Cultura
Adiós a Arturo Suárez, malabarista de la palabra
Conmoción en el ámbito literario y cultural tapatío con la muerte del autor del Canutero
GUADALAJARA, JALISCO.- La comunidad cultural tapatía aún continúa conmocionada por la muerte del escritor y colaborador de Radio Universidad de Guadalajara (UdeG) Arduro Suaves (el alter ego de Arturo Suárez), ocurrida el domingo a causa de complicaciones derivadas de una enfermedad renal que padecía desde hace tiempo.
Con su muerte desaparece uno de los máximos exponentes del periquete (brevísimo espacio de tiempo), al que se refería como “una frase corta de amplias pretensiones para la comunicación y la recreación verbales”.
Arturo Suárez clasificó periquetes por temas o áreas como una reacción en cadena de especialidad, hasta llegar a su forma más acabada: el canutero, que es el periquete de literatura.
Explicaba que “los canuteros se refieren a nombres de autores, obras literarias clásicas y novísimas, escuelas y tendencias, términos lingüísticos y al vocabulario de la creación literaria en general; de hecho, primero fueron conocidos como ‘literetes’”.
En 1989 fundó el Club de Periqueteros Solitarios de Occidente, Asociación Banal, “para que el periquetismo, que es un humanismo, y en el que militan socios y amigos, berrinchudos de la lengua y adoradores de Quevedo (fraseros en su tinta), se difunda por medio de lecturas colectivas y emisión de ‘manifiestas’, que no es la manía de hacer fiestas, sino la convicción más afanosa de transcribir el pensamiento, la brevedad de un vuelo semántico: son declaraciones de principios del periquetismo para destrabar Babeles, reforzar esperantistas y devolver el habla a los mundos”. En las tertulias organizadas en este club compartió su gusto por “las frases transgresoras del orden y del saber común literario establecido” con colegas y amigos como Felipe Ponce, Zelene Bueno, Óscar Tagle, Raúl Aceves, Fernando Franco, Arnulfo Sepúlveda, Raúl Bañuelos y Luz Balam.
El Periquetero Mayor, como lo bautizó el recientemente desaparecido David “Negro” Guerrero, nació en la capital jalisciense en 1947. Estudió letras en la Universidad de Guadalajara (UdeG) y trabajó como corrector en la Unidad de Vinculación y Difusión Científica de esta misma casa de estudios.
Cuenta con varios poemarios publicados como La diaria conspiración (1982) y Palabras debidas (1984), además de varias compilaciones de periquetes.
Los periquetes de Arturo Suárez se han publicado en la Gaceta Universitaria y en los libros El periquete Sarniente o el español descocado (1986) y Cantuero. Periquetes de literatura (1998).
Con su muerte desaparece uno de los máximos exponentes del periquete (brevísimo espacio de tiempo), al que se refería como “una frase corta de amplias pretensiones para la comunicación y la recreación verbales”.
Arturo Suárez clasificó periquetes por temas o áreas como una reacción en cadena de especialidad, hasta llegar a su forma más acabada: el canutero, que es el periquete de literatura.
Explicaba que “los canuteros se refieren a nombres de autores, obras literarias clásicas y novísimas, escuelas y tendencias, términos lingüísticos y al vocabulario de la creación literaria en general; de hecho, primero fueron conocidos como ‘literetes’”.
En 1989 fundó el Club de Periqueteros Solitarios de Occidente, Asociación Banal, “para que el periquetismo, que es un humanismo, y en el que militan socios y amigos, berrinchudos de la lengua y adoradores de Quevedo (fraseros en su tinta), se difunda por medio de lecturas colectivas y emisión de ‘manifiestas’, que no es la manía de hacer fiestas, sino la convicción más afanosa de transcribir el pensamiento, la brevedad de un vuelo semántico: son declaraciones de principios del periquetismo para destrabar Babeles, reforzar esperantistas y devolver el habla a los mundos”. En las tertulias organizadas en este club compartió su gusto por “las frases transgresoras del orden y del saber común literario establecido” con colegas y amigos como Felipe Ponce, Zelene Bueno, Óscar Tagle, Raúl Aceves, Fernando Franco, Arnulfo Sepúlveda, Raúl Bañuelos y Luz Balam.
El Periquetero Mayor, como lo bautizó el recientemente desaparecido David “Negro” Guerrero, nació en la capital jalisciense en 1947. Estudió letras en la Universidad de Guadalajara (UdeG) y trabajó como corrector en la Unidad de Vinculación y Difusión Científica de esta misma casa de estudios.
Cuenta con varios poemarios publicados como La diaria conspiración (1982) y Palabras debidas (1984), además de varias compilaciones de periquetes.
Los periquetes de Arturo Suárez se han publicado en la Gaceta Universitaria y en los libros El periquete Sarniente o el español descocado (1986) y Cantuero. Periquetes de literatura (1998).
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