LONDRES, INGLATERRA (26/OCT/2016).- Un tratamiento terapéutico especializado que enseña a los padres a comunicarse mejor con sus hijos autistas mejora los síntomas de los pequeños a largo plazo, concluye un informe publicado en "The Lancet".La revista médica británica recoge los resultados de un estudio que siguió la evolución de un grupo de padres y sus hijos, de entre dos y cuatro años, que participaron en el llamado Experimento preescolar de comunicación para autismo (PACT, por sus siglas en inglés).PACT es un programa terapéutico de comunicación social para niños autistas implementado por los propios padres, a quienes se enseña a detectar las particularidades comunicativas de sus hijos y a responder a ellas.Los investigadores hicieron un seguimiento de 121 niños, primero en edad preescolar y luego seis años después.De estos niños, 59 habían recibido con sus padres la terapia PACT, y el resto tratamientos convencionales, como intervenciones puntuales con psicólogos.Entre las familias que recibieron el tratamiento intensivo que ofrece PACT, se detectó un descenso en los síntomas de autismo de los niños.El porcentaje de infantes considerados profundamente autistas se redujo de un 55 % al principio del experimento a un 46 % al cabo de seis años.En el caso de los niños que recibieron tratamientos terapéuticos convencionales, el porcentaje de pequeños con síntomas de autismo profundo aumentó, de un 50 a un 63 %.El tratamiento PACT conlleva sesiones con especialistas, en las que se graba a los padres interactuando con sus hijos para después mostrarles el vídeo y enseñarles cómo mejorar la comunicación con sus hijos y captar las sutilezas de su comportamiento.Después, los padres se comprometen a pasar 20 o 30 minutos en casa poniendo en práctica técnicas aprendidas.Según los investigadores, esta es la primera vez que se demuestra que una intervención dirigida en la primera infancia puede mejorar de forma permanente los síntomas en niños autistas.Los autores apuntan que las mejoras se detectan en el plano de la comunicación social y en la reducción del comportamiento repetitivo, pero no en otros síntomas que padecen los afectados de autismo, como problemas en el lenguaje y de comportamiento o ansiedad."La ventaja de este enfoque, frente a intervenciones solo con psicólogos, es que tiene el potencial de tener un efecto en la vida cotidiana del niño", afirma el director del estudio, Jonathan Green, de la Universidad de Manchester (norte de Inglaterra)."Nuestros hallazgos son muy alentadores, pues demuestran una mejora en síntomas básicos de autismo que hasta ahora se consideraban difíciles de cambiar", añadió.