Aunque ya existe un decreto que establece a El Bajío como Zona de Recuperación Ambiental, aún faltan los planes parciales de desarrollo que estarán alineados a éste y que se proyecta queden listos en un mes y medio. Sin embargo, expertos en la materia consideran que es factible que en la zona se construyan desarrollos urbanos sustentables de forma controlada.Detallan que el decreto emitido el mes pasado por el Ejecutivo estatal determina que el polígono protegido comprende una superficie de 980 hectáreas, de las cuales, 315 ya están urbanizadas o cuentan con permisos de construcción, incluida la Villa Panamericana.“Ojalá que se hubiera conservado como zona agrícola lo que teníamos hace 50 años, pero no pasó. Ya lo tienes, ahora necesitas tener una política pública que tenga como eje rector la conservación y la protección, y no tanto el actuar como policías para impedir que se dé un desarrollo”, destaca el ingeniero Fernando Rueda Lujano.Lo anterior, debido a que se informó que no se permitirá la construcción de más vivienda en la zona, y el alcalde de Zapopan, Pablo Lemus, se mantiene en la postura de no otorgar permisos de habitabilidad para la Villa.El ingeniero insiste en que en la zona baja pudiera darse un desarrollo urbano, en la parte de la Villa Panamericana, “donde están los desarrollos habitacionales que ya existen, el estadio de Las Chivas. Ahí tendría que darse un desarrollo ordenado, donde se privilegien las áreas verdes”.En esto coincide el arquitecto José Pliego Martínez, especialista en diseño y planeación urbana, quien puntualiza que desde hace años se ha propuesto que entre 50% y 60% de todo el territorio de El Bajío debería conservarse como zona verde. “Con espacios abiertos con cuerpos de agua, con usos de equipamiento urbano y zonas habitacionales, pero no con el concepto de fraccionamientos y múltiples casitas. Lo que no se vale, es llevarlo a un extremo y decir que, dentro de esas medidas, no se puede hacer nada”.Proponen acciones como favorecer la inyección de escurrimientos superficiales libres de contaminantes en la cuenca media de El Bajío, proteger las zonas de infiltración libres de urbanización, limitar las superficies impermeables de la parte baja y reutilizar las aguas tratadas, entre otros puntos.De las 315 hectáreas que ya se encuentran urbanizadas en El Bajío, 75% del crecimiento se dio entre 2012 y 2013 (con 237 hectáreas). De forma moderada, de 2014 a la fecha también aumentó la superficie urbanizada en un promedio anual de 13 hectáreas.En un balance hídrico realizado en las cuencas de El Bajío y El Arenal se determinó que la infiltración media anual de la zona plana de éstas, es decir, el agua que alimenta al acuífero de Atemajac, es de alrededor de 1.14 millones de metros cúbicos, destaca el consultor Fernando Rueda Lujano. Para dimensionarlo, menciona, la recarga anual de este acuífero es de 147.3 millones de metros cúbicos, por lo que la aportación es menor al uno por ciento.La contribución, subraya, es más baja si se compara con los 10 metros cúbicos por segundo (310 millones de metros cúbicos) con los que actualmente se abastece la metrópoli. “Cuando hablamos de 1.14 millones de metros cúbicos contra 310 millones de metros cúbicos, eso lo convertimos a litros por segundo, son 132 contra 10 mil litros por segundo”.“Eso hay que referenciarlo, no digo que no sea importante (1.14 millones de metros cúbicos), sí es importante y hay que protegerlo y hay que promover acciones que promuevan la infiltración, pero eso de que el área baja de la zona de El Bajío es la fuente de agua potable para Guadalajara, no es cierto. Que se diga que de eso depende la zona metropolitana, no es cierto”.Por ello remarca que en la zona de El Bajío que fue decretada recientemente como zona de recuperación ambiental, sí se pudiera dar un desarrollo urbano ordenado que respete los cauces, garantice la construcción de áreas verdes y el establecimiento de cuerpos de agua.“En El Arenal, que es la parte que está más al norte de la zona baja, creo que es importante tener claro que podríamos habilitar algunos proyectos de infiltración, de recarga de acuífero”.El ingeniero señala que el problema es que estas zonas han sido invadidas y descuidadas, y no se están realizando proyectos de esta naturaleza.En la parte norte de la zona baja de la cuenca, puntualiza, se han detectado 62 hectáreas en las que pudieran desarrollarse proyectos de infiltración; incluso, dice, a espaldas de la Villa Panamericana también se ha localizado una zona.Para lograrlo, considera que es necesario proteger la zona federal en la que se puede contar con áreas de recarga. “Es protegerla. No sé… cercándola y decir: ‘Ésta es una zona inconstruible porque es una zona de infiltración’”.El experto en la materia puntualiza que se trata de una zona de dos o cinco hectáreas donde llegan todos los escurrimientos, “y donde se hace una lagunita, pero desaparece a los dos o tres días. Son zonas muy pequeñas, relativamente con poco dinero, pero es más fácil decir: ‘No, prohíbo todo y que nadie haga nada (desarrollos habitacionales)’”. A pesar de que inicialmente los vecinos de la zona de Santa Fe en la Ciudad de México se opusieron a la construcción de más de siete mil viviendas en el terreno La Mexicana, finalmente se llegó a un acuerdo con las autoridades para que se permitiera un desarrollo inmobiliario, pero condicionado a la construcción del parque urbano que lleva el mismo nombre.Éste fue inaugurado en 2017 y se convirtió en el segundo pulmón verde más importante en la capital del país. Fue construido en el 70% de un terreno de alrededor de 40 hectáreas, con un costo de dos mil millones de pesos que corrieron a cargo de la iniciativa privada, a cambio de construir viviendas en el resto de la superficie.Aunque esto último se llevó a los tribunales, en la zona de Santa Fe y en torno al parque ya se cuenta con torres habitacionales y de negocios.La Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) de la pasada administración del gobierno capitalino, presumió que este proyecto era una “clara acción hacia la habitabilidad, el derecho a la ciudad y la sustentabilidad”, pues surgió de la actuación de “gobierno y ciudadanía” de dar a la zona un espacio que garantice el sano equilibrio entre edificaciones y espacios abiertos, así como equipamientos de servicio y recreación.La actual administración investiga presuntas irregularidades que se habrían presentado en los procesos de construcción durante la gestión pasada.Según la página web del Parque La Mexicana, desde su concepción, éste ha tenido un fuerte compromiso ambiental y funciona como un pulmón para el Poniente de la Ciudad de México, principalmente por sus 100 mil metros cuadrados de áreas ecológicas, 62 mil metros cuadrados de césped, los dos lagos artificiales y los humedales. Entre 2012 y 2013, el proceso de urbanización de El Bajío creció cuatro veces con respecto a la década anterior, alcanzando un total de 237 hectáreas, se señala en el Programa de Recuperación Ambiental.En el documento, que forma parte del decreto publicado en septiembre pasado por el Ejecutivo estatal, se informa que en 1993, el proceso de urbanización todavía era incipiente, con un total de 21 hectáreas, que corresponden principalmente a los fraccionamientos de Rancho Contento y “El Bajío”.A partir de 2011, el crecimiento fue más lento y se cubrió una superficie de 58 hectáreas. En este periodo se establecieron edificaciones en la colindancia con el Periférico y la ladera Norte y Noroeste del Cerro El Colli.En los siguientes dos años creció la zona habitacional, aunque desde 2014, el crecimiento ha sido más moderado. “Y en los últimos seis años, la superficie, cuyo uso de suelo cambió, se incrementó en un promedio anual de 13 hectáreas por año, sumando un total de 315.8 hectáreas en 2019”.Las autoridades añaden que las características de ubicación de El Bajío convierten a la zona en un lugar crítico para los riesgos. Entre los más relevantes se destacan los incendios forestales, además de presentar alto riesgo de deslaves e inundaciones esporádicas.Este medio publicó en junio pasado que de los 26 incendios registrados durante este año en el polígono del Bosque La Primavera y su zona de recuperación, 17 coinciden con zonas cercanas a asentamientos irregulares.Vía Transparencia, el Organismo Público Descentralizado informa que estos asentamientos o colonias dentro del área protegida, “presentan un crecimiento espontáneo sin una planeación previa, caracterizados por no contar con permisos de construcción o licencias de urbanización”.Dentro del polígono sólo podrán realizarse las siguientes obras y acciones: La declaratoria de Zona de Recuperación Ambiental abarca 980.8 hectáreas, lo cual garantiza beneficios ambientales para dicho polígono e igualmente contribuirá a la conservación del Área Natural Protegida Bosque La Primavera.Tiene como finalidad asegurar el uso y destino de la superficie como medida de sustentabilidad ambiental.José Pliego Martínez (especialista en diseño y planeación urbana).La propuesta de edificación vertical en la zona de El Bajío debe estar acompañada de un desarrollo ordenado con amplias áreas verdes que puedan ser utilizadas por la ciudadanía en general, destaca el arquitecto José Pliego Martínez.Recuerda que el fraccionamiento Ayamonte, que se encuentra ubicado en la zona, está lleno de bardas. “No ves espacios verdes, probablemente (al interior). Aunque es un buen diseño en general”.Opina que un desarrollador no va a construir si va a perder su inversión “lo que se trata es que no gane dinero a mansalva y que le dé en la torre a los demás conceptos para la conservación”.Cuestionado con relación a las intenciones de los desarrolladores de la Villa Panamericana,de construir áreas verdes en torno al complejo para que pueda ser utilizado como vivienda, el especialista considera que es una propuesta adecuada, aunque aclara que no conoce el detalle del proyecto.“A nivel de concepto, en general, sí es exactamente lo que se busca para que se dé esa proliferación de espacio público… es fundamental. Mientras no logremos consolidar esa parte, vamos a seguir batallando”.