Cultura

¿A dónde fuíste Monsi?

Carlos Monsiváis era un icono a los 30 años, no había lucha social que no lo necesitará: Holtz

GUADALAJARA, JALISCO (27/NOV/2010).- Cuando uno hojea el libro ¿a dónde váis Monsiváis? Se le vienen a la mente las imágenes de un “de efe” que sale en las películas de ficheras, que adornan las postales de México, hojear es querer estar en la casa azul de Coyoacan, saborear una nieve de la portales, tomar un café en la vieja colonia Roma, pasear de la mano mientras se le da la vuelta a la fuente de los Cibeles; es ese “de efe” del que nunca se canso de escribir Carlos Monsiváis, el cronista que hasta hace unos meses no escribe más.

Hojear, deciamos, es el primer encuentro con esa ciudad que es catalogada como la más habitada de América Latina; hojear ¿a dónde váis Monsiváis? Es visitar el Distrito Federal sin comprar boleto, una ciudad que se condensa en 360 páginas que cuentan el mundo absorto de una ciudad que no le gusta descansar.

Y para hablar del libro que le han hecho sus amigos a Monsiváis en homenaje, Déborah Holtz toma la palabra: “Quizá no haya en México un intelectual como él. Carlos era un hombre que elevaba las causas, puso la cultura popular al mismo nivel que la alta cultura”

¿A dónde váis Monsiváis? Es un libro que al que el mismo Carlos reviso antes de morir; sólo le falto verlo encuadernado “Una anécdota que te puedo contar es que cuando él me autorizo el texto, esa misma tarde él estaba autorizando su último libro Apocalipstick. Me duele que no lo haya podido ver, estoy segura que le hubiera encantado”

El libro, que se presenta hoy a las 18 horas, es la guía del DF a través de los ojos de Carlos, en el cual, además de ver fotografías de los lugares que frecuentaba el cronista, también hay textos de sus amigos más cercanos: Fabrizio Mejia Madrid, Porfirio Muñoz Ledo, Jenaro Villamil, Rafael Pérez Gay entre otros personajes del mundo intelectual del México contemporáneo. En las páginas hay anécdotas de cómo lo conocieron, sus gustos y manías; sus miedos, sus enredos, sus luchas. Monsiváis era un rebelde con demasiadas causas.

“En el libro además vas a encontrar gatitos con una burbuja pensante, y los extractos que leas es de una autobiografía que él escribió cuando tenía 28 años, sí, a los 28… es increíble que a los 30 años él ya era un icono.” Dice Holtz, una de las editoras de ¿a dónde váis Monsiváis?.

Y en las páginas está el pensamiento de ese hombre, los retazos de Monsivais; esa manera de ver el mundo y poder escribirlo en consonancia con su originalidad. Carlos escribía lo mismo del Metro que del estadio Azteca; igual del viacrucis de Iztapalapa dijo que era “el último, genuino, avasallador teatro de masas que queda en la república mexicana” como del California dancing club decía que "Esa es la onda, el baile con faje no es algo distinto del sexo, tal vez menos jadeos y menos teatro, quizá menos espectadores a la hora del triunfo"

Carlos ya no está pero nos queda su “de efe” mientras lo alcanzamos.

EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA
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