La empresa noruega-estadounidense Petroleum Geo-Services (PGS) recibió permiso del Gobierno para realizar exploraciones a lo largo de 10 mil kilómetros de líneas sísmicas en el Caribe hondureño.OilWatch, que tiene su sede mesoamericana en Costa Rica, indicó en un comunicado que se opone a estas exploraciones porque propiciarán la construcción de carreteras, oleoductos, tanques de almacenamiento y campamentos, que tendrán un "gravísimo impacto social y medioambiental".También hizo hincapié en que estas obras amenazan al modo de subsistencia de los indígenas, porque "arrasan el ecosistema" en el que habitan y que han preservado durante años, por lo que son los territorios "mejor conservados del planeta".OilWatch, creada en 1996 con representantes de 15 países de Asia, América y África para vigilar las intervenciones de las petroleras, afirma que todos los pueblos tienen derecho a "decidir sobre sus recursos", por lo que las poblaciones indígenas hondureñas tienen "el derecho de oponerse a las actividades petroleras" en su territorio.Según un informe elaborado por expertos rusos en 1999, Honduras tiene cuencas petrolíferas desde Tela hasta Mosquitia, una región de 200 kilómetros situada en la frontera con Nicaragua.El mismo informe apunta a que los mantos de petróleo están situados en la plataforma continental y en tierra firme, concretamente una extensión que abarca unos 150 mil kilómetros cuadrados.Los mismos rusos también indicaron que en la zona de la Mosquitia se puede abrir una reserva con una cantidad entre dos y tres billones de toneladas, y que Honduras podría explotar unos siete millones de toneladas al año, lo que sería un alivio para su débil economía.