Cultura
A discusión, la función social del editor en la FIL
El oficio de los editores y el servicio que ofrecen a la comunidad, serán los temas a debate
GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2010).- El estado del libro y la falta de protección legal que padece, así como el oficio de los editores y el servicio que ofrecen a la comunidad, serán los temas a debate en las mesas redondas del Fórum Atlántida, con la presencia de escritores como Ricardo Piglia y Fernando Vallejo y editores como Diego Rabasa y Martí Soler.
En rueda de prensa para anunciar el programa de conferencias del Fórum Atlántida, Antoni Comas, coordinador del encuentro, señaló que la insustituible función social del editor tiene que ver con la selección de temas que pone al alcance de una comunidad para que influyan en sus modos de vida.
“La discusión entre autor y editor se dará de una manera muy pormenorizada, porque no hay un problema social más importante para nosotros que el fomento de la lectura”, por lo que cada uno de los ponentes brindará su punto de vista desde su experiencia y materia que le ocupa.
El debate sobre el valor del libro ocurrirá en un momento crucial para la edición en Iberoamérica, cuando “se violan derechos de autor y ni siquiera hay un respeto por ellos y se hacen versiones digitales muy particulares. Ojo: no es que estemos en contra de este tipo de publicación, nos encanta el e-book o libro digital, pero hay unas reglas que seguir antes de poner en línea un texto de determinado autor o editorial, que son los derechos de autor”.
En cuanto al fomento a la lectura, Antoni Comas asegura que se trata de un fenómeno social para el cual se pueden fijar estrategias integrales entre España y México, incluso en todos los países de Iberoamérica: “Es como el futbol: quieres fomentar el deporte entre los chavales, ¿cómo lo haces? ¿Cómo lanzas programas, si en tal comunidad no conocen una pelota de futbol? Es lo mismo con la lectura, si nunca han tenido un libro en sus manos o en su comunidad, porque no hay la infraestructura mínima, bibliotecas o librerías para atender esta necesidad”.
Antes que defender el soporte por el cual se difunden los textos, “hay que detenernos a reflexionar sobre los contenidos que publicamos. Da igual si al lector le das un libro en papel impreso o en un soporte digital, al final es lo que menos importa, siempre y cuando se respeten las reglas del juego; sin embargo, hay que cuidar el contenido, el valor de la información o del producto cultural”, señaló Martí Soler, directivo del Fondo de Cultura Económica (FCE).
En rueda de prensa para anunciar el programa de conferencias del Fórum Atlántida, Antoni Comas, coordinador del encuentro, señaló que la insustituible función social del editor tiene que ver con la selección de temas que pone al alcance de una comunidad para que influyan en sus modos de vida.
“La discusión entre autor y editor se dará de una manera muy pormenorizada, porque no hay un problema social más importante para nosotros que el fomento de la lectura”, por lo que cada uno de los ponentes brindará su punto de vista desde su experiencia y materia que le ocupa.
El debate sobre el valor del libro ocurrirá en un momento crucial para la edición en Iberoamérica, cuando “se violan derechos de autor y ni siquiera hay un respeto por ellos y se hacen versiones digitales muy particulares. Ojo: no es que estemos en contra de este tipo de publicación, nos encanta el e-book o libro digital, pero hay unas reglas que seguir antes de poner en línea un texto de determinado autor o editorial, que son los derechos de autor”.
En cuanto al fomento a la lectura, Antoni Comas asegura que se trata de un fenómeno social para el cual se pueden fijar estrategias integrales entre España y México, incluso en todos los países de Iberoamérica: “Es como el futbol: quieres fomentar el deporte entre los chavales, ¿cómo lo haces? ¿Cómo lanzas programas, si en tal comunidad no conocen una pelota de futbol? Es lo mismo con la lectura, si nunca han tenido un libro en sus manos o en su comunidad, porque no hay la infraestructura mínima, bibliotecas o librerías para atender esta necesidad”.
Antes que defender el soporte por el cual se difunden los textos, “hay que detenernos a reflexionar sobre los contenidos que publicamos. Da igual si al lector le das un libro en papel impreso o en un soporte digital, al final es lo que menos importa, siempre y cuando se respeten las reglas del juego; sin embargo, hay que cuidar el contenido, el valor de la información o del producto cultural”, señaló Martí Soler, directivo del Fondo de Cultura Económica (FCE).
Síguenos en