APALIT, FILIPINAS (28/NOV/2016).- Cuando lo peor de un desastre natural ha pasado, toca evaluar los daños y en países como Filipinas han comenzado a confiar en los drones para que avisen desde el cielo de lo que ya no queda en la Tierra.Desde hace unos meses un equipo reducido de personas se encarga de hacer sobrevolar aeronaves no tripuladas en caso de calamidad en el país asiático, uno de los más amenazados por tifones, inundaciones y otros fenómenos agravados por el cambio climático.Zaida Manglicmot, Voltaire Ignacio y Jaime Reyes, ninguno de ellos mayor de 35 años, son tres de los elegidos por el Ministerio de Agricultura para manejarlos por su destreza y conocimientos.Apenas necesitaron dos vuelos de entrenamiento para comenzar a operar en zonas afectadas por desastres, la última vez el pasado octubre después de que los tifones “Heima” y “Sarika” causaran varios muertos y daños materiales en el Norte del país.Manglicmot explica que fueron allí al cabo de una semana para validar los primeros reportes de daños y, como ya habían sido cosechadas las tierras, se encontraron con 90% de las áreas destrozadas.Su trabajo sólo se entiende en equipo: mientras Manglicmot planifica con ayuda de un ordenador y una conexión por satélite la ruta que debe seguir el dron para no perderse, Ignacio lo echa a volar con el debido equilibrio y Reyes lo dirige a distancia tras comprobar que funciona bien.Apasionados con su trabajo“Me gustan los aviones desde que era pequeño”, dice este último, un especialista en Tecnologías de la Información que se muestra apasionado con su trabajo —“estamos introduciendo algo nuevo como los drones en la agricultura de Filipinas”—, pese a que eso signifique que ha ocurrido un desastre.Actualmente emplean dos aparatos, uno con hélices que sirve para documentar los destrozos con fotografías y vídeos de alta resolución, y otro con alas fijas capaz de evaluar el estado exacto de los cultivos y mapear la zona en cuestión.Despegándose del suelo hasta unos 200 metros, pueden volar una media hora, lo suficiente para cubrir 200 hectáreas por trayecto. Por ahora lo hacen solo sobre terrenos llanos, por temor a los vientos bruscos que escondan las montañas.Ambos drones han sido facilitados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que apoya al Gobierno filipino en su estrategia de gestión y reducción de riesgos de desastres y en su adaptación al cambio climático.