Cultura

Una vida entre la tinta y el papel

Adéntrate en la historia de la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz”

El Centro Histórico de Guadalajara cuenta con una arquitectura única a través de edificaciones que le dan gran realce y contexto histórico, uno de ellos es el inmueble donde se ubica la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz” (Calle Pedro Moreno, Zona Centro), también conocido como el Ex Templo y Colegio de Santo Tomás de Aquino, encumbrado en las inmediaciones de Plaza Universidad.

Acerca de la historia de este emblemático edificio y sobre cómo opera la biblioteca, habla en entrevista para EL INFORMADOR, el maestro Alonso Solís Sillas, subdirector de la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz”, quien recuerda que el Ex Templo y Colegio de Santo Tomás de Aquino, pertenecía a los jesuitas, “estamos hablando de la época de la Nueva España. Entonces, es un edificio de finales del siglo XVI, el cual realmente tiene una larga historia y el cual ha tenido diversos usos patrimoniales, eclesiásticos y civiles”. 

Acota que funcionó como colegio y templo jesuita hasta el siglo XVIII.

“Siglo en el que el rey Carlos III expulsa a los jesuitas de todos los dominios de la Nueva España; esto comenzó en 1767. Entonces, a partir de ahí el edificio ha tenido distintas sedes, una de las más célebres es que aquí se fundó la Real Universidad de Guadalajara que ayudó a instaurar Fray Antonio Alcalde, pero esa universidad duró relativamente pocos años porque cuando triunfa la Revolución de Independencia, hay un fuerte sentimiento anticlerical y esta escuela era financiada con dinero de la corona y se cierra, y después se abren otras instituciones de educación superior”.

También recuerda Alonso Solís que el antiguo Templo y Colegio de Santo Tomás de Aquino, fue la primera sede del Palacio Legislativo del nuevo Estado libre y soberano de Jalisco. Además, también fue sede de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística y cuartel revolucionario, previamente.

Recuerda que en 1925 se vuelve a fundar la Universidad de Guadalajara, la moderna institución ya con Enrique Díaz de León como rector, “el gran impulsor de esa universidad fue José Guadalupe Zuno Hernández, quien era gobernador del Estado. Una de las grandes promesas de la Revolución Mexicana fue por supuesto la educación, así que se vuelve a fundar aquí la universidad en este recinto. Y en ese mismo año, en 1925, se pintan los murales que son obra de Amado de la Cueva, un pintor jalisciense que lamentablemente murió muy joven a causa de un accidente de motocicleta, pero él era una gran promesa de la pintura y el muralismo mexicano, y su asistente en esas pinturas fue David Alfaro Siqueiros”.

También recuerda que en esa misma época había una escuela adyacente en un edificio importante que se echó abajo, y a fines de los años 30 se construye el inmueble Lutecia, donde ahora están establecimientos comerciales.

Esta biblioteca se encuentra en un edificio de estilo neoclásico, el cual originalmente fue el templo del Colegio de Santo Tomás de Aquino. EL INFORMADOR/Archivo

Otro dato importante es que la ahora Biblioteca Iberoamericana fue Telégrafos de México de 1948 a 1985. “Ese fue el último uso que tuvo el Ex Templo de Santo Tomás de Aquino antes de ser biblioteca. Pero en 1985 queda en un estado de semiabandono, no tiene ninguna función, estaba fuertemente deteriorado con problemas estructurales, había incluso mucha basura. Y a finales de esta década, la Universidad de Guadalajara hace una serie de esfuerzos y gestiones para que el edificio volviera a formar parte del patrimonio de la UdeG. Entonces, siendo Raúl Padilla López rector de la universidad, establece él una comisión para restaurar este edificio para que pueda convertirse en biblioteca pública”. comparte que quien encabezó esta comisión de restauración fue el arquitecto jalisciense Gonzalo Villa Chávez.

Es así que finalmente la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz” se funda en 1991 en el marco de la Primera Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno: “Es una época muy interesante en México y en el mundo porque están teniendo lugar las transiciones a la democracia en Europa del Este y en América Latina; además, está a punto de colapsar la Unión Soviética en diciembre del 91 y el Muro de Berlín ya había caído en 1989; había una gran efervescencia por la democracia, por las libertades, la globalización y la integración de las economías a nivel mundial”. En ese momento era Presidente de la República Mexicana Carlos Salinas de Gortari.

“Raúl Padilla, quien era un líder fuera de serie, y recientemente fallecido, con sus grandes dotes de gestión y de liderazgo, hace una alianza con Salinas de Gortari para aprovechar la celebración de la cumbre iberoamericana y fundar una biblioteca iberoamericana aquí en la ciudad. Este evento fue un gran acontecimiento, vinieron prácticamente todos los presidentes, primeros ministros y jefes de estado de la región donde se integran España, Portugal y los países de América Latina”.

Recuerda que en esta cumbre estuvo Fidel Castro, quien causó sensación entre los medios de comunicación y los tapatíos. También estuvo el rey Juan Carlos de España, así como Carlos Menem de Argentina, César Gaviria de Colombia y Alberto Fujimori de Perú. “Fue una cumbre muy potente que tuvo muchas repercusiones que por cierto ahora ha perdido fuerza, pero que empezó con mucho vigor”.

De hecho, el pasado 19 de julio, fecha en la que se inauguró la biblioteca, esta institución cumplió 32 años. Una de sus funciones, según acota Alonso, es preservar la producción literaria y de pensamiento de los países de Iberoamérica para darla a conocer y promoverla. “Estos países donaron volúmenes de la producción científica, intelectual y literaria de sus regiones. Todavía tenemos hasta la fecha libros que donó Fidel Castro o el rey Juan Carlos de España”.

Asimismo, recuerda que la biblioteca comenzó con ocho mil volúmenes aproximadamente y a la fecha son ya aproximadamente 59 mil, “estamos llenos, ya no tenemos espacio para más acervo”.

La Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz” pertenece a la Universidad de Guadalajara; está situada en el Centro Histórico tapatío. EL INFORMADOR/Archivo

La relación con Octavio Paz

Sobre el motivo por el cual la biblioteca también lleva el nombre de Octavio Paz, explica que esto fue relacionado porque en 1990 este autor ganó el Premio Nobel de Literatura: “Recordemos también que Octavio Paz tenía una cercanía con el entonces presidente Salinas de Gortari, quien estudió maestría y doctorado en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, y Paz estaba haciendo una estancia de un año en Harvard también y parece que ahí coincidieron. Paz, de alguna manera, era un animal político”. Eso sí, recuerda que el autor no estuvo en la inauguración de la biblioteca.

Cabe señalar que el primer director que tuvo la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz” fue el autor Fernando del Paso, “uno de los hombres más universales que ha dado México en el siglo XX. Él estaba viviendo en Europa, en París específicamente, tenía 20 años o quizá más fuera del país, primero estaba en Estados Unidos, después vivió en Londres; estaba trabajando en la embajada de México, en París, y Trinidad Padilla -que también fue rector de la Universidad de Guadalajara- estudió en Francia y se hicieron relaciones”. Así que Raúl Padilla invitó a Fernando a dirigir la biblioteca, el escritor falleció en noviembre del 2018. Actualmente, la directora es la escritora Carmen Villoro.

¿Cómo funciona?

Es importante destacar que la biblioteca abre sus puertas a todo el público, no sólo a los estudiantes y trabajadores de la UdeG. “Vienen a esta biblioteca estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad; también, vienen muchos trabajadores jubilados que acuden a consultar los periódicos, casi religiosamente están aquí desde las 09:00 de la mañana; vienen muchas amas de casa y profesionistas. Inclusive, vienen estudiantes de medicina con sus propios manuales y libros porque les gusta estudiar aquí”. 

También acota que les abren las puertas a las personas en situación de calle, “funciona como una especie de refugio para ellos”. Lo que se pide para entrar es una identificación oficial, y no se cobra ninguna cuota.

En la biblioteca se puede hacer consulta de libros, de revistas y de periódicos. Hay internet inalámbrico, computadoras y una paquetería. No se ingresa con líquidos, debe guardarse silencio y los niños deben estar acompañados de un adulto.

El acervo principal es de literatura y pensamiento político y social de los países de Iberoamérica, están las obras de Octavio Paz, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, por ejemplo. “Pero también tenemos una sección amplia de referencias, que tiene enciclopedias temáticas y diccionarios sobre materias y disciplinas del conocimiento. Tenemos una sección de ciencias sociales, de sociología, de política, de estudios de género, de arte, de historia y también recetarios de cocina, son muy amplias las necesidades de los usuarios y tratamos de tener un poco de todo”.

La biblioteca abre de lunes a viernes de 09:00 de la mañana a 21:00 horas y sábados de 09:00 de la mañana a 17:00 horas. Todos los sábados a la 13:00 horas se ofrece una función de cuentacuentos para niños. 

La biblioteca cuenta con una serie de murales que adornan la nave central; están inspirados en la educación, el movimiento obrero y el socialismo. EL INFORMADOR/Archivo

Sobre los murales de la biblioteca

Cuando José Vasconcelos fundó la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921, como secretario de educación, filósofo y promotor de la cultura, se dedicó a impulsar a los pintores mexicanos, dándoles distintos espacios, muros y paredes para que pudieran plasmar sus obras. 

Uno de los elementos más importantes del muralismo mexicano fue la defensa del pasado indígena mexicano, recuerda Alonso, y esto es lo que se puede apreciar en los murales de la hoy biblioteca, los cuales, como ya se había mencionado, son obra de Amado de la Cueva, “para muchos historiadores del muralismo, estos son los que representan el ingreso de Guadalajara y de Jalisco en el movimiento del muralismo, porque son tempranos, de 1925”, cuando apenas se está gestando el movimiento del muralismo.

Según comparte Alonso, Amado en esta obra plasma una defensa de la tradición del socialismo, “que es junto con el liberalismo, una de las dos grandes tradiciones de pensamiento político en el mundo moderno. Por eso el color primario de los murales es el rojo, en las bóvedas del edificio vemos dos estrellas rojas. Y tenemos también una defensa de la tierra, de los obreros y del trabajo manual, de temas y motivos que son típicamente socialistas”.

Cierre por remodelación 

La biblioteca durante la pandemia cerró al público por poco más de un año, recuerda Alonso, sin embargo, ese tiempo lo dedicaron a trabajos de mantenimiento, como la reparación de la cúpula que tenía un desperfecto; también se remodeló la duela de la nave principal, las mesas y las luminarias. Además se construyó una pequeña sala para tener espacio para las presentaciones de libros y charlas. “La verdad es que el edificio requiere de mucho mantenimiento y cuidado constante porque tiene más de 400 años y el mobiliario de la biblioteca ya tiene más de 30 años”, comparte.

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