Jalisco

Olvidan regular a la industria ladrillera

Las ladrilleras operan pese a las alertas atmosféricas emitidas a causa de los incendios forestales en la metrópoli

La Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet) del Gobierno de Jalisco y los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) dejaron en el olvido la regulación y reubicación de la industria ladrillera, una de las más contaminantes de la ciudad

A pesar de las alertas atmosféricas emitidas hace unos días por la mala calidad del aire, consecuencia de los incendios forestales, las ladrilleras siguieron operando. Esto se observó durante un recorrido realizado por este medio de comunicación en Tonalá y Tlaquepaque.

De acuerdo con la Semadet, la industria ladrillera es una de las principales emisoras de gases de efecto invernadero. 

La tecnología utilizada por los productores artesanales es totalmente rudimentaria; los humos y gases que se emiten a cualquier punto de la ciudad son conocidos como el “carbono negro”.

Jalisco se ubica en la segunda posición a nivel nacional en cuanto a la fabricación de ladrillo artesanal, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). 

La dependencia estatal se propuso implementar medidas para reordenar y tecnificar la fabricación artesanal de ladrillos, proponiendo opciones tecnológicas más sustentables. También se contempló atender prioritariamente el polígono Miravalle-Las Pintas en materia de calidad del aire.

En la metrópoli, la mayor parte de las ladrilleras se ubican en la zona sur, en colonias que presentan índices de marginación altos y en donde los días con mala calidad del aire son una constante. 

Entre los pendientes de la autoridad están llevar a cabo el padrón de ladrilleras, poner en marcha el Plan de atención al sector para la reducción de vulnerabilidad ambiental y social e impulsar un proyecto de intervención con los trabajadores de estos sitios.

Tlajomulco busca otro parque ladrillero 

En Tlajomulco de Zúñiga cuentan con alrededor de mil 200 patios ladrilleros en su territorio y debido a la importancia de esta actividad, ya se busca la construcción de un segundo parque ladrillero.

Gilberto Villalpando, jefe de Planeación y Regulación Ambiental de Tlajomulco de Zúñiga, explicó que el parque ladrillero ubicado en la carretera Buena Vista ha sido un éxito y por ello se busca replicar este proyecto.

“Tenemos ahí a ocho mil familias trabajando de manera permanente, generando ladrillos de calidad, además con vigilancia y métodos alternativos donde no se queman plásticos, ni llantas”, comentó.

El parque ladrillero cuenta con 16 mil metros cuadrados con ocho patios, tiene vialidades y tiene espacios para nuevos proyectos.

“Este año queremos tomarle la palabra al gobernador, que quiere el segundo parque ladrillero en Tlajomulco y seguir ampliando este programa donde se pueda trabajar de una manera más eficiente, ecológica y amigable con el medio ambiente”, añadió.

De acuerdo con el funcionario del Ayuntamiento en Tlajomulco, los alrededor de mil 200 patios ladrilleros están organizados en grupos o patrones.

“Tenemos registrados a un total de 234 patrones y estamos depurando porque, de acuerdo a la necesidad y temporalidad, algunos dejan de ser ladrilleros para dedicarse a otra actividad cuando se viene una mala temporada”, precisó.

El Ayuntamiento actualmente está trabajando con varios programas dentro del sector, no solamente en el patio ladrillero, sino en otras áreas para beneficiar a este sector.

“Tenemos un programa de apoyo con herramientas, palas y carretillas. También hemos trabajado en vinculación con las autoridades estatales en el programa invernal donde hay apoyos de despensas”, explicó Gilberto Villalpando.

Además, se brindan apoyos de servicios médicos para que tengan consulta sin costo para ellos y sus familias.

El municipio de Tlajomulco de Zúñiga pretende regular la producción de ladrillo en beneficio de las familias. EL INFORMADOR/ A. Camacho

Apoyan a productores en temporada decembrina

El Gobierno de Tlajomulco de Zúñiga demuestra su compromiso con los ladrilleros mediante la implementación de distintos programas de apoyo para asegurar la alimentación, economía y salud de ese sector tan importante para el municipio.

Ante la suspensión de las quemas para fabricar ladrillo y teja que estableció el Estado del 19 de diciembre al 7 de enero de este año con el objetivo de mitigar la contaminación atmosférica en el Área Metropolitana de Guadalajara, el municipio inició la semana pasada con la entrega de paquetes alimentarios para los ladrilleros registrados en el Salón de Usos Múltiples del CAT, ubicado en la Cabecera Municipal.

“A los trabajadores se les entregan dos despensas, una por cada semana que dura la veda, y en esta ocasión son 964 despensas que estamos entregando (…), si al final alguien falta nos vamos directamente a sus domicilios”, explicó Juan Manuel Hernández Encarnación, director de Ecología y Protección Ambiental.

El Gobierno del Estado, a través del DIF Jalisco y de la Secretaría del Sistema de Asistencia Social, otorga los paquetes alimentarios, así como juguetes, mientras que el municipio se encarga de gestionar y direccionar la entrega para que llegue a todos los ladrilleros de Tlajomulco.

“Está bien porque sí nos hace falta la ayuda, ya con esa ayuda no gasta uno tanto (…). Ojalá que todos vengan, sí conviene, hay que perder un rato, pero vale la pena”, comentó Gabino Barrera, quien se dedica a la fabricación de ladrillo y vive en la Cabecera Municipal.

Además, el Gobierno del Estado les entregó un apoyo económico de seis mil pesos a 157 personas que son dueñas de ladrilleras en Tlajomulco para mitigar el impacto económico que representa frenar la producción.

“Sí beneficia porque ahorita es un tiempo difícil para todo tipo de trabajo, lo económico se detiene algo y esta ayuda sí nos beneficia, gracias al Gobierno nos dieron dos despensas y juguetes para que los niños se diviertan”, mencionó José Dolores Joya, ladrillero de Tlajomulco.

Además, el municipio mantiene el apoyo de servicios médicos gratuitos para todos los ladrilleros y sus familias en las unidades médicas de Agaves, La Concha y Cabecera, y en días pasados se realizó la entrega de carretillas y palas para que puedan desempeñar su labor.

Reconoce Tonalá que no ha sido fácil reubicar a los fabricantes

El municipio de Tonalá es uno de los que cuenta con más ladrilleras de la Zona Metropolitana de Guadalajara, pero no ha podido reubicarlas.

Se estima que en este municipio operan 347 ladrilleras, de las cuales 280 se dedican a la elaboración de ladrillo de casa y 67 a ladrillo cerámico, pero esto varía dependiendo de la temporada.

Jorge Arias, director de Ecología del Ayuntamiento de Tonalá, reconoce que no ha sido fácil reubicar a los ladrilleros.

“Se les propuso un terreno propiedad del municipio en Puente Grande, pero no se ha concretado porque ellos dicen que si se van a un despoblado, donde están operando, ya tienen tiendas, tortillerías, farmacias, todo cerca y por eso no se quieren ir”, comentó.

No obstante, el funcionario municipal reconoció que las ladrilleras siguen proliferando debido a su fácil instalación. Algunas han iniciado operaciones de manera regular y otras de forma irregular.

“Yo lo que veo es que se debe a dos cosas, por un lado las ladrilleras siguen creciendo porque se van heredando los talleres a los hijos o nietos y ponen otros, otra es que viven en conformidad por la cercanía”, indicó.

Para Jorge Arias, en la mayoría de las colonias donde actualmente operan las ladrilleras, estas llegaron antes que los fraccionamientos, por lo cual es difícil cambiarlas.

Sin embargo, asegura que han estado regulando esta actividad, pero “hay vicios de hace muchos años que se tienen que ir cambiando poco a poco”.

“Nosotros como ayuntamiento a la persona que no tiene permisos, aparte de multarlos, vamos con una pipa de agua, se riega el horno y se daña el ladrillo”, aseguró.

Añadió que para provocar menos contaminación han recomendado a los ladrilleros que utilicen ventiladores en la primera prendida para dispersar más fácilmente el humo.

Además, en la temporada de invierno, conjuntamente con Semadet y la Secretaría de Desarrollo Social, se implementa el operativo para que dejen de quemar ladrillo, para lo cual se destinan apoyos económicos a los productores.

Colonia La Ladrillera es la cuna de este oficio en Tonalá

Entre calles de tierra y casas a medio construir, se levantan enormes hornos que se distinguen por el humo negro que emanan. Se trata de la Colonia La Ladrillera, ubicada en el municipio de Tonalá, cuna de los primeros talleres en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

En esta zona operan alrededor de 50 ladrilleras que, desde hace más de 60 años, se dedican a esta actividad de manera regular e irregular. “Yo tengo 60 años y siempre he estado en esta zona”, explicó Salvador Camarena, un fabricante de ladrillos.

El ladrillo se prepara con diferentes tipos de tierra, barro, estiércol de caballo o vaca y luego se quema con leña. “En temporada de diciembre nos paran para no quemar y el Gobierno del Estado nos da una ayudita, no es mucho, pero algo es algo”, reconoce el productor.

Depende de cada taller, pero aquí se elaboran entre 10 mil y 12 mil ladrillos por semana. Los ladrillos se venden a tres mil 200 el millar, es decir, a un costo de 3.20 pesos por pieza. “Algunos hacen de 800 a mil ladrillos en seis horas”, dijo. “Ahorita vale dos mil 300 aquí y en las aguas se incrementa dos o tres pesos, en temporada de aguas pesa más”, dijo Salvador Camarena. En cada ladrillera de esta zona se emplean entre tres y cinco personas. “Depende en cada taller, aquí somos tres trabajadores, algunas tienen dos, otros tres, depende de la producción que hagan”, añadió. 

Explicó que, durante la temporada de calor, los ladrilleros aprovechan para elaborar lo más que puedan, porque se baja la producción en temporada de lluvias. “Normalmente trabajamos durante siete meses, lo que consideramos como temporada alta.

Candelario Ávalos es otro productor de ladrillos que aprendió el oficio de su padre. “Yo tengo más de 40 años trabajando el ladrillo, a esto se dedicaba mi padre y ya lo quise hacer yo”, comentó.

En un pequeño terreno, Candelario tiene los montones de tierra y estiércol de vaca para mezclarlos y preparar la masa. “El estiércol le sirve para que le dé color al ladrillo y que salga colorado”. Una vez que la masa fue preparada, se vierte sobre un molde donde se elaboran cada uno de los ladrillos que luego se dejan al sol para que se oreen por dos a tres días, luego se meten al horno durante 10 horas.

“Ahorita son 10 horas, en temporada de aguas lo dejamos más horas por la lluvia, es muy difícil porque los que ya están oreándose hay que estarlos tapando y destapándolos a cada rato”, dijo. 

Explicó que los ladrillos duran muchos años, todo depende de cómo se hagan las fincas y el terminado que le den a las bardas. “Si las piedras se deshacen, imagínese los ladrillos”, aclaró.

El entrevistado reconoció que desde hace años el Gobierno del Estado y el Ayuntamiento han pretendido reubicarlos, pero aseguró que ha sido complicado. “Antes querían mandarnos para donde está la Farmacia Guadalajara o por Puente Grande, pero no nos han podido reubicar, no es tan fácil”, admitió Candelario Ávalos.

Además de la Colonia La Ladrillera en Tonalá, existen otras zonas donde hay muchas ladrilleras, como Santa Paula, La Jauja, Coyula, La Hacienda y San Gaspar.

Desde hace seis décadas, Tonalá se distingue por la producción artesanal de ladrillos. EL INFORMADOR/ A. Navarro


Procedimiento
Cómo se elaboran los ladrillos

1. Primero se revuelven de dos a tres tierras diferentes.
2. Se mezclan con estiércol de caballo o de vaca.
3. Luego la masa elaborada se vierte sobre unos moldes que le dan la forma de ladrillo.
4. Después se dejan en hileras para secar en el sol durante tres o cuatro días.
5. Se pasa al horno donde se deja por 10 horas o más.
6. Una vez horneado se saca para cargarse al camión.

Alto índice de contaminación por producción de ladrillo

Las ladrilleras generan contaminantes gracias a la combustión durante el proceso de quemado. Estos contaminantes, como el material particulado, monóxido de carbono, ozono, óxido de nitrógeno, cloruro de vinilo, entre otros, pueden ser nocivos para la salud de los seres humanos, informó la Universidad de Guadalajara. Los contaminantes pueden provocar diferentes patologías en el sistema respiratorio, irritación de garganta, problemas respiratorios, daño de los bronquios, asma y a largo plazo incrementan las posibilidades de que las personas desarrollen cáncer pulmonar.

La casa de estudios destacó que para la combustión, los ladrilleros suelen utilizar madera, pero también otros materiales como basura o en algunos casos hasta llantas. “Es decir, todo aquel material que puede generar combustión lo introducen en el horno”. Sólo en Tonalá hay más de 300 ladrilleras, y éstas pueden ser clausuradas para evitar la contaminación. 

Elaboran aditivo que reduce el tiempo de quemado

Hace unos años, cuatro estudiantes de la Universidad de Guadalajara realizaron un proyecto de ladrilleras. Desde el 2019, comenzaron con el trabajo, pero tuvo que parar en el 2021 por la pandemia de COVID-19. El objetivo del proyecto Ehécatl era fabricar ladrillos de una manera amigable con el medio ambiente con la utilización de un aditivo polvoso creado por ellos mismos y reducir el tiempo de quemado del mismo.

“Nuestro principal enfoque era el mezclado, optimizarlo y buscar que la mezcla que ellos utilizaban fuera la adecuada. Nosotros añadíamos el aditivo que era una combinación de sales”, explicó José Carlos Orozco Álvarez. De acuerdo con el entrevistado, el tiempo de quemado se redujo hasta un 20 por ciento.

Según la zona, se utilizan diferentes tipos de materiales para la fabricación del ladrillo. Estos pueden ser arcillosos como el barro, o fibrosos como el estiércol; además de tierra, todos los mezclan, en diferentes proporciones, con agua. Posteriormente, colocan la mezcla en moldes para darle forma. Luego lo ponen a secar, proceso que puede durar tres días, y al final lo introducen en un horno para eliminar el agua que todavía tenga y adquiera el ladrillo su dureza, afirmó Lizette Orozco Rosales, quien en ese año era estudiante de Ingeniería Química del CUCEI. En el proceso final de quemado, puede ser utilizada madera como combustible, y es una fuente de contaminación ambiental.
 

CT

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