A bordo de un cohete Vega, y guiado desde el centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) en la ciudad alemana de Darmstadt, el satélite debe alejarse 1.5 millones de kilómetros de la Tierra para tratar de confirmar este elemento clave de la Teoría General de la Relatividad.Einstein sostuvo que las ondas gravitacionales del espacio, unas ondulaciones producidas en el espacio-tiempo por acontecimientos muy violentos como la explosión de una supernova o la fusión de dos agujeros negros, eran abundantes y contenían información clave, como las causas de su origen.Entre esa información podrían hallarse, agregan los expertos, claves sobre algunas de las incógnitas fundamentales del cosmos pendientes de resolución, como datos sobre el Big Bang que dio lugar al universo.Pero hasta el momento la comunidad científica nunca ha logrado captar directamente estas ondas, pese a tener constancia de su existencia.Ahí es donde entra en escena LISA Pathfinder, como paso previo, pero decisivo, de esta investigación científica: su misión es probar a pequeña escala una tecnología novedosa que, de mostrarse eficaz, a mediados de la próxima década se instalará en el futuro observatorio de ondas gravitacionales de la ESA, el eLISA.LISA Pathfinder hará este experimento con dos masas cúbicas idénticas, de 46 milímetros de lado, hechas de una aleación de oro y platino, que flotarán en el vacío y se mantendrán a una distancia constante de 38 centímetros."Para detectar las ondas gravitacionales hay que medir la distancia entre dos cuerpos en caída libre con una precisión altísima, sin ninguna otra perturbación que altere sus posiciones", explica Carlos Sopuerta, científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español e investigador principal del grupo de Astronomía Gravitacional-LISA del Instituto de Ciencias del Espacio.Si la tecnología resulta exitosa, se aplicará en el eLISA, pero a una escala mucho mayor, con tres satélites separados por más de un millón de kilómetros, una distancia que permitiría "detectar las ondas gravitacionales provenientes de los fenómenos más interesantes del Universo", agrega Sopuerta.Debido a la fuerza de la gravedad, esta tecnología no puede ser verificada en la Tierra, de ahí que el satélite experimental tenga que lanzarse al espacio hasta el lugar en el que las fuerzas de atracción de la Tierra y el Sol se equilibran, en el denominado punto Lagrange.Lo más complicado de la misión de LISA será mantener las condiciones de caída libre y, por eso, el satélite cuenta con tecnologías creadas ex profeso para contrarrestar fuerzas como la presión que causa la radiación solar, los efectos de temperatura y las fuerzas magnéticas del propio satélite.La tecnología a bordo del LISA Pathfinder se probará entre febrero y septiembre de 2016, según la ESA.Está previsto que LISA Pathfinder despegue del puerto espacial de la localidad de Kourou a las 4.15 GMT del 2 de diciembre y está previsto que el satélite se separe del cohete a las 5.45 GMT.