GUADALAJARA, JALISCO (03/ABR/2017).- El subdirector médico en turno nocturno del Hospital de Especialidades del IMSS Jalisco, Rubén Santoyo Ayala, dijo que factores inmunológicos y genéticos intervienen en el desarrollo de atresia de vías biliares.Agregó que la atresia de vías biliares por lo regular se presenta en etapa neonatal, "se trata de una alteración hepática crónica, progresiva e irreversible". Es una obstrucción de los conductos que transportan bilis desde el hígado hasta la vesícula.El experto señaló que la incidencia alcanza un caso por cada 18 mil recién nacidos, "en el IMSS el diagnóstico de esta patología está incluido en el llamado tamizaje neonatal que se realiza a la totalidad de niños nacidos en hospitales de la institución durante los primeros días de vida".El origen de la patología, mencionó, es multifactorial, desde elementos inmunológicos, entre los que se encuentra el haber contraído virosis o infección perinatal, hasta aspectos genéticos.Comentó que la ictericia (color amarillo en piel y ojos), las heces fecales fétidas y pálidas, crecimiento y desarrollo lento, falta de coloración en la orina (acoluria) y crecimiento del hígado (esplenomegalia) son los síntomas más característicos de la enfermedad.Santoyo Ayala resaltó la importancia del monitoreo de la coloración de las heces fecales de los recién nacidos por parte de sus padres o cuidadores, "porque si estos desechos son pálidos, indican un mal funcionamiento hepático".Afirmó que durante la atención primaria que recibe el bebé a través de su chequeo con el médico familiar, los padres reciben junto a la cartilla de salud del infante, una tarjeta colorimétrica para conocer la tonalidad en las evacuaciones y los casos en que pueden constituir un signo y síntoma de alarma.Para el diagnóstico es necesario realizar una tomografía y ecografía, así como una biopsia hepática.Añadió que es necesario realizar algunos estudios complementarios como análisis laboratorial para confirmar hiperbilirrubinemia (niveles altos de bilirrubina en sangre), prueba de función hepática y biometría hemática.Lo ideal, consideró, es realizar una cirugía antes de los 45 días de vida, procedimiento denominado como hepa-portoenterostomía, con la cual se pretende restablecer la permeabilidad de las vías biliares y frenar el daño hepático."La patología debe ser tratada en los primeros días de vida del menor, ya que es una enfermedad potencialmente mortal, debido al daño severo que ocasiona al hígado, que incluso también puede derivar en la necesidad emergente de practicar un trasplante hepático", apuntó.