FIL 2014 libro biográfico dirigido al público infantil
Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera” (2014), un volumen dirigido a lectores de nueve años de edad en adelante, en el que se relata la vida del poeta mexicano a través de la voz de un árbol que, dentro de su obra, resulta emblemático.
En palabras de Ruy Sánchez, gracias a las ilustraciones de Ángel Campos que acompañan la edición, el libro vale mucho la pena pero, ante todo, se inserta en una serie donde “son los elementos cotidianos los que relatan la vida de los personajes; así, cuando respondí a la invitación que me hicieron los editores, elegí que la historia de Paz la contara la higuera del jardín del abuelo, un árbol que menciona varias veces en su poesía y sus memorias, cuyo papel es sumamente importante cuando fue niño porque fue donde tuvo su primera experiencia poética”.
Asimismo, detalla el escritor, “es la higuera el lugar donde él define su vocación, trepado en ella y pensándose como capitán de un barco; ahí decide que no será un hombre de acción sino un hombre de palabras. La higuera aparece por vez primera como el árbol cuyas ramas tocan la ventana del niño —como se aprecia en el libro de Paz ‘Águila o sol’—, en una memoria de infancia y, en un momento, el árbol lo reta a pensar cuál será su destino”.
El árbol como presencia
Por otra parte, agrega Ruy Sánchez, “la higuera aparece también en una película que dirigió Claudio Isaac, llamada ‘Octavio Paz: el lenguaje de los árboles’ (1983), para la que escribió el poeta un texto muy bello en el que relata una historia sobre sí mismo, subiendo a la higuera y definiendo su vocación”.
Pero esto no es lo único de lo que echó mano el autor, señala que “también hay otro árbol importante en su vida, el ‘Nim’ de la India, bajo cuya sombra, muchos años después el poeta se casó con Marie-José Paz; entre esos dos árboles transcurre no sólo la definición del poeta, también la del amor y la de la afirmación de la vida. Él hace un paralelo entre los árboles y la poesía, pues tanto unos como la otra, nos ayudan a vivir”.
Por supuesto, establece, “en la obra de Paz existen numerosos árboles, pero esos dos son los que tienen un carácter definitorio, son protagonistas de su vida. Él menciona los álamos, el sauce, otras higueras míticas que conoció en India; el árbol es asimismo metáfora del crecimiento de la poesía en el hombre —como en su libro ‘Árbol adentro’ (1987)—, con sus raíces que crecen dentro del cuerpo. El árbol fue siempre una presencia importante en su vida”.
Poema en prosa
Menciona Ruy Sánchez que, conocedor de la idea, la invitación le dejó varios meses para encarar la escritura del libro que, además, “es muy breve, no rebasa las ocho cuartillas, se trata de un texto para niños y en él hay poemas que hablan de los árboles, se cuenta la historia de un niño (en voz de la higuera) y su relación con los árboles. Breve y todo, yo pensé el texto como un poema en prosa, a pesar de contar una historia”.
Consignado en el catálogo de Ediciones SM 2015 encaminado a la promoción de la lectura en escuelas, el libro aparece dentro de la dieta para alumnos de sexto grado de primaria; lo anterior, se vincula directamente —dice el autor— “con la dimensión lúdica y juguetona que tenía Paz y que permite que su poesía se pueda acercar a los niños”.
Casi cantar
Autor de “Una introducción a Octavio Paz” (1990), en el que se aborda la trayectoria artística e intelectual del poeta mexicano, Ruy Sánchez establece que “haber hecho ese otro trabajo me permitió llevar a cabo éste; aquel es una síntesis de una investigación enorme, pero eso hizo posible muchas otras cosas porque implicó un intento por resumir una vasta obra que abarca más de 12 mil páginas”.
Ahora, explica, “en este libro no se inventa más que la manera de contar, todos los hechos son verdaderos y verificables; se trata de un poema porque se relata de un modo que es casi cantar, se desciben las escenas donde aparece el niño pero todo se basa en hechos o cosas que el mismo Octavio Paz dijo. Hay una idea didáctica porque los niños, cuando lean esto, deberán quedarse con hechos reales”.
Una edición impecable
“Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera” no sólo se compone del relato de vida escrito por Ruy Sánchez y las ilustraciones de Campos; además, se acompaña de una serie de fotografías que dan cuenta de la vida del poeta, una precisa cronología y, finalmente, un acuse de las fuentes de donde procede la información que sustenta el relato.
Este libro será presentado en la FIL el 30 de noviembre, al lado de las biografías de José Emilio Pacheco y Mario Molina; en esta misma colección hay textos acerca otros de importantes personajes como Charles Darwin, Remedios Varo, Guillermo González Camarena o Lola Álvarez Bravo, entre otros.
ADELANTO EDITORIAL
“Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera” (Ediciones SM)
> Reproducción con autorización de Ediciones SM. Fragmento de “Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera”, de la Colección Así Ocurrió/ Intantáneas de la historia.
Dice la higuera que hace muchos años, una tarde asoleada, su vida cambió de pronto cuando escuchó claramente que se abrió el portón de la calle y entró el anciano Ireneo con su bastón en la mano. Llegó dando órdenes para la mudanza. Detrás de él venían dos mujeres más jóvenes, su hija y su nuera. Y detrás, un niño curioso y muy pequeño, Octavio, que abría muy grandes los ojos azules conociéndolo todo con curiosidad. Faltaba el padre, que se había ido a la Revolución con Emiliano Zapata. La familia, empobrecida de pronto en medio de esa nueva guerra, había tenido que abandonar la ciudad para refugiarse en esa casona del abuelo en el pueblo de Mixcoac. El viejo había vivido también muchas batallas en el siglo anterior, el XIX. Y había escrito libros y dirigido periódicos. En sus memorias describe su vida como una gran aventura, con escape de prisiones al estilo conde de Montecristo. La tía se las leyó al niño como tantos otros libros que poblaron su infancia de imágenes escritas y de sueños, de lugares lejanos y pasados, de ideas y también de varias lenguas de otras tierras. Algunas veces, a la sombra de la higuera, la tía le mostraba al niño los horizontes infinitos y poderosos de las palabras. Le leía historia, novelas y sobre todo poesía.
Dice la higuera que, en cuanto podía escaparse de la vigilancia de sus mayores, el niño dejaba los libros de lado y se trepaba en sus ramas. Que le gustaban sus frutos del color de la noche. El niño, Octavio, las veía como frutos extraños que eran a la vez flores negras rellenas de miles de florecitas rojas, muy obscuras. Y muy dulces. Imposible no llenarse de sueños al devorarlas. “Comer higos es como comer sol y comer noche”, le dijo el niño a la tía que se quedaba con la boca abierta, llena de orgullo, mientras le ordenaba bajar del árbol para evitar una caída. Como las higueras se tuercen y se llenan de nervaduras cada año, son fáciles de escalar. Y Octavio subía por los requiebres anchos como rodillas tratando de llegar hasta arriba. Dice la higuera que allá se imaginaba en el mástil de un barco cruzando todos los mares o en un barco pirata a punto de hacer un abordaje. O miraba hacia el horizonte del mar y descubría tierras que nunca nadie había visto, nuevos continentes poblados por aves extraordinarias de colores únicos y ciudades asombrosas, casi indescriptibles. De noche escapaba de su cuarto y en las ramas más altas seguía trepando con la mirada. Dice la higuera que no dejaba de mirar hacia las estrellas, como si navegara entre ellas o fueran frutas inalcanzables que devoraba con la imaginación. Que no dejaba de mirarlas como si le estuvieran diciendo algo importante y secreto. El niño de ojos azules como el cielo, enamorado de la higuera, veía en ella una enorme tentación. No solo para escaparse y montarla sino para convertirla en puente hacia el mundo que deseaba conocer y, sobre todo, hacia lo que él podría hacer en ese mundo que miraba a lo lejos.
Dice la higuera que Octavio no dejaba de ir más allá mientras estaba en ella. Y que con insistencia le preguntaba a ella, mecida por el viento, qué le esperaba a él en su futuro. ¿Sería un hombre de acción? ¿Descubridor, luchador, un héroe como los de los libros?
TOMA NOTA
Presentación / FIL 2014
> Libro: “Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera”.
> Autor: Alberto Ruy Sánchez.
> Ilustraciones: Ángel Campos.
> Fecha: 30 de noviembre.
> Horario: 13:00 horas.
> Sede: Sala Juan José Arreola/ Expo Guadalajara, planta alta.
GUADALAJARA, JALISCO (26/NOV/2014).- Como parte de la Colección Así ocurrió/ instantáneas de la hitoria, en la que Ediciones SM ha reunido las vidas de grandes personajes de la historia mundial y nacional, uno de sus títulos recientes que se presentará en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara es una biografía escrita por Alberto Ruy Sánchez, “
En palabras de Ruy Sánchez, gracias a las ilustraciones de Ángel Campos que acompañan la edición, el libro vale mucho la pena pero, ante todo, se inserta en una serie donde “son los elementos cotidianos los que relatan la vida de los personajes; así, cuando respondí a la invitación que me hicieron los editores, elegí que la historia de Paz la contara la higuera del jardín del abuelo, un árbol que menciona varias veces en su poesía y sus memorias, cuyo papel es sumamente importante cuando fue niño porque fue donde tuvo su primera experiencia poética”.
Asimismo, detalla el escritor, “es la higuera el lugar donde él define su vocación, trepado en ella y pensándose como capitán de un barco; ahí decide que no será un hombre de acción sino un hombre de palabras. La higuera aparece por vez primera como el árbol cuyas ramas tocan la ventana del niño —como se aprecia en el libro de Paz ‘Águila o sol’—, en una memoria de infancia y, en un momento, el árbol lo reta a pensar cuál será su destino”.
El árbol como presencia
Por otra parte, agrega Ruy Sánchez, “la higuera aparece también en una película que dirigió Claudio Isaac, llamada ‘Octavio Paz: el lenguaje de los árboles’ (1983), para la que escribió el poeta un texto muy bello en el que relata una historia sobre sí mismo, subiendo a la higuera y definiendo su vocación”.
Pero esto no es lo único de lo que echó mano el autor, señala que “también hay otro árbol importante en su vida, el ‘Nim’ de la India, bajo cuya sombra, muchos años después el poeta se casó con Marie-José Paz; entre esos dos árboles transcurre no sólo la definición del poeta, también la del amor y la de la afirmación de la vida. Él hace un paralelo entre los árboles y la poesía, pues tanto unos como la otra, nos ayudan a vivir”.
Por supuesto, establece, “en la obra de Paz existen numerosos árboles, pero esos dos son los que tienen un carácter definitorio, son protagonistas de su vida. Él menciona los álamos, el sauce, otras higueras míticas que conoció en India; el árbol es asimismo metáfora del crecimiento de la poesía en el hombre —como en su libro ‘Árbol adentro’ (1987)—, con sus raíces que crecen dentro del cuerpo. El árbol fue siempre una presencia importante en su vida”.
Poema en prosa
Menciona Ruy Sánchez que, conocedor de la idea, la invitación le dejó varios meses para encarar la escritura del libro que, además, “es muy breve, no rebasa las ocho cuartillas, se trata de un texto para niños y en él hay poemas que hablan de los árboles, se cuenta la historia de un niño (en voz de la higuera) y su relación con los árboles. Breve y todo, yo pensé el texto como un poema en prosa, a pesar de contar una historia”.
Consignado en el catálogo de Ediciones SM 2015 encaminado a la promoción de la lectura en escuelas, el libro aparece dentro de la dieta para alumnos de sexto grado de primaria; lo anterior, se vincula directamente —dice el autor— “con la dimensión lúdica y juguetona que tenía Paz y que permite que su poesía se pueda acercar a los niños”.
Casi cantar
Autor de “Una introducción a Octavio Paz” (1990), en el que se aborda la trayectoria artística e intelectual del poeta mexicano, Ruy Sánchez establece que “haber hecho ese otro trabajo me permitió llevar a cabo éste; aquel es una síntesis de una investigación enorme, pero eso hizo posible muchas otras cosas porque implicó un intento por resumir una vasta obra que abarca más de 12 mil páginas”.
Ahora, explica, “en este libro no se inventa más que la manera de contar, todos los hechos son verdaderos y verificables; se trata de un poema porque se relata de un modo que es casi cantar, se desciben las escenas donde aparece el niño pero todo se basa en hechos o cosas que el mismo Octavio Paz dijo. Hay una idea didáctica porque los niños, cuando lean esto, deberán quedarse con hechos reales”.
Una edición impecable
“Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera” no sólo se compone del relato de vida escrito por Ruy Sánchez y las ilustraciones de Campos; además, se acompaña de una serie de fotografías que dan cuenta de la vida del poeta, una precisa cronología y, finalmente, un acuse de las fuentes de donde procede la información que sustenta el relato.
Este libro será presentado en la FIL el 30 de noviembre, al lado de las biografías de José Emilio Pacheco y Mario Molina; en esta misma colección hay textos acerca otros de importantes personajes como Charles Darwin, Remedios Varo, Guillermo González Camarena o Lola Álvarez Bravo, entre otros.
ADELANTO EDITORIAL
“Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera” (Ediciones SM)
> Reproducción con autorización de Ediciones SM. Fragmento de “Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera”, de la Colección Así Ocurrió/ Intantáneas de la historia.
Dice la higuera que hace muchos años, una tarde asoleada, su vida cambió de pronto cuando escuchó claramente que se abrió el portón de la calle y entró el anciano Ireneo con su bastón en la mano. Llegó dando órdenes para la mudanza. Detrás de él venían dos mujeres más jóvenes, su hija y su nuera. Y detrás, un niño curioso y muy pequeño, Octavio, que abría muy grandes los ojos azules conociéndolo todo con curiosidad. Faltaba el padre, que se había ido a la Revolución con Emiliano Zapata. La familia, empobrecida de pronto en medio de esa nueva guerra, había tenido que abandonar la ciudad para refugiarse en esa casona del abuelo en el pueblo de Mixcoac. El viejo había vivido también muchas batallas en el siglo anterior, el XIX. Y había escrito libros y dirigido periódicos. En sus memorias describe su vida como una gran aventura, con escape de prisiones al estilo conde de Montecristo. La tía se las leyó al niño como tantos otros libros que poblaron su infancia de imágenes escritas y de sueños, de lugares lejanos y pasados, de ideas y también de varias lenguas de otras tierras. Algunas veces, a la sombra de la higuera, la tía le mostraba al niño los horizontes infinitos y poderosos de las palabras. Le leía historia, novelas y sobre todo poesía.
Dice la higuera que, en cuanto podía escaparse de la vigilancia de sus mayores, el niño dejaba los libros de lado y se trepaba en sus ramas. Que le gustaban sus frutos del color de la noche. El niño, Octavio, las veía como frutos extraños que eran a la vez flores negras rellenas de miles de florecitas rojas, muy obscuras. Y muy dulces. Imposible no llenarse de sueños al devorarlas. “Comer higos es como comer sol y comer noche”, le dijo el niño a la tía que se quedaba con la boca abierta, llena de orgullo, mientras le ordenaba bajar del árbol para evitar una caída. Como las higueras se tuercen y se llenan de nervaduras cada año, son fáciles de escalar. Y Octavio subía por los requiebres anchos como rodillas tratando de llegar hasta arriba. Dice la higuera que allá se imaginaba en el mástil de un barco cruzando todos los mares o en un barco pirata a punto de hacer un abordaje. O miraba hacia el horizonte del mar y descubría tierras que nunca nadie había visto, nuevos continentes poblados por aves extraordinarias de colores únicos y ciudades asombrosas, casi indescriptibles. De noche escapaba de su cuarto y en las ramas más altas seguía trepando con la mirada. Dice la higuera que no dejaba de mirar hacia las estrellas, como si navegara entre ellas o fueran frutas inalcanzables que devoraba con la imaginación. Que no dejaba de mirarlas como si le estuvieran diciendo algo importante y secreto. El niño de ojos azules como el cielo, enamorado de la higuera, veía en ella una enorme tentación. No solo para escaparse y montarla sino para convertirla en puente hacia el mundo que deseaba conocer y, sobre todo, hacia lo que él podría hacer en ese mundo que miraba a lo lejos.
Dice la higuera que Octavio no dejaba de ir más allá mientras estaba en ella. Y que con insistencia le preguntaba a ella, mecida por el viento, qué le esperaba a él en su futuro. ¿Sería un hombre de acción? ¿Descubridor, luchador, un héroe como los de los libros?
TOMA NOTA
Presentación / FIL 2014
> Libro: “Octavio Paz: Cuenta y canta la higuera”.
> Autor: Alberto Ruy Sánchez.
> Ilustraciones: Ángel Campos.
> Fecha: 30 de noviembre.
> Horario: 13:00 horas.
> Sede: Sala Juan José Arreola/ Expo Guadalajara, planta alta.
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