Crean calentador solar y huertos ante crisis
El ahorro en gas y cultivos en los hogares son algunas alternativas, ante el aumento en productos y combustibles
La crisis sanitaria empeoró la situación económica de los tapatíos, pero la guerra entre Rusia y Ucrania detonó mayores alzas en los precios de fertilizantes, maíz, trigo, aceites, gas, gasolinas, entre otros. Ante estos impactos, los tapatíos se las ingenian para salir adelante y sortear los problemas.
Para no usar tanto gas, Pablo Miramontes Guzmán construyó su propio calentador solar con ayuda de tutoriales de internet. Ahora tiene agua caliente para bañarse y ahorra dinero, pues el cilindro de 30 kilos de gas domiciliario subió de 613 a 789 pesos en este año.
Explica que antes compraba un cilindro cada 22 días para su familia, conformada por cinco personas; hoy le dura hasta tres meses gracias al calentador que construyó.
De acuerdo con el Instituto de Información Estadística y Geográfica, la inflación en Jalisco se encuentra en 7.41%, que representa el doble de la documentada en el año 2020. Está por arriba de la media nacional, que es del 7.28 por ciento.
Por otra parte, William Quinn y Rogelio armaron huertos urbanos para ahorrar en productos. Sus iniciativas se traducen en ahorro en la compra de algunas verduras y hortalizas.
Quinn inició con cultivos en su jardín y más tarde los movió al techo; hoy tiene lechuga, jitomate, tomate, arúgula, berenjena, fresas, zarzamoras, papayas, ejotes, jamaica, cilantro, perejil, entre otros. Por ahora, no tiene espacio para cultivar todo lo que consume en su casa, pero cuenta con cierta independencia; anima a más personas a cultivar y consumir sus propios alimentos.
Por otra parte, Rogelio y su familia tienen un pequeño huerto en su patio, donde cuentan con epazote, albahaca, hierbabuena, hinojo, lechuga, espinacas, jitomate, chile y uvas.
La guerra entre Rusia y Ucrania provocó una escalada en los precios de productos, confirma la Cámara de la Industria Alimenticia de Jalisco, que comenzó con reuniones con autoridades estatales para definir la estrategia y enfrentar esta problemática, sobre todo si el conflicto en Europa no se soluciona en menos de tres meses. Prevé que el desabasto de productos y materias primas dispare más los precios.
Para ahorrar y comer saludable, construyen los huertos urbanos
William Quinn comenzó a cultivar frutas y verduras en su jardín, y luego en el techo. Hoy tiene plantada lechuga, jitomate, tomate, arúgula, berenjena, fresas, zarzamoras, papayos, ejotes, jamaica, cilantro, perejil, entre otros alimentos.
“Ahorramos y comemos más saludable, y es como terapia, un pasatiempo agradable. También hago composta, es una manera de dar disposición responsable a los desechos orgánicos. Con el huerto creo que todo es más sabroso y fresco, cuando es recién cortado, la cosa tiene mejor sabor”, expresó.
Señaló que aunque por ahora no tiene espacio para cultivar todo lo que se consume en su casa, sí hay cierta independencia e incluso ha animado a más personas a que repliquen la idea, como a sus alumnos.
“Es una forma de declarar una independencia parcial de la agroindustria, que también tiene un impacto ambiental bárbaro del que no nos damos cuenta”, dijo.
Rogelio y su familia también tienen un pequeño huerto en su patio desde hace seis años. Lo hicieron desde que llegaron a su casa porque anteriormente tenían un departamento y no alcanzaba el espacio.
“Empezamos con hierbas: epazote, albahaca, hierbabuena, hinojo. Con la pandemia, como había más tiempo de estar en casa, empezamos a plantar más: lechuga, espinacas, jitomate cherry, chile y se nos dio un aguacate pero lo tuvimos que cambiar porque creció mucho y no había tanto espacio. También tenemos uvas”, compartió.
El pequeño huerto que tienen en casa le sirvió para tener un espacio de convivencia en familia. “Ojalá pudiéramos decir que tenemos cierta suficiencia alimentaria, pero aún no llegamos ahí. Necesitaríamos un cajete más grande y eso significa invadir el espacio de juego de los niños, así que lo haríamos hasta que se nos acabe la zona de juegos”, añadió.
Autoempleo, otra opción
Un cancel blanco da la bienvenida a un local de fondo rosa en el que, a simple vista, se aprecian un montón de esmaltes de todos los colores acomodados en una repisa de la pared y un escritorio donde Brenda Camberos hace magia sobre las uñas.
“Al principio decía ‘no puedo creer que estudié cuatro años (una carrera) para poner uñas’, y que me guste tanto”, expresó.
Hace apenas un mes que Brenda tiene el local, aunque desde diciembre se dedica a ello. Lo hizo porque no encontraba trabajo en lo que estudió o detectaba ofertas donde no le pagaban lo suficiente.
“Mi papá murió en enero de 2020 y antes de eso yo no trabajaba porque no lo necesitaba, pero después mi mamá no podía sola con los gastos así que me busqué un empleo”, compartió Brenda.
Dijo que se desanimó por las ofertas de trabajo, pero eso también la impulsó a poner su negocio. “Recordé que había tomado un curso de uñas hace mucho y decidí actualizarme para hacerlo como negocio”, añadió.
En diciembre del año pasado puso su negocio en la casa de su mamá, y después rentó un local en un lugar más céntrico.
“Ahorita no he visto las ganancias en sí, porque es como sacar lo que he invertido pero me falta poco. Aún así, gano igual o un poco mejor que antes y a mis tiempos”, dijo.
Agregó que aunque no descarta la idea de tener un trabajo relacionado a lo que estudió, su ilusión es crecer y tener un lugar más grande con todos los servicios de estilismo y belleza. “Me gusta ver de lo que soy capaz, de darle gusto a otras personas y que se vayan contentas”.
Construye su calentador solar
Luego de varias pruebas, Pablo Miramontes Guzmán, quien es artesano de cristal, pudo construir su propio calentador solar, tener agua caliente para bañarse y también ahorrar dinero, pues el tanque de 30 litros se cotiza en 789.30 pesos.
Hace 13 años, un amigo le comentó a Pablo que había construido un serpentín de tubo galvanizado para calentar su agua, pero sólo podía bañarse con agua caliente en las horas que el sol pegaba al instrumento.
Después, Pablo obtuvo la idea y con apoyo del internet y materiales como cobre y fibra de vidrio, logró hacer el suyo con un espacio para que se almacenara el agua caliente todo el día y alcanzara para los cinco miembros que conforman su familia.
“Solo días nublados, lluviosos no hay agua caliente, y en Jalisco estimo que son 5% en el año, porque a veces cuando está nublado y le pega la resolana aún así se calienta. Después de varios intentos perfeccionamos el sistema”, compartió.
En su azotea, junto con el tinaco, puso el calentador, que consta de 12 tubos, conectado a un depósito, y con el cual ahorra gas: pasó de comprar un cilindro de 30 kilos de gas cada 22 días a comprar uno cada tres meses, pues sólo lo usan para la estufa.
“Tiene 35 años de vida útil y no hay problema en que se oxide el depósito”, dijo.
Compartió que, aunque al inicio hizo algunos para vender, al final ya no era rentable porque llegaron otros más baratos, aunque también de menor calidad y que necesitan más mantenimiento.
“Hice algunos pero entraron calentadores más bonitos y vistosos, no todos son malos, pero les recomiendo que antes de comprar pregunten bien por la calidad del calentador”, añadió.
Por cuesta de enero, abre bazar y crece negocio
Desde hace 20 años, Adriana Mora vende ropa para dama y le iba tan bien que las cuestas de enero no le afectaban. Pero este año no fue así. Las ventas cayeron un 50% y vio más difícil cubrir sus gastos. Sin embargo, no se le cerró el mundo, al contrario, buscó una nueva manera de hacer dinero y con ayuda de su mamá puso un bazar en su casa.
Cuando inició su negocio, Adriana, que estudió Diseño de Modas, también confeccionaba los vestidos que vendía, pero una enfermedad se lo impidió y comenzó a vender solamente ropa de proveedores.
“Desde que empezó el año están muy mal las ventas a diferencia de otros años. Yo nunca sufría la cuesta de enero, pero esta vez ha estado muy pesado”, expresó.
Por ese motivo decidió poner un bazar en la cochera de su mamá, con el propósito de deshacerse de aquello que no necesitaba y tener dinero extra, pero ahora se está convirtiendo en un pequeño negocio.
“Yo me llevé ropa que no se me vendía en mi boutique para rematarla y sin querer, en tres semanas, ha ido creciendo. Me da poco más de 20% de mis ingresos porque son cosas en las que no invierto, sólo estoy sacando lo que no nos sirve. Son ganancias netas”, compartió.
Resaltó que esos pequeños ingresos le hacían falta porque a veces en su tienda no vende nada. Aunque por ahora no tiene planes a futuro con el bazar, adelantó que si sigue funcionando bien buscaría algunos proveedores de cosas usadas, pues cada vez le piden más cosas.
“Quiero que sea temporal mientras pasa esta pequeña crisis en la que estamos todos y en tres o cuatro meses pueda seguir con mi negocio de ropa, que es lo que en realidad me gusta”, agregó.
AYUNTAMIENTO
Implementan capacitación
- Los Ayuntamientos de la Zona Metropolitana de Guadalajara señalaron que ya implementan programas de huertos urbanos.
- Por ejemplo, en Tonalá, José Trino Campechano, titular de Fomento Agropecuario, adelantó que en dos semanas iniciará “Ecoactiva”, con talleres de sustentabilidad que incluyen huertos urbanos y que serán realizados en tres sedes: DIF Tonalá, Centro Cultural Santa Paula y Centro Cultural Loma Dorada.
- En Tlaquepaque lo hicieron con enfoque de género con el programa “Huertas que Transforman Vidas”', en el que participaron 30 mujeres de San Pedrito y de Las Huertas. Según informó el municipio, este año se volverá a realizar.
- En Tlajomulco realizan huertos en predios y capacitan a la población, desde niños, hasta adultos mayores. Aunque por la pandemia se cerró la capacitación a los mayores de 65 años, que son cuatro, hay ocho activos y tienen una lista de espera de casi 80 huertos, compartió Georgina Gaspar Plasencia, jefa de Cultura e Impacto Ambiental.
- Por su parte, Guadalajara comunicó que hay un programa que se lleva a cabo desde la administración anterior pero que se destuvo por pandemia. Sin embargo, ya comienza su reactivación pues actualmente se implementa en cuatro puntos, donde participan 150 personas, y esperan que al final de 2024 sean 50, dijo Erika Fregoso, encargada de huertos urbanos en el municipio.
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