París y Roma piden a Bruselas que tenga en cuenta el CO2 de las importaciones

PARÍS,FRANCIA.- Francia e Italia quieren que la Comisión Europea (CE) integre en su informe de junio sobre las emisiones de CO2 de la industria, un mecanismo que contabilice la contaminación generada por los productos importados, para que no se vean perjudicadas las empresas implantadas en Europa.

En una carta al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, el jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy, y el jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, pidieron un "mecanismo de ajuste en las fronteras", e insistieron en que debería ser "inclusivo" y "no proteccionista".

Sarkozy y Berlusconi, que en ningún momento utilizaron el término de impuesto a las importaciones, pusieron el acento en que "todo mecanismo de ajuste en las fronteras debe ser plenamente compatible con las reglas de la OMC" (Organización Mundial del Comercio) y "realizable en el plano técnico", para lo cual hay que "concentrarse en los sectores realmente expuestos a las fugas de carbono".

Los dos mandatarios, que recuerdan que Estados Unidos ha establecido "disposiciones comparables" en proyectos de ley que se están tramitando actualmente, aseguraron que cumplir esas condiciones es posible.

El presidente francés y el jefe del Ejecutivo italiano argumentaron que después de los "compromisos unilaterales" adoptados el pasado año por la Unión Europea (UE) para abordar las negociaciones internacionales sobre el cambio climático, que tuvieron su colofón en la conferencia de Copenhague en diciembre, ahora hay que "reforzar su enfoque táctico".

A juicio de ambos, eso pasa porque la UE utilice "nuevos instrumentos de negociación para hacer su acción más eficaz y más creíble en las instancias internacionales competentes".

Una alusión indirecta al fiasco que para la Unión supuso Copenhague, donde los europeos no consiguieron su objetivo de establecer un mecanismo internacional de obligatorio cumplimiento para reducir, de forma cifrada, las emisiones de CO2, que se consideran el principal gas causante del calentamiento climático.

Sarkozy y Berlusconi abundaron en la idea de que tener en cuenta las emisiones generadas en los países de producción por los productos importados por la UE permitiría a los europeos "prevenir" un riesgo de deslocalización de sus industrias.

En primer lugar por "incitar a terceros países a adoptar medidas de reducción de sus emisiones, por ejemplo en el marco de acuerdos sectoriales".

Además, esos terceros países sabrían que si se niegan a aplicar dispositivos suficientes en los sectores concernidos por el "mecanismo de ajuste" europeo, "a sus productos se les aplicaría una compensación equivalente al esfuerzo previsto en la Unión Europea".

"Se trata de un mecanismo indispensable que la Unión Europea debe poder utilizar si queremos preservar la integridad medioambiental de nuestros esfuerzos y garantizar el compromiso de nuestros principales socios", argumentaron.

Sarkozy y Berlusconi subrayaron que dan "la mayor importancia" a que el documento del Ejecutivo comunitario de junio precise todos esos elementos para contribuir al trabajo que luego habrán de continuar los jefes de Estado y de Gobierno para definir la política de los Veintisiete en la lucha contra el cambio climático.

Sarkozy, que tras unas series de reveses judiciales y electorales renunció el mes pasado a su promesa de establecer en su país una "tasa de carbono" que grave las emisiones de CO2 en el precio de productos y servicios, afirmó entonces que ese dispositivo sólo tendría sentido si se impone en la UE.

Su propuesta inicial, que planteaba un impuesto a las importaciones de países que no tuvieran políticas de reducción de emisiones similares a las europeas, fue acogida con frialdad por el resto de los países de la UE.